Tratar a los demás pacientemente,
tolerando todas sus necedades,
hace perder hasta las amistades
y las familias inconscientemente.
Harto difícil es soportar todo:
gritos, desprecios y majaderías,
penitencias sin fin todos los días
salpicadas de estiércol, tierra, lodo…
La paciencia debe ser infinita,
no se debe dejar nunca guardada
ni presumir deliberadamente.
No pagamos por ella; es gratuita,
se nos brinda de forma ilimitada
para aguantar inteligentemente.
Miguel Ángel Hernández Villanueva
Tijuana, B.C.
Correo: jomian1958@hotmail.com