Aunque tienen poco en común, a lo mejor solo el hecho de ser mujeres, pero las alcaldesas de Morena en Mexicali y Tecate, se rebelaron ante el mismo elemento.
Primero la cachanilla Marina del Pilar Ávila Olmeda al prescindir de los servicios de María Elena Andrade en la Dirección de Seguridad Pública y nombrar a Alejandro Lora en sucesión. Posteriormente, la tecatense Zulema Adams despidió al Mayor en el retiro Orlando Hernández Porras, y en su lugar ubicó al policía de carrera Antonio Ortega Félix.
La coincidencia entre ambas es que ninguna consultó -realmente no tendrían por qué hacerlo- al fiscal general del Estado, Guillermo Ruiz Hernández, para que “palomeara” a los nuevos mandos policíacos en los municipios referidos.
Dicen quienes están cerca de Marina del Pilar que sí consultó al gobernador Jaime Bonilla Valdez, y que este le dijo que él no tenía problema alguno si en el Ejército no veían obstáculos o antecedentes en Alejandro Lora.
Y pues no los hubo. En la Comandancia de la II Zona Militar, “aprobaron” el nombramiento de Lora como director de Seguridad Pública dela Capital del Estado. Lo cual tampoco es responsabilidad de los militares ni obligación de la alcaldesa consultarles, pero en una era de coordinación policíaca y el incremento en la inseguridad, no estuvo de más.
Hasta ahí llegaron las cortesías políticas de Ávila, quien sí tiene obligación de nombrar a alguien para tal posición y someterlo a votación del Cabildo, cuerpo edilicio que efectivamente, estuvo de acuerdo con la designación de Lora.
En Tecate, por razones obvias, Zulema Adams no consultó el nombramiento que por Ley está facultada a hacer con el gobernador del Estado, quien se ha dedicado a denostarla, criticarla, estigmatizarla y golpearla políticamente cada que tiene oportunidad -y eso es muy frecuente-, luego que se negara a recibir instrucciones de Amador Rodríguez Lozano para aprobar una iniciativa de Ley que ni siquiera han presentado. Eso le trajo amenazas, hecho que denunció ante la Fiscalía General de la República y presentó ante la Secretaría de Gobernación, la dirigencia nacional de Morena y a la oficina de la Presidencia de la República.
En esas condiciones, Adams tampoco solicitó la anuencia del fiscal general del Estado para nombrar a Ortega Félix no solo porque es su facultad exclusivamente, sino porque en el pleito que Bonilla ha emprendido de manera unilateral contra la alcaldesa, el fiscal tomó partido por el mandatario estatal, su compadre.
Entonces resulta que ambas mujeres son el objeto del encono de “Titi” Ruiz, quien personalmente llamó a Marina del Pilar para reclamarle no haberle considerado, y lo mismo hizo con Zulema Adams. La primera, refieren, le respondió al teléfono y le informó que tanto el gobernador como el Ejército no habían tenido objeciones a su propuesta, y con ello no consideró necesario informarle a él en exclusiva. De la tecatense aseguran que el fiscal la estuvo buscando, pero ella no tuvo tiempo de recibirlo en su agenda de trabajo en el Pueblo Mágico.
Tal “afrenta” al fiscal Ruiz, que realmente no es ninguna ofensa porque él representa a un organismo autónomo y las alcaldesas tienen facultades en sus ayuntamientos, ha tenido sus consecuencias.
Al municipio de Tecate, por ejemplo, no han llegado los agentes comisionados de la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación (GESI) que prometió el fiscal para apoyar en el combate a la inseguridad en el Pueblo Mágico, que dicho sea, va en aumento ante la inacción de la Fiscalía General de la República que persigue los delitos de narcotráfico, contra la salud y otros en los que participan las huestes de los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa que delinquen en aquel municipio y la falta de coordinación con el fiscal, sin dejar de lado por supuesto, el abandono del Gobierno del Estado en la tierra de la alcaldesa.
Después de la llamada de reclamo del fiscal para Marina del Pilar por no haberlo “consultado”, vino la molestia y la “aprehensión” por parte de la GESI de los hermanos del director de Seguridad, Alejandro Lora. Lo curioso es que se dio cuando les indicaron parar la marcha del vehículo en que se conducían por una “falta administrativa”, cuando ello no es facultad de la corporación estatal, sino de la municipal. Aparte, al revisarlo, encontraron droga “escondida”, pero no un cargamento ni la suficiente para merecer ser encarcelados, sino dosis “de uso personal”.
Lo peor, ante la poca evidencia y la no comisión de un delito, de la “detención” de los hermanos Lora, la Fiscalía General del Estado no hizo boletín alguno, ni presentación -de hecho nada-, solo detenerlos, presentarlos y posteriormente liberarlos. Peeeeeeero, el caso les sirvió para sacar provecho político, porque lo ventilaron por todas partes, no de manera oficial, pero sí el parte policíaco y las fotografías de los hermanos Lora que estuvieron enviando -vía WhatsApp– políticos y funcionarios estatales afines al gobernador, y por tanto, al fiscal compadre.
Ahora sí que cada una en su proporción, pero las alcaldesas de Mexicali y Tecate terminaron castigadas por Guillermo Ruiz Hernández, quien insiste en ser consultado en los temas de seguridad, especialmente para colocar a afines a su persona o militares en el retiro en puestos municipales. Muy autónomo, pero poco respeta los órdenes de gobierno.