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miércoles, octubre 2, 2024
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Los que dan batalla

Trabajadores de salud de Baja California laboran jornadas extenuantes, algunos en condiciones desfavorables para su propia seguridad al carecer de equipo de protección suficiente; las limitaciones impuestas por la desidia oficial los han llevado al extremo no solo de su capacidad física al imponérseles jornadas con sobrecarga de deberes, sino emocional, al ver morir a pacientes en sillas o al arribo a las puertas del hospital. Aun así, en un esfuerzo sobrehumano, se dan tiempo para atender a los pacientes y a sus familiares más allá del servicio hospitalario, sacrificando tiempo con su propia familia

 

 

 

 

Sus rostros lacerados por las marcas de cubre bocas y lentes de protección es solo un esbozo de la huella que deja en su interior el drama que día a día enfrentan en los hospitales públicos de Baja California.

Se trata del personal de salud de Baja California, cuya fortaleza ha sido puesta a prueba en cada turno que cubren dentro de una unidad médica durante la contingencia por COVID-19.

En un esfuerzo sobrehumano, los trabajadores en activo doblan turno y realizan tareas extras, ante la carencia de personal que las autoridades no han logrado cubrir porque se ocuparon tarde de ello, abriendo la convocatoria de contratación hasta ya avanzada la segunda fase de la pandemia.

Pero lo que ha llevado al límite de lo emocional a quienes tratan a las personas infectadas, es no contar con la infraestructura para atender a quienes llegan en busca de atención hospitalaria.

A la falta de ventiladores para brindar respiración artificial a los pacientes con pulmones colapsados, le ha seguido la falta de monitores de signos vitales y camas.

Contrario a la estadística diaria del secretario de Salud de Baja de Baja California, Alonso Pérez Rico, la demanda ha rebasado los hospitales del sector que encabeza, y ante la falta de camas, las personas son atendidas en camillas, sillas de ruedas, bancas o cualquier tipo de asiento disponible.

Tal es el caso del Hospital General de Tijuana, del que el doctor Pérez Rico reporta con una ocupación del 75%, cuando en ese nosocomio los pacientes pueden durar días postrados en una silla, o incluso morir antes de tener acceso a una cama. Afuera, los enfermos perecen en espera de ser ingresados al hospital.

La frustración e impotencia que esas penurias generan no merma el ánimo de servicio de médicos y enfermeras, quienes dentro de los nosocomios y bajo la capa de protección personal de mascarilla, lentes y cubre bocas, dan su mejor cara para alentar la recuperación de los pacientes que atienden.

En cada persona a la que sirven, ven reflejado a sus padres, hijos, hermanos, abuelos, a ellos mismos, ya que algunos han sido contagiados de coronavirus.

Sirven con el corazón a los enfermos y a las familiares de estos, y se animan entre sí cuando un compañero de batalla sale positivo, mientras algunos viven esta pandemia alejados de los suyos, aislados en cuartos de hotel para proteger a sus seres amados del posible contagio al que se exponen cada día.

En medio de la tragedia, han tenido que enfrentar actos de discriminación al ser identificados por el uniforme como trabajadores de hospital.

 

 

 

DURMIENDO EN HOTELES Y DISCRIMINADOS POR EL UNIFORME

Desde el 16 de abril, Karla Félix duerme en un hotel para no exponer a sus padres a un contagio de coronavirus, padecimiento al que se enfrenta a diario como enfermera a cargo de pacientes COVID-19 en el Hospital General de Tijuana.

Aunque a diario habla con ellos y los ve cuando les surte la despensa, para Karla dormir en la comodidad del Grand Hotel no se compara con el calor de su hogar y el poder disfrutar de la compañía de sus padres y sus tres perros, a quienes llama “mis perrhijos”.

Además de ser ambos de la tercera edad, su papá es diabético hipertenso, lo que lo hace más vulnerable, razón por la que Karla extrema las medidas para evitar se contagie.

Al igual que ella, otros 30 trabajadores de ese nosocomio optaron por aceptar el ofrecimiento que diversos hoteles de la ciudad les hicieron de hospedarlos en forma gratuita hasta el 30 de abril.

A punto de concluir el apoyo en hospedaje, Karla y sus compañeros habían decidido irse a acampar en la Unidad Deportiva CREA, ubicada a un costado del hospital, “donde hay regaderas y lavadoras”.

Pero no fue necesario, ya que el sector hotelero que se solidarizó con quienes están al frente de la batalla contra el coronavirus, extendió su apoyo hasta el 30 de mayo.

Para ella la experiencia laboral que le ha dejado esta pandemia está plagado de casos “que dejan un sabor amargo”, y aun cuando se repite que debe “ser fuerte de mente, cuerpo y corazón”, no puede evitar la angustia de ver morir a tantas personas que en apariencia no se ven tan graves y cada vez en más corto tiempo, ve saturada el área de urgencias que cada turno cierra con 80 pacientes, en un espacio determinado para 50 personas.

En varias ocasiones, Karla ha sido víctima de discriminación por choferes de Uber, si requiere del servicio desde las instalaciones del hospital, es rechazado, y si es de otro sitio, al llegar el conductor y verla portando uniforme, opta por irse de largo.

 

JORNADAS LARGAS Y EXTENUANTES

Los turnos de doce horas son extenuantes portando Equipo de Protección Personal (EPP), “no puede comer, beber o ir al baño, durante las doce horas estás respirando tu propia exhalación, hace calor, pero sudas tanto que te sientes fresco”, compartió el doctor Roberto Montoya Molina, a quien solo se le dota de un equipo, por lo que prefiere soportar las doce horas con el traje puesto, caso contrario tendría desecharlo después de salir del área, “un desperdicio que prefieres no ejercer”, además de tener que adquirirlo con recurso propios.

Quitarse o ponerse el EPP es un proceso que le lleva diez minutos, lapso que al término de turno se prolonga por las medidas de descontaminación a seguir antes de ir a casa.

“Al terminar llegas a casa a bañarte, pero tu piel ya está arrugada por la humedad. Y aunque cada parte de tu cuerpo estuvo cubierta, sigues sintiéndote sucio”, asegura.

Aun sin firmar contrato, desde hace una semana Roberto labora en el Hospital General de Sub Zona Número 6, ubicado en Tecate, reconvertido de última hora a unidad hospitalaria hibrida. En sus primeros dos días de trabajo vio morir a tres pacientes, “hay pacientes jóvenes de 30 a 40 años que están trabajando en maquilas, muchos, no sé por qué siguen trabajando”.

De acuerdo a la convocatoria de contratación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el personal que ingrese durante la contingencia de coronavirus solo será contratado por un periodo de seis meses.

FALSO RESULTADO EN PRUEBAS COVID-19

El resultado erróneo de una prueba PCR para detectar el coronavirus llevó a Jorge Cárdenas, enfermero del Hospital General de Tijuana, a desarrollar una neumonía por COVID que lo mantuvo una semana en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Jorge fue parte del equipo que atendió a los primeros pacientes que ingresaron a ese nosocomio por coronavirus a mediados de marzo. Entonces las autoridades no habían dotado de equipo de protección personal a trabajadores de las unidades médicas reconvertidas a hospitales COVID-19, por lo que el propio personal se dio a la tarea de diseñar sus propios trajes, con material disponible en el centro de trabajo o adquiriéndolo por cuenta propia.

El improvisado equipo no fue el adecuado para proteger a Jorge de su principal temor: contagiarse de coronavirus. A dos semanas de estar atendiendo a personas infectadas, comenzó con la sintomatología propia del patógeno, por lo que tomó el limitado tratamiento determinado para el nuevo padecimiento, en lo que esperaba el resultado de la prueba PCR que le practicaron en el Hospital Ángeles, la cual dio un falso negativo.

Confiado, abandonó el tratamiento, aislamiento y siguió con su vida normal durante una semana, pero los síntomas persistieron y empeoraron su estado, por lo que le tomaron una tomografía en la que salió con mucho daño pulmonar, por eso lo ingresaron a UCI el 13 de abril, donde recibió oxígeno suplementario y se le practicó otra prueba en la cual sí dio positivo a coronavirus.

“Fue un momento muy crítico en mi vida, mi papá estuvo conmigo en todo momento, él es médico, me revaloró, nunca estuvo convencido con el resultado de la primera prueba”, comentó el enfermero.

A casi tres semanas de haber sido dado de alta, se siente victorioso de haber superado la enfermedad y con muchas ganas de retornar a su trabajo para apoyar a sus compañeros agotados por la sobrecarga de trabajo, pero sus pulmones aún no se recuperan, tiene dificultad para subir más de tres escalones, por lo que sigue en recuperación.

Como trabajador y paciente, Jorge conminó a quien padece el virus a “mantener una actitud positiva, no desanimarte porque es COVID y no hay cura, esto se gana también por la actitud positiva, puedes tener todo el medicamento, pero con actitud se gana más terreno”.

 

“DIOS, TE CAMBIO MI VIDA POR LA DE ÉL”: PADRE DE PACIENTE

Para el doctor Jorge Cárdenas Ortega, padre del enfermero Jorge Cárdenas, lo que vivió junto con su hijo “es una experiencia personal y familiar que no se le desea a nadie, tal vez se pueda contar, pero faltan palabras para describir el sufrimiento familiar”, compartió a ZETA con voz entrecortada.

Por ser adulto mayor e hipertenso, el doctor Cárdenas fue parte del personal médico aislado del Hospital General de Tijuana, donde labora, pero se mantuvo al lado de su hijo todos los días en que Jorge estuvo hospitalizado, “le pedía a Dios cambiar mi vida por la de él”, asegura.

En medio de su pena, el galeno se conmovió al ver la solidaridad de sus compañeros y recibir las oraciones de mucha gente, “fue una experiencia extrema, nada grata, soy médico urgenciólogo de más de 30 años de experiencia, he vivido como cinco a seis epidemias, pero nunca como esta, nunca una experiencia de una pandemia, esto queda para la historia, ojalá que no se vuelva a repetir, es devastadora.

“Tristemente la gente no cree, aun cuando uno la ve en calle con su cubre bocas; si no es porque mi familia me detiene, saldría a las calles a concientizar a la gente con un letrero que dijera ‘Quédate en casa’”, agregó.

Cárdenas Ortega agradeció el trato que recibió su hijo por parte del personal, “mismo trato que observe otorgaban al resto de los pacientes”, a pesar de las condiciones en que trabajan, entre lo que destacó “falta de medicamentos y pobreza”.

Por ello pidió a la sociedad no olvidar que este hospital “es un edificio gigantesco, con personal más grande que el edificio”.

 

“NO NOS VAMOS A RENDIR”: MÉDICOS DE TECATE

En esta contingencia de salud “te marca la valentía del paciente y te marca la unión de las enfermeras, el personal de intendencia, el radiólogo, el laboratorista, el camillero, el chofer, la trabajadora social”, indicó el doctor Juvenal Pantoja Mandujano, director del Hospital General de Tecate.

Para todo el personal, lo más difícil de estar en un área COVID es “la picazón en la garganta al término del turno, no querer llevar el virus a tu casa, con tu familia”.

Así como la angustia e incertidumbre de los pacientes, pasa con los que trabajamos aquí, porque mañana alguno de nosotros puede ocupar una cama”.

Más que el calor del traje protector y el dolor físico de las largas jornadas de trabajo, pesa “el dolor de la familia preocupada por nuestra salud, estamos luchando y no nos vamos a rendir”, advierte,  porque consideran que estar en al frente de la pandemia “es nuestra responsabilidad, es para lo que estudiamos y nos preparamos durante años”.

Para no desfallecer, constantemente se repiten lo valioso que es su trabajo y se ubican en el lugar de los pacientes, “estas personas que enfermaron tienen una familia como la mía, que los espera en casa”, finalizó Pantoja.

La enfermera del Hospital General, Isabel Vega, lleva mensajes de los familiares a las personas hospitalizadas por Covid-19 al interior del edificio.
Foto: Alejandro Gutiérrez Mora/ZETA

CARTAS DE AMOR Y ESPERANZA

Tanto en el Hospital General de Tijuana, como en el General Regional Número 1 del IMSS, las cartas de amor llegan a los enfermos a través de las mensajeras vestidas de blanco.

Isabel Vega, madre de dos hijos menores de edad, forma parte de un grupo de enfermeras de los hospitales reconvertidos a COVID-19 que de manera voluntaria se han dado a la tarea de ser el medio para que familiares y pacientes hospitalizados puedan comunicarse.

En lo particular, se siente comprometida de ayudar más allá de lo que es su labor como enfermera, porque en la primera semana de la contingencia sanitaria atendió “a una paciente a la que le prometí ayudar y, cuando volteé a verla, ya había fallecido”.

“La segunda semana llegó un paciente joven, cuando lo subimos a la camilla lo primero que botó fue su celular y el paciente murió casi al arribo; cuando tomamos el teléfono el número que estaba por marcar era el de su esposa”, expuso Vega.

Foto: Alejandro Gutiérrez Mora/ZETA

Esos hechos marcaron a Isabel, quien se hizo el compromiso de contribuir en mitigar la angustia de las familias separadas por el coronavirus.

La mayoría de los pacientes son internados en los hospitales sin estar preparados para ello, mucho mueren sin despedirse de su familia, una de las razones por las que las enfermeras han optado por sacrificar periodos de descanso o restar tiempo con su familia para llegar al hospital antes del inicio de su jornada laboral, para recoger los mensajes que los familiares envían a sus enfermos.

Ante la contingencia de coronavirus, “tenemos que traer actitud de trabajar un 200%, poner nuestro esfuerzo para sacar adelante la situación del hospital”, dijo quien labora jornadas de doce horas y le ha tocado atender hasta diez pacientes.

“La empatía que sentimos hacia los pacientes nos ha llevado a las lágrimas, a ponernos en el lugar tanto del paciente como del familiar, eso nos motiva a hacer cosas extraordinarias”, expuso la enfermera del Hospital General de Tijuana.

Recoger el mensaje, hacerlo llegar al receptor, leérselo, es un trabajo en equipo. Aunque hacen hincapié que la información es solo de entrada, al no poder sacar nada de las áreas de coronavirus. El pasado fin de semana consiguieron un plástico especial para cubrir un celular y grabar un mensaje de voz de uno de los pacientes.

Su anhelo en esta pandemia es que alguien tenga la iniciativa de innovar un aparato de comunicación que pueda mojarse y sanitizarse, “y pasarlo entre los pacientes para que emitan su mensaje y la familia reciba ese mensaje interno”, sugirió.

Área de hospitalización

EL ÚLTIMO MENSAJE DE HILARIO

El jueves 30 de abril, el señor Hilario Juárez ingresó al Hospital General de Tijuana, y aunque no pudo despedirse físicamente de su esposa, sí logró hacerlo por mensaje, gracias a las mensajeras de traje blanco.

El contacto con las enfermeras lo hizo su esposa el viernes 1 de mayo, quien le mandó decir a Hilario que todo iba a salir bien.

Ese día las mensajeras lograron conseguir un plástico especial para meter un teléfono celular, así que además de entregar el recado, lograron grabar un mensaje de voz de Hilario para su esposa: “Gorda, estoy bien, te vi pasar hoy en la tarde, estoy un poco mejor, te amo”. Esas fueron las últimas palabras que la esposa de Hilario escuchó de su marido, quien horas después de haberlas grabado, falleció.

 

SIN EQUIPO DE PROTECCIÓN, IMPERA EL MIEDO

Sin EPP adecuado para el tratamiento de pacientes sospechosos de coronavirus, “lo que predomina en el hospital es el miedo a lo desconocido, porque esta enfermedad se comporta de manera muy rara”, afirma el doctor Alberto Mora, de la Clínica Número 7 del IMSS.

Al no ser esta unidad médica hospitalización de pacientes positivos COVID-19, al personal no se le dotó del equipo de protección. Sin embargo, el nosocomio atiende a derechohabientes con sintomatología de todo tipo, incluyendo coronavirus, además de contar con un filtro de atención a sospechosos, lo que expone al personal.

Muestra de ello es que “muchos compañeros del tercer piso salieron positivos, lo que nos causó alarma”.

El doctor Mora considera que las autoridades de salud debieron haber instalado un solo filtro para detectar a los pacientes de coronavirus a los hospitales reconvertidos para su atención, sin exponer al personal y pacientes de las unidades médicas que atienden otras afectaciones de salud. El Auditorio de los Zonkeys podría haber sido ese filtro, subrayó.

El no haber frenado la movilidad, a sabiendas que en la primera quincena de mayo se esperaba la mayor cantidad de contagios, también fue, a su juicio, otra decisión desatinada.

En la Clínica 7 del IMSS el personal de enfermería se quejó de que no se les permite usar cubre bocas N95 que ellos mismos compran de su dinero, principalmente después que varias enfermeras dieron positivo a COVID-19. De acuerdo al criterio de las autoridades de la unidad médica, tal medida de protección no es necesaria, además de alarmar a los pacientes.

Sra. María Elena Tirado, paciente

 

EX ALCALDE JORGE ASTIAZARÁN, VOLUNTARIO CONTRA PANDEMIA

Desde el inicio de la contingencia de salud, a Jorge Astiazarán Orcí, ex alcalde de Tijuana, se le observa a diario, incluyendo fines de semana y días festivos, de ocho de la mañana a ocho de la noche en las instalaciones de la delegación local de Cruz Roja.

“No hay descansos hasta que esto termine”, compartió a ZETA.

“Creo que todos los médicos estamos dando el extra ante un panorama hostil. En Cruz Roja, IMSS, Hospital General, hay mucha gente comprometida y en ocasiones sin los recursos suficientes, por eso los admiro”, agregó quien es voluntario de la Benemérita Institución desde 1974.

Pese a no ser un hospital designado para el tratamiento de pacientes COVID-19, por ser de Cruz Roja se atiende a personas con todo tipo de casos, incluyendo a pacientes que llegan con síntomas de coronavirus, a los que se añaden los heridos “porque la violencia no para”, señaló el ex alcalde.

En el caso de Cruz Roja Tijuana, el presidente del Consejo Directivo, Andrés Smith, como médico urgenciólogo “tuvo la visión de prepararnos con tiempo”, lo cual lamentablemente no se observa en la sociedad.

“Es triste ver a la gente que no entiende y sigue en la calle, sin guardar la sana distancia a pesar de que no tendrán una cama de hospital cuando se la requieran. Es muy triste ver la cantidad de personas que ya llegan muertas o a punto de morir al hospital”.

Por ello, Astiazarán conminó a “los que puedan, quedarse en su casa y apoyar a quien menos tiene para que pueda hacer lo mismo”.

Mientras que al gobierno le demandó seguir preparándose, “porque esto no va terminar pronto y no sabemos cómo vendrá el segundo brote”.

 

 

Coordinador médico de El Hongo, positivo a coronavirus

 

El subsecretario del Sistema Estatal Penitenciario, Salvador Morales Riubí, informó que el coordinador médico del penal de El Hongo dio positivo a SARS CoV2, por lo que un grupo de cinco personas del personal de enfermería de un turno se encuentra en aislamiento.

Al 6 de mayo no se había confirmado que el deceso de cuatro internos y dos custodios de los penales de Mexicali y Tijuana fueran causados por la enfermedad respiratoria. Mientras que la mujer custodia del penal de Ensenada, también un caso sospechoso, sigue hospitalizada en condición estable.

En entrevista, Morales abundó que a causa de la fémina, seis personas fueron puestas en cuarentena y están siendo observados “14 custodios en el entorno de trabajo del compañero de Mexicali” por los casos sospechosos de internos o que habrían estado en contacto con alguno de los fallecidos en sus respectivas estancias.

Foto: Julieta Aragón

Las declaraciones del funcionario local se dieron en medio de dos denuncias de ex internos, quienes acusaron que dentro de las penitenciarías de La Mesa y El Hongo hay personas con síntomas de la enfermedad respiratoria a las que “no han querido atender”.

La ex rea Laura Beatriz Murillo señaló que una convicta de nombre Lorena, quien padecía sobrepeso, hipertensión y diabetes, no recibió la atención oportuna pese a tener síntomas de coronavirus.

“Lamentablemente ella tenía varios días enferma y no le dieron la atención. La tenían aislada en la celda 120, que es la de castigo, la última celda del pasillo que cuenta con humedad como no te imaginas”, relató Murillo a ZETA.

Inconformidad que el domingo 3 de mayo fue externada al nuevo director del penal de La Mesa, David Flores, quien estaba haciendo una investigación sobre el caso de Lorena y ya había platicado con las internas del Edificio 7. “Estuve ahí, tenían una inquietud las muchachas y ayer estuve con ellas, créeme que hay situaciones, pero nada de lo que tú me comentas está pasando, estamos bien”, comentó el funcionario en entrevista con este Semanario.

Finalmente, Morales Riubí aseguró que el sistema penitenciario trabaja con la Secretaría de Salud en un análisis de las condiciones de cada uno de los cinco centros de reclusión, en aras de plantear recomendaciones sanitarias para proteger a la población vulnerable.

“La estrategia es preservar los espacios donde podamos tener a la población vulnerable con muchos más cuidados que el resto de la población, que finalmente también están teniendo acceso general a la sanitización de nuestros Cereso (Centros de Readaptación Social)”.

Es decir, personas mayores de 60 años o aquellas con padecimientos crónico-degenerativos como diabetes, hipertensión, cardiovasculares o autoinmunes: VIH, lupus y tuberculosis. Julieta Aragón Domínguez

 

Alrededor de 30 personas acuden diariamente a Hospital Ángeles para ser revisados por COVID-19

 

Lo que empezó como un módulo de revisión para personas con síntomas de COVID-19 en el privado Hospital Ángeles, se ha convertido en una clínica especializada en la que más de cien personas han vencido la enfermedad gracias a la atención de sus doctores.

Personal médico del Hospital Ángeles que se encuentran en la denominada Carpa COVID, comenzaron a prepararse desde febrero al notar que los contagios por el nuevo coronavirus iban en aumento.

Desde el 1 de abril, la Carpa COVID fue instalada por el corporativo de Hospitales Ángeles en el estacionamiento trasero ubicado sobre Bulevar Sánchez Taboada, en la Zona Río de Tijuana.

Michel Martínez Franco, especialista en medicina interna y crítica, además de encargada de la Carpa COVID, relató a ZETA que en un principio en la carpa se revisaba a las personas que manifestaban tener síntomas característicos del coronavirus; aquellos que no se encontraban en riesgo eran enviados a su casa, se les recomendaba alguna medicina y que se aislaran.

Foto: Jorge Dueñes

En cambio, las personas con complicaciones serias eran canalizadas a hospitales especializados en tratar a personas con COVID-19. “(Carpa COVID) Era una unidad para evaluar, ‘vete a tu casa o vete a urgencias’, pero prácticamente ya la hicimos una clínica”, afirmó la especialista.

La atención fue cambiando con el tiempo, ahora a cada paciente después de pagar mil 500 pesos para la consulta, se le realiza un estudio rápido creado por los médicos para saber si tienen síntomas de coronavirus.

De no ameritar hospitalización, se le entrega una receta médica para que pueda adquirir medicamento restringido, el cual tiene un costo de mil 100 pesos y es el mismo que se suministra a pacientes del Hospital Ángeles.

Después los pacientes siguen siendo evaluados por los mismos médicos a través de video llamadas, y ahora más de cien personas han podido vencer el virus.

Martínez Franco aclaró que las personas que siguen llegando con problemas para respirar, con fiebre u obvias complicaciones, son enviadas directamente a los hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social y al General.

La Carpa COVID está disponible para cualquier persona en horario de 8:00 am a 8;00 pm de lunes a viernes. En todo momento hay disponibles tres médicos, un enfermero y un encargado de limpieza. Sin embargo, los doctores precisaron que pagar la consulta no significa que los pacientes serán enviados a la Sala COVID del Hospital Ángeles.

Se hospitalizan personas que pagan adicionalmente para recibir tratamiento en ese nosocomio, el cual aún cuenta con camas libres; solamente ha habido tres defunciones de personas mayores de 80 años.

En la conferencia de prensa matutina del lunes 13 de abril, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, firmó el convenio Todos Juntos contra el COVID-19 con hospitales privados que se comprometieron a atender pacientes del sector público.

El Hospital Ángeles de Tijuana es el único de la región que hasta el 23 de mayo atenderá partos, embarazos, enfermedades del apéndice, hernias complicadas, úlceras o endoscopías, a fin de que los hospitales públicos se enfoquen únicamente en casos de COVID-19.

 

Pacientes con síntomas de coronavirus mueren en domicilios o en puertas de hospitales

 

Mientras unos pacientes con síntomas de coronavirus mueren en las puertas de los hospitales de Tijuana antes de lograr ser ingresados, otros fallecen en su domicilio, en espera del arribo de la ambulancia solicitada al 911 para su traslado a alguna unidad médica. De un promedio semanal que fluctuaba entre 20 y 30 casos, en las dos últimas semanas de abril, alcanzó hasta 80 casos en una sola semana; mientras que en el cierre de la última semana se registraron 57 decesos en domicilio, reportó Juan Carlos Méndez Torres, coordinador de Socorro de Cruz Roja Delegación Tijuana.

Durante abril, Cruz Roja, único organismo que atiende en Tijuana las llamadas de emergencia por COVID-19, realizó 400 traslados de pacientes sospechosos de haber contraído coronavirus, algunos fallecieron a bordo de las unidades de auxilio, mientras esperaban ser atendidos en los diferentes hospitales COVID-19.

En los primeros días de mayo, los traslados de pacientes a unidades médicas también han aumentado con  relación al mes anterior, muestra de ello es que, en un solo día -viernes 1 de mayo-, 39 personas fueron transportadas en ambulancia a los nosocomios reconvertidos a COVID-19.

Ante el aumento de pacientes sospechosos de haber contraído coronavirus, el promedio de espera para atender un llamado de emergencia se incrementó a 30 minutos, el doble de la media máxima, debido a que después del traslado de un paciente sospechoso de coronavirus, la unidad se debe desinfectar.

“Hacemos el mayor esfuerzo por disminuir los tiempos, pero las medidas de seguridad se tienen que seguir por el bien del personal y de los pacientes que trasladamos”, subrayó Méndez Torres.

A los decesos en ambulancia a las puertas de los nosocomios, se suma el registro de fallecimiento de personas que llegan por cuenta propia a las unidades de salud, pereciendo en los filtros de ingreso, particularmente en el Hospital General de Tijuana, donde el sábado 2 de mayo tres pacientes murieron sin alcanzar a ser ingresados al área hospitalaria. Durante el pasado fin de semana, veinte personas hospitalizadas en ese nosocomio perdieron la vida a causa del coronavirus.

Respecto a los decesos de pacientes a las puertas de los hospitales, el secretario de Salud en el Estado, Alonso Pérez Rico, descartó que se deba a la falta de atención oportuna en la recepción de los enfermos, sino a que “llevan a un paciente en una forma muy deteriorada o los llevan finados, no es que se estén muriendo más ahorita -en esas condiciones-, es que eso siempre ha sucedido en los hospitales generales”.

Tijuana lidera el índice de casos positivos y de letalidad en Baja California, con 222 de las 327 defunciones registradas en Baja California al jueves 7 de mayo.

De acuerdo a información del Registro Civil de Tijuana, el número de actas de defunción expedidas durante abril de 2020 fue de mil 480, 550 más de las 930 emitidas en marzo y que abarcan todas las causas de muerte.

En entrevista con ZETA, Magaly Ronquillo Palacios, oficial del Registro Civil, refirió que las cuatro principales causas de defunción asentadas en el documento son: muerte por COVID-19, sospecha por COVID-19, neumonía atípica y problemas respiratorios.

Pese a ello, fue el lunes 4 de mayo cuando autoridades de la Secretaría de Salud se abocaron a instalar los comités de COVID-19 en los hospitales generales del Sector Salud, reconvertidos a centros de atención para personas con síntomas de coronavirus. Isabel Mercado Juárez

 

 

Funerarias “patito” continúan operando con sobreprecio

 

Funerarias denominadas “patito” por el delegado único federal Jesús Alejandro Ruiz Uribe, continúan operando en Tijuana cobrando sobreprecio en cremaciones y acumulando cuerpos en sus instalaciones.

Luego de la clausura de la funeraria Monte Ararat el jueves 30 de abril por “amontonamiento de cadáveres, precios excesivos y nulos cumplimientos a las reglas de salubridad y protocolos de Protección Civil”, además de la “forma fraudulenta en que operaba, en principio por estar en medio de varias carnicerías”, como lo señalara el propio funcionario, no se ha vuelto a sancionar a alguna otra empresa, pese a que ya se habían detectado varios establecimientos con irregularidades.

Entre los negocios anómalos, Ruiz Uribe mencionó las funerarias De la Cruz, Ebenezer, Monte Arath, León, San Francisco, Bosco, Nueva Jerusalén y Cristo Rey, a las que descartó de ser incluidas en un convenio que se firmó el 4 de mayo, “con ellos no puede haber acuerdos, tiene que haber una revisión acuciosa”, advirtió.

Sin embargo, los negocios señalados continúan operando prácticamente igual, como el caso de Funeraria Ebenezer, que de un servicio de cremación que anteriormente se brindaba por 15 mil pesos, ahora tiene un costo de 35 mil pesos si se trata de una defunción por coronavirus.

Para evitar el hacinamiento de cadáveres, algunas funerarias que carecen de horno crematorio procedieron a suspender la incineración que subrogaban a un tercero. Isabel Mercado Juárez

 

Ciudadanos siguen visitando parques y canchas

Tijuana se convirtió rápidamente en el epicentro de la pandemia de COVID-19 en Baja California, al registrar más de mil casos positivos a mes y medio del primer infectado, poco más del 50% de los mil 962 pacientes infectados en todo Baja California.

No obstante, la ciudadanía ha bajado la guardia y está dejando el aislamiento y la sana distancia acudiendo a parques y canchas deportivas, a pesar de las recomendaciones de no salir de casa a menos que sea necesario.

En un recorrido efectuado por ZETA el primer fin de semana de mayo, en distintos puntos de la ciudad se detectaron espacios que continúan con afluencia de personas, tal es el caso del Parque Teniente Guerrero en la Zona Centro de Tijuana. No hay día que no se vea la presencia de personas, como se ha confirmado en visitas pasadas.

Desde hace tres semanas, agentes que se encuentran en adiestramiento en el Instituto de Capacitación y Adiestramiento Profesional (ICAIP) de la Policía Municipal de Tijuana, están apoyando en operativos en las delegaciones Centro y Playas de Tijuana, con el fin de evitar las aglomeraciones en espacios públicos.

Sin embargo, el 2 de mayo se dio testimonio de cómo estos agentes en capacitación invitaban a la comunidad reunida en el Parque Teniente Guerrero a que se retiraran del lugar por la Fase 3 de la pandemia generada por COVID-19, pero más tardaban en convencer a algunas parejas o grupos de personas para que se fueran a sus casas, cuando llegaban otras a instalarse en bancas y áreas verdes.

Semejante situación se reportó en las canchas de la colonia Camino Verde, en las que se ha visto a jóvenes ingresando a jugar futbol sin las medidas necesarias.

Entrevistado al respecto, el director de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Tijuana, Juan Enrique Bautista Corona, explicó que los parques dentro de las colonias tienen un diseño abierto, sin una entrada o una salida, por lo que se vuelve más difícil clausurarlos, resaltando que la afluencia no solo se da en el Parque Teniente Guerrero, sino en el 18 de marzo o el de la colonia Independencia, donde han detectado a gente que hace caso omiso a las autoridades.

“Reforzaremos las medidas para poner cintas, más letreros, la clave es la consciencia de la ciudadanía, que debe tomar cartas en el asunto, y el apoyo con Seguridad Pública para cualquier caso de ciudadanos que no quieran retirarse del parque. Es muy común que los policías hagan la invitación a salir de espacios públicos y la gente regrese cuando los agentes se van. Por eso es muy importante una conciencia ciudadana de estas personas que siguen poniendo en riesgo su salud y la de otros ciudadanos”, reiteró el funcionario municipal.

Sin embargo, ninguna autoridad en Tijuana ha hecho algo respecto al creciente número de  indigentes que prácticamente viven en el Parque Teniente Guerrero, donde incluso, pernoctan en espacios como el quiosco del jardín público y en las puertas de la Biblioteca Ignacio Zaragoza, así como en diversos puntos de la Zona Centro, donde los focos de contagio son evidentes. Uriel Saucedo Ramírez

 

 

 

“O nos vamos a empezar ya a mesetear (…), o nos vamos a ir hacia arriba”: Pérez Rico

 

A partir del 14 de mayo, en Baja California se tendrá una noción más real del destino que le depara a los bajacalifornianos respecto al COVID-19; si la cifra se aplana y comienza a descender, o si en cambio continúa en ascenso, refirió el titular de la Secretaría de Salud estatal, Alonso Pérez Rico. Discurso distinto al que ha manejado en días pasados, cuando se mostraba confiado en que a mediados de mayo la situación en el Norte de la Península comenzaría a ir a la baja.

“Estamos en un punto donde van a pasar dos cosas: o nos vamos a empezar ya a mesetear, estabilizar y empezar el descenso gradual, o nos vamos a ir hacia arriba. Lo que ocupamos hacer es que todas las personas que estén haciendo actividades no esenciales, se resguarden en sus casas”, indicó el funcionario la mañana del jueves 7 de mayo durante la videoconferencia del gobernador Jaime Bonilla Valdez.

Tal declaración se dio el mismo día en que se registró la cifra más alta de contagios de un día a otro, con 181 casos nuevos, y en el que se informó de los primeros cuatro pacientes positivos atendidos por la Secretaría de Marina y el primer deceso de un menor perteneciente al grupo de infantes entre 1 y 4 años de edad.

En los primeros siete días de mayo, el número de infectados por COVID-19 en Baja California pasó de mil 646 a 2 mil 143 con resultado positivo, un aumento de 497 casos nuevos y 83 nuevos decesos, llegando a las 327 muertes por este padecimiento.

Foto: Cristian Torres

La justificación de Pérez Rico ante el alto número de casos confirmados, se debió a que en los laboratorios del Estado ya se trabaja con los test que practica el Instituto Mexicano del Seguro Social que antes enviaban directamente al laboratorio de la Clínica La  Raza en Ciudad de México. Hasta el cierre de esta edición había 566 personas sospechosas si sin recibir el resultado de sus pruebas.

El viernes 1 de mayo, el secretario de Salud en el Estado anunció 69 nuevos casos -menos de la mitad de los 181 nuevos al 7 de mayo-, en esa videoconferencia del gobernador Bonilla, estuvieron acompañados del secretario de Trabajo y Previsión Social, Sergio Moctezuma Martínez López, quien presentó las adecuaciones del acuerdo sanitario, detallando  quiénes deberían volver a sus labores por lo que resta de la contingencia, al desempeñar actividades esenciales.

Para el 2 de mayo, en el marco del reinicio de actividades de varios sectores del sector maquila, Alonso Pérez Rico reportó que a diferencia de otros días, solo hubo diez nuevos contagios (nueve en Ensenada, uno en Mexicali), cuando en fechas anteriores, los nuevos contagios iban de 50 a 114 cada 24 horas. Aun así, fue el día en que la ocupación de hospitales reconvertidos de la Secretaría de Salud presentó un 68.7%  de ocupación, la segunda más alta en esa semana.

Al día siguiente, 3 de mayo, el aumento fue de 37 nuevos casos de personas infectadas y ocho meses, siendo el grupo de edad con más pacientes infectados, el de personas de 45 a 49 años, seguido del de 35 a 39.

El escenario daría un giro el lunes 4 de mayo, cuando se indicó que por primera vez los adultos de 30 a 34 años estaban teniendo un repunte, situación que continuó a lo largo de la semana que concluye. Ese día, Pérez Rico advirtió que BC pasaba por las dos semanas más delicadas, esperando llegar al punto más alto el 14 de mayo, fecha en que no desaparecería la pandemia, pero se tiene proyectado que el número de infectados sea a la baja. El lunes pasado, el Hospital General de Tijuana reportó estar al 84.5% de su capacidad, con solo 26 camas y 19 ventiladores disponibles.

Para el martes 5, el funcionario de salud reconocería que es “más seguro estar en una empresa, que conviviendo con otras personas con potencial infección y regresando a infectar a nuestra familia”, asegurando que las empresas tienen material de protección y respetan la sana distancia, pese a que, como ha referido, la población trabajadora está siendo la más “golpeada” en cuanto a contagios. Tal día  hubo 74 nuevos contagios y 13 decesos.

A la par de estas declaraciones, el secretario estatal presentó el Manual para la Implementación de Entornos Laborales Libres de COVID-19, que establece las pautas a seguir en un filtro sanitario, los espacios laborales y la capacitación del personal.

Para el miércoles 6 de mayo, el número de nuevos casos aumentó a 100 y se registraron 22 muertes por el virus letal, manteniendo a Tijuana como el epicentro de contagios a nivel estatal, con poco más del 50 de casos positivos, dos terceras partes del total de decesos y la mitad de casos sospechosos. Uriel Saucedo Ramírez

 

 

Bomberos Tijuana se suma a combate contra el coronavirus

 

Fotos: Alejandro Gutiérrez Mora/ZETA

En la pandemia del COVID-19, los esfuerzos extra son bien recibidos dentro del Sector Salud. Tal es el caso de la Jurisdicción Sanitaria Número 2, que al carecer de ambulancias propias, recibe apoyo de instituciones como Cruz Roja y Bomberos Tijuana para trasladar pacientes infectados de un hospital a otro.

A diferencia de Cruz Roja, las cuatro unidades tipo ambulancia de Bomberos son principalmente para apoyo médico de sus propios elementos y sus familias, pero ante la creciente demanda de urgencias en la ciudad, también brindan asistencia a la ciudadanía.

El 8 de abril, la Dirección de Bomberos puso a disposición de la Jurisdicción una de sus ambulancias y asignó a un equipo de ocho personas con equipamiento especializado para que se enfocaran en el traslado programado de pacientes. A la fecha están por rebasar los treinta traslados de los hospitales generales de Rosarito y Tecate, al de Tijuana.

Néstor Alarcón Morales, encargado de despacho de la Dirección, detalló a ZETA que se asignó un espacio de la Estación 8, en específico la base para la División de Materiales Peligrosos, a fin de que los elementos lleguen entre cada servicio a descontaminar la unidad y su equipo.

Humberto Zambrano Pérez, con doce años dentro de la corporación, forma parte los elementos que apoyan con los traslados de pacientes. “Esta situación nos tomó por sorpresa, bastante, pero si respetamos los protocolos de seguridad, no tendría que pasarnos nada”, expresó el bombero, en cuyo caso instauró en casa la rutina de no ingresar con la ropa usada en el exterior y lavarla por separado.

El elemento de Bomberos admitió a este Semanario que aún se sorprende de ver a las personas transitar por la calle sin medidas, más ahora que la pandemia en nuestro país atraviesa por la Fase 3. “En estos días hemos visto un poco más de gente en las calles, sin cubre bocas, como si no estuviera pasando nada, mientras en la unidad traemos a una o dos personas luchando por su vida”, lamentó.

Gabriel Valladares, es otro de los ocho elementos que la Dirección de Bomberos asignó para el denominado Equipo COVID. Con cuatro años como apagafuegos, considera que la contingencia sanitaria es un reto para el cual no los prepararon en la academia, obligándolos a reforzar las medidas de seguridad en sus labores diarias.

“Todo está en seguir los métodos implementados, sin brincarnos ningún paso para evitar un percance durante los traslados que nos exponga al virus”, afirmó, también sorprendido por la actitud de la población, que no sigue las recomendaciones de las autoridades de Salud.

Valladares insistió que se queden en casa para no seguir aumentando los casos de infectados por coronavirus. Lourdes Loza Romero

 

 

 

 

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Redacción Zeta
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Isabel Mercado Isabel Mercado Isabel 34 isamer30@hotmail.com
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