Tanto las prisiones estatales como el penal federal admiten un visitante por interno
Pese a que en la entidad arreciaron los contagios de COVID-19 durante la última semana, tanto autoridades penitenciarias estatales, como federales, determinaron levantar la prohibición que se mantenía a visitantes desde la segunda quincena de marzo pasado.
Durante la mañana, los parientes de presos que acudieron a llevar víveres o enlazarse a través de videoconferencia se sorprendieron ante la reapertura, y muchas de las personas no iban preparadas con la vestimenta adecuada para ingresar.
Personal de la Comisaría de Reinserción Femenil expresó a ZETA su descontento con la medida y se quejó de que “sin más ni más, con pocas medidas sanitarias, y sin equipamiento para personal administrativo y de seguridad, se permitió la visita”.
La versión fue confirmada en el Reclusorio Metropolitano por personal técnico, donde servidores públicos coincidieron en que se abrieron las puertas a los familiares de los presos, “aunque la afluencia fue poca, pero ya iniciamos”, aseguró un preceptor.
En tanto, en la Comisaría de Prisión Preventiva también se dio luz verde al reencuentro de los internos con su familia, “pero se están llevando a la práctica todos los protocolos posibles”. En este penal para procesados hubo más de 300 visitas divididas en dos turnos, de dos horas máximo a cada una.
El protocolo incluye el paso de los visitantes por un túnel sanitizador, la toma de temperatura, el uso de cubrebocas y gel antibacterial, así como otras medidas preventivas para evitar la propagación de enfermedades infectocontagiosas.
Donde no se autorizó la reapertura fue en la Comisaría de Sentenciados, pues a pesar de que no ha habido contagio de coronavirus, el 22 de mayo se registró una riña a balazos entre dos grupos de reos, con saldo de ocho de ellos muertos y otros ocho lesionados. Al parecer la tensa calma que se vive al interior de ese centro es lo que impidió recibir visitas, por el momento.
En cambio, en el CEFERESO No. 2, el penal de máxima seguridad de El Salto, también se permitió el ingreso de visitantes, uno por persona privada de libertad, y por ningún motivo, igual que en el caso de los penales estatales, se admitieron menores de edad. Se estima que la mayoría de las visitantes eran madres de los internos, a quienes no veían desde hace dos meses y medio.
Durante la última semana, la Secretaría de Salud no reportó ningún nuevo caso de COVID-19 en instalaciones penitenciarias, manteniéndose las mismas cifras: 95 casos positivos en la Comisaría de Prisión Preventiva, con la muerte de seis personas, entre internos y personal de prisiones; y 37 casos positivos en el CEFERESO No. 2, por tres defunciones de internos.
El personal de reclusorios se mantiene trabajando con temor ante un posible rebrote y las consecuencias que eso acarrearía en su integridad física. “Pero eso no le importa a nuestras autoridades, aquí quienes mandan son los reclusos”, aseguró uno de los servidores públicos del área de Vigilancia y Custodia que solicitó el anonimato.