La creación de un día para las niñas en el calendario de conmemoraciones internacionales fue promovida desde 2009 por una organización de sociedad civil con representación en varios países, denominada Plan Internacional, que a través de su campaña internacional “Por ser niña”, enfocada en acabar con la doble discriminación que sufren millones de niñas en todo el mundo por género y por su edad, posicionó la necesidad de visibilizar a las niñas y adolescentes.
El día fue propuesto como resolución por Canadá en la Asamblea General de Naciones Unidas por la ministra Rona Ambrose, apoyada por una delegación de mujeres y niñas que defendieron la iniciativa en la 55.ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Y fue en el 2012 que se conmemoró por primera vez el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña con el lema “Poner fin al matrimonio en la infancia”, pero en este año el lema es “Mi voz, nuestro futuro en común”.
Conocer algunos datos difíciles de asimilar contribuye a comprender la importancia de evidenciar la discriminación intergeneracional y de género que vive ese gran sector de la población mundial. Hay 1,1 mil millones de niñas en el planeta que de alguna manera retan las establecidas e injustas relaciones de poder.
En todo el mundo las niñas enfrentan barreras que obstaculizan su educación, formación e ingreso en el mercado laboral en su edad adulta, y además tienen menos acceso que sus pares a las tecnologías de la información y las comunicaciones y al Internet; ámbito en el que la disparidad entre los géneros está creciendo contra lo que podríamos pensar.
Tan solo este año, 12 millones de niñas menores de 18 años contraerán matrimonio y 21 millones de niñas de entre 15 y 19 años quedarán embarazadas en las regiones en vías de desarrollo.
En otros datos de la ONU se señala que la mayor parte de ellas están en desventaja y sufren discriminación de género. Como ejemplos, solo dos tercios de los países en desarrollo han logrado la equidad de género en la educación primaria; otras son obligadas a casarse muy jóvenes o con alguien que no es de su elección, o se ven discriminadas en decisiones familiares en favor de un hijo.
En otros datos también reveladores, 70 millones de niñas fueron víctimas de violencia física antes de los 15 años, 64 millones de niñas en todo el mundo están casadas, 11% de las niñas contraen matrimonio antes de cumplir 15 años; afortunadamente en México ya se prohibió el matrimonio infantil, aunque vergonzosamente Baja California fue el penúltimo Estado en legislar al respecto.
84 millones de adolescentes de 15 a 19 años han sufrido algún tipo de violencia por parte de sus parejas, 92 millones de niñas de 10 años o más han sido objeto de mutilación genital en África y más de 30 millones de niñas corren el riesgo de sufrirla en los próximos 10 años.
126 millones de niñas y adolescentes piensan que a veces se justifica que un hombre golpee a su esposa, 120 millos de niñas han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas y otras agresiones.
Por ese cruel escenario es importante trabajar por las niñas con estrategias para erradicar la violencia a la que se enfrentan día con día; adoptar medidas legislativas, sociales y educativas y atender las Resoluciones de organismos internacionales son acciones importantes, pero también es importante examinar patrones globales de violencia, así como regionales. Y a nivel local, por supuesto, instalar y operar los Sistemas de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en todos los Estados de la República y en todos los Municipios, otro de los pendientes que tiene Baja California, pues no se concreta la instalación de los seis espacios de gobernanza y protección que corresponden a la entidad, aunque los Ayuntamientos de Tijuana y Mexicali hicieron lo propio.
Por las niñas y las adolescentes debemos trabajar en hacer que las sociedades brinden igualdad de derechos y de oportunidades para su desarrollo, sin embargo, esos compromisos que tenemos para con ellas no son limitativos de las instituciones; en cada hogar y en cada familia se debe construir una cultura de derechos y de respeto a la dignidad de todas las personas, una cultura de igualdad y empoderar a las niñas para que reconozcan su valor.
Melba Adriana Olvera fue presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California. Correo: melbaadriana@hotmail.com