Durante tres días consecutivos, Kenosha, Wisconsin, ha sido epicentro de las protestas que se han desatado tras el tiroteo en el que estuvo involucrado la Policía y civiles, durante el cual el afroamericano Jacob Blake resultó gravemente herido por siete disparos que recibió en su espalda.
Durante las protestas dos personas fueron asesinadas a tiros el martes 25 de agosto por la noche en Kenosha -ciudad en que fue impuesto un toque de queda-, mientras que “una tercera víctima de bala fue trasladada a un hospital con heridas graves pero que no ponen en peligro la vida”, según lo informó el Departamento de Policía en un tuit, que también dijo que un adolescente fue detenido, acusado de homicidio.
Durante la tercera jornada consecutiva de protestas, la Policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que se habían reunido frente al tribunal de Kenosha, donde algunos sacudieron una valla protectora y arrojaron botellas de agua y fuegos artificiales a los oficiales.
Luego, la policía utilizó vehículos blindados y oficiales con escudos hicieron retroceder a la multitud, cuando los manifestantes ignoraron las advertencias de abandonar un parque cercano.
Mientras tanto, Jacob Blake permanece ingresado en el Hospital Froedtert de Milwaukee en estado grave, tras haber recibido varios disparos de la policía cuando abría la puerta de un vehículo SUV, donde estaban sus tres hijos menores de edad, en un suceso que fue grabado en vídeo y ha causado conmoción en todo el país.
El hombre de 29 años de edad fue operado el martes, dijo el abogado Ben Crump, quien agregó que las balas cortaron la médula espinal de Blake y le destrozaron las vértebras. “Va a ser necesario un milagro para que Jacob Blake Jr. vuelva a caminar”, indicó el litigante.
El equipo legal planea presentar una demanda civil contra el Departamento de Policía de Kenosha por el tiroteo, institución que ha dicho poco sobre lo sucedido, aparte de que estaban respondiendo a una disputa doméstica, además de que los oficiales involucrados no han sido nombrados.
Raysean White, de 22 años de edad, quien aseguró que filmó el video del tiroteo con la cámara de su teléfono móvil, dijo que vio a Blake pelearse con tres oficiales, a quienes escuchó gritar: “¡Suelta el cuchillo! ¡Suelta el cuchillo!”, antes de que comenzaran los disparos. Sin embargo, aseguró que no vio un arma en las manos de la víctima.
En las imágenes grabadas en video, Blake camina desde la acera alrededor de la parte delantera de la camioneta SUV, hasta la puerta del lado del conductor, mientras los oficiales lo siguen con sus armas en la mano y le gritan. Cuando Blake abre la puerta y se inclina hacia la camioneta, un oficial agarra su camisa por detrás y dispara. Se pueden escuchar siete disparos, aunque no está claro cuántos golpearon a Blake o cuántos oficiales dispararon.
Por su parte, el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, pidió calma el pasado martes 25 de agosto, al tiempo que declaró el estado de emergencia, por lo cual duplicó el despliegue de la Guardia Nacional en Kenosha. La noche anterior, las multitudes destruyeron docenas de edificios y provocaron más de 30 incendios en el centro de la ciudad.
“No podemos permitir que continúe el ciclo de racismo e injusticia sistémicos”, dijo Evers, quien enfrenta una creciente presión de los republicanos por su manejo de los disturbios. “Tampoco podemos seguir por este camino de daño y destrucción”, agregó el gobernador.
Los disturbios se han extendido a otras ciudades, entre ellas Los Ángeles, California; Madison, la capital de Wisconsin; y en Minneapolis, Minesota, epicentro del movimiento Black Lives Matter este verano por la muerte de George Floyd, quien fue asfixiado por un policía blanco el pasado 25 de mayo.