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martes, octubre 1, 2024
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Discurso en Harvard, Solzhenitsyn

¿Qué le ocurre a un hombre después de caer en manos de la FSB? ¿Es cierto que no va a parar a las checas de 1937 ni a las checas de Solzhenitsyn y El Gulag, sino a una moderna checa, financiada con nuestros impuestos? Nadie tiene pruebas tangibles, pero todo el mundo está asustado, como solía estarlo en el pasado”.

-Anna Politkóvskaya, La Rusia de Putin

 

El discurso original de Alexander Solzhenitsyn con motivo del Premio Nobel de Literatura 1970, está dirigido (listo en YouTube) a los estudiantes de la Universidad de Harvard. Paradójicamente, el autor de Archipiélago Gulag no recomienda a los rusos asumir el estilo de vida lúdico y hedonista de los norteamericanos. Quien magistralmente describe los horrores del comunismo soviético -presente hoy con Putin-, Solzhenitsyn, vivió preso muchos años en las cárceles soviéticas en especial en Siberia. No comparte el estilo de vida placentera occidental; en eso dirá que el sufrimiento del pueblo soviético ha preparado a las generaciones por más de 70 años, sino más (1910), a vivir la vida con coraje, asumir el sufrimiento como parte de la vida. Los norteamericanos u occidentales, dirá el Nobel Ruso 1970, van rezagados en la pedagogía del dolor y sufrimiento. El mundo occidental y oriental han perdido el sentido de la vida, el coraje de vivir, el esfuerzo por hacer las cosas.

Basta releer al médico psiquiatra español Enrique Rojas en una de sus obras, El Hombre Light, para reconocer la certeza del mensaje de Solzhenitsyn. Hoy -dirá el Dr. Rojas- todo es light: refrescos, tabaco, comida… hasta llegar a un hombre que no es hombre, o una mujer que no es mujer: hemos renunciado al sacrificio, al dolor, a la abnegación; nuestra axiología está centrada en lo fácil, lo económico, lo que no cuesta no solo dinero, sino que nos cuesta esfuerzo. Quizá por eso habrá tantas enfermedades del alma y del cuerpo; una especie de patología de la vida fácil. Para eso hay licuadoras, para no esforzar el organismo a que procese frutas y verduras.

Solzhenitsyn aclara que no, definitivamente no recomendaría el estilo de vida occidental-americano a sus paisanos rusos, y no es por masoquismo; más cuando el revelador de los laberintos de tortura del perverso sistema soviético esté de acuerdo con el dolor por el dolor.

Aunque es un literato, gracias a sus relatos objetivos y subjetivos fue que el mundo occidental se dio cuenta de la perversidad del sistema comunista soviético que por años fue promovido, alabado y sostenido para forzar a media humanidad a asumir el ateísmo materialista. Uno pensaría, a falta de información y lectura del tema- que ya pasó la URSS y todo su pretendido imperialismo; Ana Politkóvskaya nos dejó La Rusia de Putin, entre muchas obras y testimonios que describen el actual horror ruso: el propio asesinato de la autora, considerada la “conciencia moral de Rusia”; los crímenes de periodistas ucranianos, chechenos; la reciente ejecución de líderes sociales y políticos en la geografía rusa actual, en la que aparecen los crímenes como atentados, accidentes; incluso más allá de Rusia, en la propia Inglaterra con los ex miembros de la NKVD o KGB.

Lo que pareciera un tema de novelas o ficción, vuelve a ser recurrente en la escena norteamericana electoral 2020; hay hackers interesados -como duendes- en interferir en la campaña del demócrata Biden. Hace unos meses, el FBI dio a conocer que efectivamente la muerte del presidente J.F. Kennedy fue organizada por Alfa 66, un grupo de disidentes cubanos abandonados en las manos de don Fidel Castro, y a quienes con precisión se les ubicó en Dallas, Texas, lugar del crimen de Kennedy. Quien los habría traicionado en Bahía de Cochinos, y estos se pondrían a las órdenes de Castro. Esa parece la verdad.

En una prosa incomparable, y aunque parezca ensueño; don Abelardo L. Rodríguez que fue Gobernador del Distrito Norte de Baja California, dejó para la posteridad una de sus obras: Notas de mi Viaje a Rusia, donde describe muchas miserias -actuales incluso- del sufrido pueblo ruso, como el que un médico tenga un salario de $20 dólares mensuales, oficialmente.

Solzhenitsyn no ve en esto la verdadera miseria de la persona humana, sino en la falta de libertades. En Venezuela el salario mensual anda por los tres dólares, según el corresponsal de Notimex, abandonado a su suerte en este sexenio gracias al despotismo de san Juana Martínez, la directora de la agencia.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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