México está a nada de confirmarse como el tercer lugar mundial de los países con más muertos por COVID-19. El jueves 30 de julio sumó 46 mil decesos, contra los 45 mil 999 que para ese mismo día, ya reunía Inglaterra, nación que había ostentado durante semanas el tercer sitio entre los países con más fallecimientos por el nuevo coronavirus, antecedido por Brasil con 91 mil 263 muertes y el primerísimo lugar de Estados Unidos con 154 mil decesos por COVID.
De menos a más, México fue escalando en el índice de fatalidad mundial, sobrepasando poco a poco a países que meses atrás tuvieron escenarios catastróficos por encima de los que se registraron en la República Mexicana, como España o Italia.
La desorganizada estrategia del Gobierno de México, que a través del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, un día no recomienda el cubre bocas y otro sí, y hace llamados a no salir de los hogares, a mantener la sana distancia, pero autoriza las giras del Presidente Andrés Manuel López Obrador, al tiempo que desestima las cifras de contagios de los estados y mantiene la postura de no practicar pruebas de forma masiva y no solo a quienes presenten síntomas. Ha llevado a México, pues, no solo a no domar la curva, sino a seguir al alza tanto en contagios como en número de muertos.
Y mientras otros países mantuvieron la rígida cuarentena por cuatro y hasta cinco meses, México salió rápido de la misma, tres meses después de haberla instaurado, inventaron un sistema de semaforización para ir dando luz verde a los estados a retomar sus actividades económicas no esenciales.
Aquí en Baja California ya se han reabierto casinos, plazas comerciales, restaurantes, gimnasios y recientemente cines, luego que parques y unidades deportivas fueron abiertas de nuevo al público. Sin embargo, los números no son halagadores. Tampoco se ha domado la pandemia.
Pero aun en este adverso escenario fatal con la COVID-19, hay políticos que piensan en la elección de 2021 y otros que tienen los ojos puestos en la celebración del Día de la Independencia, el famoso “Grito”.
Uno de ellos, el que pone el ejemplo, es precisamente el Presidente López Obrador, mandatario que no soportó semanas de encierro antes de solicitar permiso para arrancar gira por todo el País (por cierto, ¿por qué no habrá visitado Baja California? Es pregunta válida) y primero salió con aquello de que defenderá la democracia en las elecciones, que estará atento a que no se cometan fraudes, cuando en la nación que dirige no tiene que distraerse de sus actividades como Ejecutivo nacional, porque para eso, para hacer prevalecer la democracia, ya existe una institución que además es autónoma y ciudadanizada: el Instituto Nacional Electoral.
Pero vaya, por ahora el plan del Presidente está centrado, por lo menos en su mensaje matutino durante los dos últimos días (precisamente aquellos en los que el país rebasó 45 mil muertos por COVID-19 y de hecho llegó a 46 mil), en celebrar el Grito de Independencia y realizar el desfile militar al día siguiente.
Ahora sí que el festejo antes que todo, antes que la crisis de salud por la que atraviesa el país, antes que la crisis económica que augura ya un una caída anual del 18% para México. Antes que eso, está subir al Palco Presidencial de Palacio Nacional y dar el Grito de Independencia. ¿Ante un Zócalo vacío? No. El Presidente ha dicho que le caben unas 500 personas con sana distancia, y además está proponiendo a los organizadores, o sea, a su gobierno, que esas 500 personas porten una antorcha a fuego encendida, lo que vendrá a ser un montaje, no un acto espontáneo de celebración al cual en los tiempos pre pandemia acudían miles de personas. Ahora de alguna manera seleccionarán a los 500 que acompañarán al Ejecutivo federal, a su familia y su gabinete para atestiguar el Grito.
Al día siguiente, otro montaje con sana distancia, un desfile militar con menor cantidad de participantes que los desfiles pre COVID, solo para disfrute de López Obrador y sus cercanos, porque está claro que con las recomendaciones de sana distancia y de aislamiento, y con una Ciudad de México en semáforo naranja, si persiste el número al alza de casos positivos, la sociedad común y corriente no podrá salir ni a dar el Grito, ni a ver el desfile.
El Presidente nos está resultando más fiestero que solemne. Universidades de Estados Unidos estiman que para esas fechas del año, los muertos por COVID-19 en México rebasarán los 70 mil casos, ante lo cual no habrá nada qué festejar, ni ánimos para estar de fiesta, pero tal parece que eso es lo que menos preocupa a AMLO contra su idea y objetivo de dar el Grito de Independencia una vez más.
Claro que él técnicamente no saldrá de casa, al menos de la que se adjudicó como casa, el Palacio Nacional en el que reside junto a su familia tras desdeñar la Residencia Oficial de Los Pinos, y la casa propia en la que dijo que viviría. El Presidente saldrá de su apartamento al balcón, a dar el Grito, a vivir de nueva cuenta la ceremonia con militares e invitados especiales, sin importar que tras el Zócalo, en todos los rincones de México, mexicanos mueren contagiados de coronavirus.
A riesgo que se moleste la esposa del Presidente (ya le respondió en una ocasión a Alejandro Hope, “Cuando usted se postule, y triunfe, lo puede hacer desde su oficina”, cuando el analista sugirió que ante el mensaje con público del Presidente “¿Por qué no hacerlo desde su despacho?”), en solidaridad con las víctimas, en respeto a la sugerencia de aislamiento y sana distancia, quizá sí estaría bien que lo hiciera desde su despacho y en vivo por sus benditas redes sociales y sus intocados medios electrónicos. ¿O no?
Solo falta que salga con que los ganadores de la rifa del no avión presidencial, que insiste la realizará en esos días, sean también los ganadores de cada uno de los 500 espacios que con sana distancia, instalarán en el Zócalo para que el Presidente, con todo y antorchas, pueda dar su Grito de Independencia. Porque claro, primero la celebración que la pandemia.
PD.- ¿Acaso el Presidente tendrá información privilegiada respecto a que en septiembre ya estaremos todos en semáforo Verde?