“Cuatro cosas no pueden permanecer ocultas durante mucho tiempo:
La sabiduría, la necedad, la riqueza y la pobreza”.
Anónimo. Las mil y una noches.
Con 15 votos a favor, siete abstenciones y tres votos en contra, no se aprobó el pasado 16 de julio la reforma sobre el matrimonio igualitario. Votaron a favor los del partido Morena: Monserrat Caballero, Miriam Cano, Rosina del Billar, Araceli Geraldo, Julia González, Juan Molina, Ramón Vázquez, María Luisa Villalobos, Eva Rodríguez, Votaron en contra -como era de esperarse- los partidos conservadores y de extrema derecha: Loreto Quintero, Efrén Moreno de Transformemos, Eva María.
Es decir, lo que sorprendió de manera brutal es cómo ciertos diputados de Morena -el partido en el poder- se abstuvieron; y cuando eso sucede uno no puede pensar si no simplemente deberían de ser expulsados de su parito, porque van en contra de la Constitución Federal de la República. Con su voto en contra, violentan los derechos humanos y la directriz de la Suprema Corte de Justicia, para que la legislatura de Baja California cumpla con el cambio necesario del concepto del matrimonio que se establece en el Código Civil. ¿Que han podido más sus reminiscencias religiosas antes que la ideología de su partido, de su dirigente nacional, de su líder fundamental que es el Presidente de la República? ¿Acaso ignoran la agenda nacional legislativa de su partido? Si es así, qué pobreza.
Con 39 votos a favor y 20 votos en contra, así como cinco abstenciones, el pleno de la Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal aprobó la Reforma al Código Civil de la Ciudad de México, que reconoció y admitió el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En la Ciudad de México ya se había permitido y legalizado desde el año 2007, las uniones civiles de parejas del mismo sexo, mediante la Ley de Sociedades de Convivencia; e igual circunstancia ocurre en el estado de Coahuila, donde la Ley ya citada de Sociedades de Convivencia, se aprobó en el año 2008. En la Ciudad de México se han formalizado a partir del 2007 y hasta junio de dicho año 723 uniones de este género ante el Oficial del Registro Civil.
En el mundo están autorizados los matrimonios entre personas del mismo sexo, tanto en Bélgica, Canadá, España, Holanda, Noruega, Sudáfrica, Suecia y Dinamarca, así como en algunas entidades federativas de los Estados Unidos de América, como Iowa, Connecticut, Massachussets, Vermont, entre otros.
Se afirma que se dio un gran paso para toda América Latina.
La Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal (ALDF), misma que equivale al Congreso Local de la capital de la República Mexicana, al aprobar una “controvertida” iniciativa de ley que permite los matrimonios de personas del mismo género sexual, circunstancia y reconocimiento que no existe aún en otros países de Latinoamérica, en donde incluso se llega al extremo de considerar a la homosexualidad como un delito que “atenta a la moral pública y a las buenas costumbres”.
La reforma citada modificó básicamente seis artículos del Código Civil de la capital, en especial el numeral 146, para que en lugar de establecer que “el matrimonio es la unión libre entre un hombre y una mujer”, señale que es “la unión libre de dos personas” y el artículo 391, referido al procedimiento civil de la adopción, de la que podrán hacer uso de ese derecho las parejas del mismo sexo. Esta medida cobró una especial importancia para América Latina, después de que una pareja argentina viera en el pasado cómo una juez declaró nulo un fallo judicial que daba luz verde a la que iba a ser la primera boda de una pareja homosexual en Latinoamérica. Este reconocimiento, pues, hizo realidad finalmente, mediante la reforma que comentamos y que se efectuó en la capital del país, pero que en Baja California no fue posible gracias a los actos de traición y tibieza de los diputados de Morena.
Por supuesto que tanto en la ciudad de Mexicali como en Tijuana, algunos sacerdotes católicos hicieron el papel de operadores políticos al movilizar a grupos trasnochados, conservadores, fanáticos de la fe, para realizar miserables caravanas que, sin embargo, fueron suficientes para atemorizar a ciertos diputados, que se negaron a dar un voto legislativo. Esto se traduce -como ya quedó asentado- en un voto a la legalidad y al reconocimiento de uno de los más elementales derechos del hombre, como es el de la igualdad.
Pertenezco a un grupo en redes sociales de abogados, en el cual se comentó la noticia, toda vez que muchas personas con interés en estos temas tuvieron acceso a la sesión electrónica, en la cual los diputados tomaron esta trascendente decisión. Uno de ellos comentó: “Viva el Estado conservador, viva el derecho y la protección a los niños, primero los niños”, para lo cual, quien escribe estas líneas realizó un comentario en el sentido de que la decisión tomada por los legisladores violentaba los Derecho Humanos, el artículo 1ro. de la Constitución General de la República. Violentando igualmente la Convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto Internacional y Protocolo Facultativo de los Derechos Civiles y Políticos; demostrando la insensibilidad de los “diputados” ante un reclamo legítimo, un tema jurídico ya resuelto por la Corte Internacional de Derecho Humanos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación en varias sentencias pronunciadas por la misma.
Este fanático y supuesto abogado contestó de nueva cuenta: “¡No importa, primero los niños antes que la ley!”. Seguramente este comentario es inconcebible que venga de alguien que se dice abogado, o quizá, puede más su formación de ultra derecha, su conservadurismo que, para él, y sin lugar a dudas para otros -como los diputados que votaron en contra o se abstuvieron-, sea más importante.
Benigno Licea González es Doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”, A. C. Correo: liceagb@yahoo.com.mx