Después de tres meses de haber cerrado su negocio debido a la pandemia del coronavirus, Esther Morales decidió el sábado 27 de junio, reabrir su local “La Antigüita” ubicada en la Calle Cuarta y avenida Negrete, en la Zona Centro de Tijuana, pero antes del inicio de actividades, fue localizada por uno de sus trabajadores tendida el piso del negocio con una herida de arma punzocortante en el cuello.
Los paramédicos la estabilizaron y después de haber sido intervenida quirúrgicamente la mujer permanece con diagnóstico de “delicada” en las instalaciones del ISSSTE.
Morales tiene casi 61 años, sus allegados contaron a ZETA, que a los 30 años, Esther llegó sin documentos a trabajar a Los Ángeles, California, pero en 2009 fue detenida por autoridades estadounidenses en un retén, y al conocer su estatus legal la deportaron a Tijuana donde se abrió pasó iniciando un negocio de comida conocido como “La Antigüita”, donde la especialidad son los tamales de elote.
Sus amigos también relataron que desde que llegó a Tijuana doña Esther trabaja y apoya a los migrantes, actividad por la que ha sido reconocida por varias asociaciones de activistas de ambos lados de la frontera. Y también pertenece al grupo Dreamers´ Moms Tijuana, el cual brinda apoyo a mujeres deportadas de Estados Unidos, mismas que mostraron su solidaridad y pidieron que las autoridades detengan a los responsables.
Empleados y testigos entrevistados por ZETA insisten que las autoridades deben entrevista e investigar a la sobrina de la señora Morales que fue vista abandonando la escena del crimen junto a su pareja y otro hombre desconocido.
Versiones extraoficiales reportan que elementos de la fiscalía ya entrevistaron a algunos miembros de la familia de Morales, pero no confirmaron detenciones. Hasta la media tarde del domingo, la Fiscalía General del Estado, seguía negándose a confirmar o negar que hubiera algún presunto responsable detenido o presentado por el ataque contra de la activista.