“Sólo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente”.
La inspiradora frase de la Cuarta Transformación y de AMLO, son importantes: “No robar, no mentir, no traicionar”. Pero la verdad, explica Santo Tomás de Aquino, es la adecuación de las palabras con los hechos.
En el caso de los migrantes, desde al menos 1996, cuando envían sus remesas o ayuda económica a sus familias a México, hay casos en que las tiendas Elektra no tienen efectivo para cubrir los envíos, y les proponen a los beneficiarios adquirir algún producto de las tiendas equivalente a lo enviado, como una plancha, una licuadora.
Los migrantes mexicanos en Estados Unidos son tan nobles y trabajadores que las remesas de estados como Durango, Zacatecas o Michoacán, superan el presupuesto de esas entidades en más de 150 %. Envían más dinero anualmente los migrantes que lo que maneja un estado. Siempre habrá que reconocer al ex presidente Vicente Fox Quesada, el haber otorgado a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la Cartilla de Identidad para trabajadores legales o ilegales, a fin de que el Fondo Monetario Internacional o los banqueros, graven las remesas que alivian la situación de millones de mexicanos.
Desde la mirada del Evangelio, robar, mentir y traicionar a los migrantes, es hacerlo en la persona de Cristo; “todo lo que hicisteis a uno de estos pequeños de mis hijos, a mí me lo hicisteis… porque fui forastero y me recibisteis, tuve hambre y me disteis de comer, desnudo y me vestisteis”.
De memoria repetía esas frases de Cristo del Evangelio de San Mateo, la Madre Teresa de Calcuta.
Parece que empresarios como Ricardo Salinas Pliego, y políticos como el canciller Marcelo Ebrard, repiten al revés: a robar, a mentir, a traicionar. Y ahí lo tiene el Presidente López Obrador, toda vez que en su cara, escondió el Rolex de 20 mil dólares en la manga de su chamarra de piel; y AMLO no lo vio, lo engañó o disimuló no ver. Porque las cámaras del Reforma sí lo captaron.
En 2014, el Papa Francisco tras su visita pastoral a Ciudad Juárez, Chihuahua, con un auditorio binacional (El Paso-Juárez), al ir en las alturas rumbo al Vaticano, declaró en plena campaña de Donald Trump, que una persona como Trump, que desprecia a los migrantes, no es una persona verdaderamente cristiana.
Sea Trump o cualquier presidente o político de cualquier país, que roba, miente, y traiciona a los migrantes, irá directo al infierno, es decir, eternamente estará enemistado con Dios; un Dios que fue migrante, como la familia de Nazareth.
¿De qué se trata, pues, la cacareada Cuarta Transformación? ¿Es pura demagogia eso de los pobres? Al Presidente López Obrador le restan cuatro años de mandato, y él como autoridad debe poner orden, en especial en el dinero que se destinará a los necesitados. Cosa también extraña que México le resuelva sus problemas de pobreza a naciones latinoamericanas como Honduras, cuando en México abundan las necesidades en los pobres.
No hace muchos años, el FMI dispensó o canceló la millonaria deuda en dólares de Honduras, gracias entre otros, a la intervención del Cardenal de Tegucigalpa, Óscar Andrés Rodríguez Madariaga. La deuda volvió a crecer por el saqueo que de ella hicieron los expresidentes y políticos de aquel país.
Parece que robar, mentir y traicionar, no es exclusivo de empresarios y políticos mexicanos que lastiman y afectan la economía nacional, no sólo con los recursos gubernamentales, sino con las sagradas remesas que con sacrificio envían los ejemplares migrantes latinos y mexicanos.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
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