La perseverancia del activista Enrique Peña Santacruz, quien rescató en dos ocasiones a una joven enferma que deambulaba indefensa y desnuda por la ciudad, permitió localizar a la familia Miranda, que la reclama como su hija desparecida hace 13 años en Tamaulipas. El apoyo de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Baja California y de la Unidad de Violencia Domestica, evitó que las autoridades ministeriales la echaran de nuevo a la calle. Eversainn Miranda Martínez, quien se presentó como su padre, espera los resultados de las pruebas de ADN
“Leslie” tiene aproximadamente 20 años de edad y se había convertido en otro personaje conocido y abandonado en las calles de Tijuana. Una de varias mujeres que padecen de sus facultades mentales y que de tanto en tanto, deambulan desnudas por las calles de las colonias.
Por su falta de higiene y su condición de salud, es usual que los ciudadanos finjan no verlas y que las policías las ignoren. Como no tienen familia que pague por su atención, ninguna autoridad está dispuesta a resguardarlas, porque no hay programas ni presupuestos para atenderles. Incluso en el Hospital Psiquiátrico, el cuidado es temporal, así que tarde o temprano, estas personas enfermas e indefensas son devueltas a las calles.
Pero la madrugada de aquel martes 26 de mayo de 2020, “Leslie” tuvo suerte. Aproximadamente a las cinco de la mañana fue descubierta en el patio de la casa de Enrique Peña Santacruz. Residente de la delegación Playas de Tijuana, el hombre relató que vio a la joven a la intemperie y desnuda. Desde el primer contacto se dio cuenta que presentaba un trastorno psicológico, por lo que decidió brindarle ayuda con el apoyo de otros vecinos.
Mientras le daban de comer y la vestían, Peña Santacruz marcó al 911, pero ninguna patrulla de la Policía Municipal acudió al llamado de auxilio, porque ya sabían de la joven que vagaba desnuda por la zona y no querían involucrarse.
Insistieron, pero debieron esperar cuatro horas para ser atendidos. “Ella dijo que se llamaba Leslie en ese entonces, Leslie no coopera, en cuanto intentamos hacerla entrar a la patrulla se puso agresiva”, describió.
Ante el miedo y renuencia de la joven frente a los oficiales de seguridad, llegó una Unidad de Protección Civil, “ahí sí la pudimos subir, y se la llevaron a DIF Municipal”. Posteriormente la remitieron a la Estancia Municipal de Infractores (EMI), luego a DIF Estatal, donde no la recibieron por ser mayor de edad, así que fue trasladada a la delegación “Margarito Saldaña” de la Policía Municipal. Allí se decidió enviar a la joven al centro de rehabilitación para mujeres Cescad en la colonia Las Torres.
Pero el 27 de mayo, cuando Peña Santacruz acudió a DIF Estatal para dar seguimiento a la situación dela joven a la que había rescatado, el personal le aseguró que había sido entregada a su madre.
Dos semanas después, cuando apareció el presunto padre de la joven, Peña se dio cuenta que le habían mentido, y ante la indolencia, torpeza e incapacidad de las autoridades, en un lapso de dos meses el activista debió rescatar, por segunda vez, a la joven de las calles.
LOS MIRANDA RECLAMAN A “LESLIE” COMO SU HIJA CONCHITA
Conchita Miranda Quiroz era una niña muy alegre y querida por la comunidad del Campo Pesquero Número Dos en Playa Bagdad de Matamoros, Tamaulipas, donde la mayoría de las personas se dedican a la pesca.
El 26 de febrero de 2007, la pequeña de entonces 7 años estaba estrenando mochila y útiles escolares. Salió de su casa hacia su primer día de escuela. Durante 13 años, su familia no la volvió a ver, hasta el viernes 7 de agosto de 2020, cuando su padre, Eversainn Miranda Martínez, llegó a Tijuana con la finalidad de verificar si su hija es la joven rescatada por la perseverancia del activista tijuanense Enrique Peña Santacruz.
Pero los Miranda recibieron noticias de la joven dos meses antes. El 7 de junio, cuando Eversainn cumplía 41 años, uno de sus hermanos le llamó para decirle que en la página Facebook.com/ElBuscaPersonas apareció la información de una muchacha localizada en Tijuana quien se parecía a su sobrina.
Al ver las fotos, decidió comunicarse con el administrador del sitio, quien dijo que la fotografía e información habían sido tomadas de la página de Facebook del usuario Enrique Guzmman Jr
Fue así como Miranda Martínez se puso en contacto con Peña Santacruz y le dijo que Leslie podría ser su hija Conchita. Entonces el activista se comunicó de nuevo con la jueza de DIF Estatal para pedirle la ubicación de la mujer, pero las autoridades no le dieron respuesta.
“Voy a DIF a solicitar información con esta jueza, sus papás quieren venir, solamente necesito que me digas dónde vive, necesito checar si tiene una cicatriz en la cabeza y en el cuello, y la jueza solo me estaba dando unas largas”, afirmó.
Después, supo que la periodista tamaulipeca Samara del Toro contactó al comisionado de Búsqueda en Tamaulipas, Jorge Macías Espinosa, quien a su vez se comunicó con Juan Manuel León Martínez, comisionado estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Baja California.
LA REGRESARON A LA CALLE
Fue hasta que las comisiones de Búsqueda intentaron conocer el paradero de la joven, que se tuvo conocimiento de que no se la habían entregado a nadie: que del alberge la habían regresado a la calle después de recibirla.
Enrique Peña Santacruz, decidió realizar a través de redes sociales el operativo que llamó “Una Luz de Esperanza”, para localizar a Leslie, las primeras respuestas llegaron a través de Facebook.
Le informaron que una mujer con las mismas características de la joven desparecida, andaba deambulando por la colonia Urbi Villa del Prado Segunda Sección en Tijuana.
“Una señorita que vio mi publicación, dijo ‘yo he visto una muchacha parecida’ y me mandó la foto. La observo y digo, ella es. La muchacha me dijo ‘es en Urbi 2’, por esos días se pone el sobre ruedas ahí, y fui el viernes”, detalló el activista que reside en Playas de Tijuana, fraccionamiento ubicado al otro extremo de la ciudad.
El miércoles 5 de agosto, a bordo de su motocicleta, Peña Santacruz se dirigió a las Villas, ubicadas en la Zona Este del municipio, y en su primer día de búsqueda localizó a Leslie. La encontró cerca de la Prolongación Ruiseñor en la delegación Los Pinos, lugar en el que pasada la una de la tarde se registró un tiroteo, en el cual policías municipales abatieron a tres presuntos delincuentes.
Una mujer lo ayudó, y subió a Leslie a su vehículo para trasladarla a la Agencia Receptora en la Central Caminera, mientras que Enrique las seguía. Estaba cerca de las oficinas de la Fiscalía General del Estado cuando la joven trató de huir, pero finalmente accedió subirse a la motocicleta con el rescatista.
Cuando Peña vio llegar a la agencia a Juan Manuel León Martínez, comisionado estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Baja California, y dos policías municipales de la Unidad de Violencia Domestica, dijo sentirse aliviado, pero el sentimiento le duró poco, porque de nuevo no quisieron recibir a Leslie, al no haber carpeta de investigación de colaboración con Tamaulipas.
“Nadie la quería, todo mundo se aventaba la bolita, hasta decían que traía COVID. La querían dejar ahí en las puertas de la fiscalía”, recordó Enrique. La única razón por la que no lo hicieron, fue porque ni el comisionado, ni los policías, ni él, se retiraron de la oficina.
NO LA PODEMOS ABANDONAR OTRA VEZ
Los elementos de la Unidad de Violencia Domestica continuaron hablando con el juez calificador y finalmente fueron autorizados para llevar a la joven de regreso al centro de rehabilitación Cescad.
“Les dije ahí a los de la Municipal, miren brothers, como ustedes ya tuvieron conocimiento, y yo ya tuve conocimiento, ni ustedes ni yo podemos dejarla otra vez en la calle. Llega a aparecer privada de la vida o abusada sexualmente, y la bronca va a ser para todos. Y no se me hace sano que nadie la quiere aceptar”, recordó León Martínez.
La noche del 5 de agosto le informaron a Eversainn Miranda Martínez que debía trasladarse a Tijuana para verificar que la joven rescatada fuera su hija Conchita, y con el poco dinero del que pudo disponer, llegó a la ciudad la noche del viernes 7.
El pescador fue trasladado del Aeropuerto “Abelardo L. Rodríguez” al Cescad, donde se fundió en un abrazo con la joven con solo verla.
“Estaba muy nervioso cuando entré, pero en cuanto me abrazó, sentí muy bonito, para mí, sí es mi hija, nada mas hay que esperar qué nos dicen las autoridades”, contó Miranda.
El domingo 9 de agosto, el día de visita en Cescad, Eversainn finalmente estuvo durante varias horas junto con la joven, quien tiene dificultades para entablar una conversación por la condición de insalubridad mental en que se encuentra. Sin embargo, reacciona favorablemente con Miranda.
“Cuando mi hija estaba chiquita sí hablaba, es más, siempre regañaba a todos si la casa estaba cochina, siempre quería que estuviera limpio, también me acuerdo que siempre saludaba a todo mundo, les decía tíos a todos”, rememoró.
Aunque ya no vive con la madre de su hija, Xóchitl Quiroz Santos, ella también quiere recuperar a Concepción, pero no pudo reunir dinero para viajar a Tijuana desde Tabasco, donde radica. Él le llama todos los días para informarle del estado de salud de la joven y de los trámites para recuperarla.
LAS PRUEBAS DE ADN
El 10 de agosto, Eversainn Miranda Martínez y Enrique Peña Santacruz acudieron en la Unidad Estatal Investigadora de Búsqueda de Personas No Localizadas en la colonia Centro Urbano 70- 76. En ese lugar le sacaron sangre para poder realizar los exámenes de ADN y corroborar si es padre o no de la joven rescatada. Los resultados tomarán entre tres y cuatro meses.
“Llegando a mi cuarto (de hotel) volví a llorar como lo hice el día que desapareció mi hija, otra vez me deprimí. No entiendo cómo esas personas no pueden comprender lo que es pasar 13 años esperando ver a tu hija…y te dicen así nomás ‘espere unos meses’”.
Al solicitar ZETA información, la Fiscalía General del Estado indicó que el mismo lunes se obtuvo la muestra de la joven y “podría haber un resultado antes de que finalice la semana”.
Eversainn y Enrique compartieron en redes sociales su contrariedad ante la tardanza de los resultados en las pruebas de ADN, ante lo que la empresa de laboratorios Certus se ofreció a realizarles un examen para saber si son padre e hija. Los resultados estarían listos en cuatro días hábiles.
Un donante -desconocido hasta el momento- pagó los exámenes y personal de Certus tomó las muestras de sangre el jueves 13 de agosto.
“La gente comenzó a llamarme para ayudarme, también ya hay gente en Matamoros que me dijeron que me podrían ayudar con la terapia de Conchita, ya me hicieron el favor con los boletos de avión de regreso, ojalá pronto termine esto”, dijo el originario de Matamoros.
El 12 de agosto, Miranda se reunió de nuevo con la joven, se abrazaron por mucho tiempo y la muchacha intentó hablar.
“Siento que sí es, estoy muy seguro que es mi hija, si es ella, no tendría ningún problema en llevármela conmigo a Matamoros, hasta mi esposa me apoya para que se vaya con nosotros. Claro, también estoy consciente que existe la posibilidad que salga negativo, pero en mi corazón yo creo que si es mi hija”, reiteró.
LA DESAPARICIÓN DE CONCHITA
Eversainn Miranda conversó con ZETA y recordó los hechos de aquel 26 de febrero de 2007. Pescador desde hace 27 años, ese día salió muy temprano para atrapar la mayor cantidad de peces posible, no sin antes darles un beso a sus hijos, entre ellos a Concepción. Fue la última vez que la vio.
Cuando regresó de trabajar, alrededor de las nueve de la noche, Xóchitl Quiroz Santos, madre de la niña, le explicó que al llegar de recogerla de la escuela se durmió un rato porque se sintió mal, y cuando despertó ya no la encontró. Solo estaba su mochila nueva y sus libretas, así que inmediatamente salió de la casa para buscarla, pidiendo ayuda de la comunidad, pero no apareció.
Algunos vecinos informaron que vieron a Conchita salir de su casa, con un billete en la mano, el cual no recibió de ningún miembro de la familia.
“Su mamá dice que la fue a buscar, ella se sintió mal, se acostó a dormir y en lo que se acostó a dormir pues se descuidó. Empecé a buscar en todos los pozos, como playas, hay muchas como letrinas, pero no encontramos nada”, dijo el padre.
La buscaron por todos lados y acudieron a todas las corporaciones policiacas de Matamoros, Tamaulipas para pedir ayuda. También pidieron el apoyo de los medios de comunicación, pero los días pasaron sin que hubiera algún resultado.
Ocho meses después, el 15 de octubre de 2007, recibieron una posible pista: en Playa Bagdad detuvieron a Donald Edgar Lynch, un pederasta de Estados Unidos. Los medios de comunicación locales comenzaron a investigar si tenía relación con la desaparición de Concepción Miranda Quiroz.
La periodista Samara del Toro investigó el caso desde el principio y se convirtió en aliada de la familia, ella reportó que los padres de Conchita pidieron a todas las autoridades que investigaran si Donald Edgar Lynch -quien llevaba viviendo dos años en Playa Bagdad- estaba relacionado con la desaparición de su hija, pero nadie les hizo caso. El criminal fue extraditado en cuestión de horas, evitando cualquier investigación en México.
Eversainn Miranda Martínez narró que en los meses posteriores a la desaparición de su hija, no supo que pasó en su vida, no recuerda si comió, si durmió… cayó en depresión. Y admite que abusó del alcohol, de las drogas y terminó separándose de Xóchitl, con quien tuvo otro hijo de nombre Jordan. Con el tiempo logró recuperarse poco a poco, dejó las adicciones con la ayuda de su Fe en Dios, rehízo su vida con otra mujer, sin embargo, nunca dejó de pensar en su hija que desapareció hace más de 13 años.
“Nuestra casita estaba arriba de un mégano (cumulo de arena), cuando ella iba a la casa de una tía, que está en otro mégano, yo me quedaba ahí arriba, en el mégano viendo que fuera y viniera… pues arriba de ese mégano me quedé por meses”, finalizó Eversainn.
Al cierre de esta edición, Miranda Martínez seguía en espera de los resultados de las pruebas de ADN.