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domingo, febrero 18, 2024
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Cinismo

El año pasado, Carlos Torres Torres era uno de los políticos más “apestados” del escenario en Baja California, pues además de traicionar a su partido, fue uno de los operadores para concretar la reforma al Artículo Octavo Transitorio que modificó el periodo de la gubernatura de dos a cinco años, aquel negro 8 de julio de 2019.

Como ya se sabe, la historia le dio la razón a prácticamente todos los abogados que opinaron al respecto, y el 11 de mayo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio reversa a la iniciativa.


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Casado con la alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar Ávila Olmeda, Torres no solo mantiene una vida tranquila, sino que hasta le agradecen en eventos de inauguración de obra pública, como el suscitado el 17 de agosto en el Centro de la ciudad, donde su nombre fue aplaudido por los trabajos que se efectúan en el primer cuadro, de los que se encuentra encargado.

Mientras todos los ex panistas que fueron “corridos” permanecen con la cabeza abajo, agachados y ocultos del escenario público, luego que en la SCJN determinaron que con su votación hicieron un fraude a la Constitución, con la vergüenza metida en el alma, Torres Torres se pasea cínicamente por el Ayuntamiento de Mexicali, por los eventos públicos y en oficinas de empresarios e inversionistas para promover el proyecto de la Zona Centro de Mexicali, como si sus actos fueran un hecho menor.

Ahora resulta que después de haber sido partícipe de uno de los momentos más lamentables de la historia política reciente de Baja California, hay que agradecerle por un proyecto en el que favoreció económicamente a sus amigos para que definieran las obras.


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BONILLA Y MARINA

Para nadie es novedad que el gobernador Jaime Bonilla Valdez, mantiene una extraña cercanía con la presidenta municipal de Mexicali, Marina del Pilar Ávila Olmeda, a la que ya ha hecho aparecer en reiteradas ocasiones a cuadro en sus “transmisiones animadas de ayer y hoy” para anunciar sus actividades de gobierno, lo que no ha hecho con el resto de los alcaldes, ni siquiera con su consentido, Armando Ayala Robles, de Ensenada.

Es curioso porque durante la pandemia, la principal queja de los funcionarios municipales era el poco interés del Gobierno del Estado por atender las necesidades de Mexicali, pero ahora, con un escenario político donde los “tiradores” para la candidatura mayor de Morena en 2021 están desatados, parece que los lazos de Ávila y Bonilla se volvieron más fuertes.

Tal parece que el mandatario reconoció que su nula presencia en la Capital del Estado le estaba generando problemas de carácter político en los sectores que le dieron el triunfo y hacia la ciudadanía, por lo que buscó a Marina como una herramienta de posicionamiento, la cual aceptó sin problemas.

Como dato, cuando el ingeniero dio el golpe de timón y comenzó a voltear a Mexicali, tenía entre tres y cuatro semanas de no coincidir con la presidenta municipal sobre ningún tema, lo que deja claro que no es casualidad, sino un tema perfectamente planeado.

 

POSITIVA FICTA

José Ramón López Hernández, el joven regidor de Morena, parece que quiere seguir nadando de muertito y dejar pasar los días para que el Cabildo de Mexicali no se vea obligado a aprobar -o rechazar- la reforma constitucional que desaparece el Consejo de la Judicatura.

El edil morenista ha dejado que le pasen todos los goles para no causar escándalo y así proteger la espalda de la alcaldesa Marina del Pilar Ávila, quien no quiere verse involucrada en problemas o golpeteos políticos, debido a sus intenciones electoreras de 2021.

Parece que López Hernández, quien proviene de los movimientos sociales, pero que sus dos primeras palabras al tomar posesión como regidor fueron “yo aplaudo” -haciendo referencia a la alcaldesa-, se olvidó muy rápido de las causas y ahora su prioridad es cuidar los intereses de la administración estatal y municipal, incluso por encima de lo que representa su partido.

Veremos si termina por aventarse otra aprobación por “positiva ficta” -es decir, que pasen 30 días sin que el Cabildo lo valore y así se dé por aprobada la reforma presentada por el Congreso-, o si toma valor para analizarlo y debatirlo frente a sus compañeros ediles.

Autor(a)

Eduardo Villa
Eduardo Villa
Periodista desde 2011 y corresponsal en Mexicali del Semanario Zeta. Participante del Border Hub del International Center for Journalists y coautor del libro “Periodismo de Investigación en el ámbito local: transparencia, Acceso a la Información y Libertad de Expresión”
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