En el marco de la celebración de la decimoctava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, a realizarse del 28 de octubre al 1 de noviembre del 2020, el cineasta Yudiel Landa, exhibirá el cortometraje “Lo que nos queda” como parte de la “sección michoacana” del evento fílmico, el cual aborda la inseguridad y la violencia arraigada de años en un pequeño pueblo michoacano.
“Lo que nos queda es un documental que comienza a trabajarse, aunque, inconscientemente, desde que uno nace en este lugar. Pareciera que quienes estamos en Nueva Italia, aunque suene fatídico, también estamos en una condena. Es un lugar que desde el primer momento en empezamos a tener conciencia del contexto social, nos es imposible ser ajenos a lo que pasa”, comentó a ZETA el joven realizador.
En entrevista telefónica, Landa manifestó el interés que surgió por abordar este lenguaje fílmico
“A los cinco años mi madre tuvo que explicarme lo que era un toque de queda. Para un niño es una terminología social desconocida. Algunos niños y jóvenes en México no crecen con el golpe de la violencia tan cercano, pero en Nueva Italia, desde que se es infante se empieza a explicar todo en contexto social en el que nos desarrollamos”.
“Desde esta situación comenzamos a trabajar en un documental necesario tanto para mí, como para mi pueblo, porque pude retratar diferentes puntos de vista a través del montaje y el cine pude unir todas estas voces, que muchas veces no se escuchan y que ahora están unidas bajo un mismo contexto”, abundó el realizador.
Respecto a su comienzo en el séptimo arte, Landa indicó:
“En mi familia no hay artistas, mayormente hay campesinos, y mis padres enfermeros. Se esperaba que yo me dedicara al sector de la medicina, sin embargo, debido a una tragedia familiar hubo una transformación ideológica en mi persona, y comenzó la necesidad de contar dicha historia por la que atravesé”, subrayó el realizador, quien expresó al semanario que, a raíz del fallecimiento de su hermana mayor, a causa de cáncer de médula, este se involucró más en el lenguaje cinematográfico.
“Comencé a conocer el cine, a hablar sobre las emociones que me envolvían, y con toda la intención de contar las cosas personales que me habían sucedido. Durante mi evolución como cineasta empecé a dirigir mi mirada hacia otros horizontes y que me han ayudado a forjarme en esta búsqueda de redención”, añadió el michoacano, quien se encuentra trabajando en su primera ópera prima “Del tamaño de una Naranja”, en homenaje a su hermana.
Sobre su participación en la 18⁰ edición del FICM, señaló.
“El cine que se exhibe en el festival es un cine mexicano muy especial, y era un lugar al que aspiraba pertenecer. Comencé a cuestionarme si mi trabajo era lo suficientemente bueno para estar ahí. Por otro lado, me ha dado mucho entusiasmo e hincapié en continuar en el mundo del cine, creo que me ha dado un impulso personal y sobre todo hay una presión alta por seguir mejorando, ser mucho mejor en cada trabajo y evolucionar en mi lenguaje cinematográfico”, añadió Landa.
Por último, el cinéfilo dio su percepción sobre el futuro de la industria cinematográfica mexicana, y sobre lo difícil que es hacer cine en la actualidad.
“Se han quitado varios fideicomisos como Fidecine, sin embargo, aunque puede llegar a ser alarmante, diría que no es un impedimento total hacer cine, creo que hay un hambre muy ferviente por contar historias en México. Como cineastas queremos dar el paso de calidad, el cine implica mucho dinero, paciencia y dedicación, pero herramientas hay muchísimas y si se hace con honestidad, sinceridad y pasión tarde que temprano dará sus frutos”, concluyó Yudiel Landa, quien ya prepara su próxima secuela, “Lo que la luz no ilumina”, cortometraje documental enfocado a la prostitución en Nueva Italia.