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lunes, septiembre 30, 2024
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Erguidas murallas, arruinadas costumbres

“Escipión. Nunca creyó él en la felicidad de un Estado de erguidas murallas, pero arruinadas costumbres”. -San Agustín, La Ciudad de Dios (Libro I, C. 33). “Los Vicios de los Romanos que no se corrigieron por la destrucción de la Patria”

 

“Y ni siquiera en vuestra seguridad buscáis la paz de vuestra Patria, sino la impunidad de vuestro desenfreno; vosotros que, viciados por la prosperidad, tampoco habéis sido capaces de corregiros en la adversidad”. Esto que expresa en el siglo IV del Cristianismo San Agustín en La Ciudad de Dios sobre el Imperio Romano, bien se aplica al Imperio Norteamericano actual.

Los beneficios del Imperio Romano facilitaron al naciente cristianismo recorrer el vasto territorio para evangelizar a pie todas las comunidades de Oriente y Occidente. El derrumbe y destrucción de la Roma Imperial, permitieron al humilde cristianismo recorrerlo y hacer presente el mensaje de la Buena Noticia de Jesucristo. Ahí se incluyeron territorios tan lejanos como el continente africano y el europeo (y en parte América).

“En vosotros”, dirá San Agustín, “tuvo más poder la seducción impía de los demonios (dioses paganos) que las advertencias de los hombres precavidos”. Aun no cristianos, como Platón, Salustio, Cicerón, Catón, Horacio, y tantos pensadores que ya venían venir la ruina y devastación de Roma y su poder.

Y no eran malos deseos, envidias, rencores bélicos o de raza, los que movían a poetas, literatos, pensadores, políticos a anunciar la ruina imperial. Fue el no escuchar las reacciones contra las monarquías tiránicas o facciones déspotas, que anunciaban la debacle en medio de la vida crápula y corrupta de los ciudadanos y gobernadores.

“¡Oh inteligencias que ya no entienden! ¿Qué equivocación es ésta, mejor dicho, qué frenesí es éste? Según nuestras noticias, mientras todos los pueblos de Oriente y las ciudades más relevantes de los lugares más remotos de la tierra lamentan vuestro desastre, y declaran público luto, y se muestras inconsolables, vosotros, ¡a buscar teatros, a meteros en ellos y a abarrotarlos para volverlos todavía más estúpidos que lo eran antes!”. (San Agustín, La Ciudad de Dios, Libro I, Cap. 33).

Es recurrente en comentarios radiofónicos la inquietud por el próximo proceso electoral 2021 en Sonora y Baja California, como en otras regiones de la República Mexicana.

El Pueblo, quien tiene el poder más fuerte para cambiar a los malos alcaldes, gobernadores, diputados, senadores; está lejos de comprender el poder de su voto. El mirar cómo pasan los trienios y sexenios; y sus expectativas de vidas y esperanzas se derrumban por las mentiras, hipocresía y simulación en quienes creyeron una y otra vez.

En Sonora hay abundancia de alcohol, cerveza y droga de todo tipo. En Baja California no habrá cerveza o alcohol “libremente”; pero el problema es que las comunidades no quieren otra salida.

En la devastación del Imperio Romano, antes de la aparición del cristianismo; a quien los romanos y griegos culparán de que los dioses se alejen a causa de Cristo. Los romanos, mediocres, corruptos y estúpidos, hacen patente el antiguo pensamiento: Al pueblo pan y circo. Panem et cirsenses.

“¿Qué nos importa lo demás? Esto es lo que más nos importa: que todos aumenten sus riquezas”, (aunque sean por el narcotráfico), “y se dé abasto a los diarios despilfarros, con los que el más poderoso pueda tener sujeto al más débil; que los pobres buscando llenar su vientre estén pendientes de complacer a los ricos, y que bajo su protección disfruten de una pacífica ociosidad”, (ir al sobreruedas).

“Que los ricos abusen de los pobres, engrosando con ellos sus clientelas al servicio de su propio fasto; que los pueblos prodiguen sus aplausos no a los defensores de sus intereses, sino a los que generosamente dan pábulo a sus vicios. Que no les den mandatos difíciles, ni se les prohíban las impurezas” (prostitución); “que los reyes se preocupen no de la virtud, sino de la sujeción de sus súbditos; que las provincias no rindan vasallaje a sus gobernadores como a moderadores de la conducta, sino como a dueños de sus bienes y proveedores de sus placeres. Que los honores no sean sinceros, sino llenos de miedo entre doblez y servilismo”.

(San Agustín, La Ciudad de Dios, Libro II, Cap. 20).

Donald Trump, el extinto ya casi Presidente del Imperio Norteamericano, ha venido a Yuma y San Luis, Arizona, a reinaugurar por más de una ocasión su Erguida Muralla o Muro; en el contexto de enormes y arruinadas costumbres que no ha podido controlar, como las diarias matanzas civiles y públicas; en un imperio que asesina más de cuatro mil niños diario por aborto; en donde la demanda de drogas, como el fentanilo, están destruyendo a la noble comunidad estadounidense en especial, por la ruina de sus costumbres.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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