Dos elementos, de la GESI y la AEI, fueron atacados de manera directa; no habían realizado ninguna captura relevante reciente y forman parte de grupos policiacos acusados de extorsionar, robar y secuestrar delincuentes. Moraila encabezó el área de inteligencia de la extinta PEP, y en el caso de Escalante, es el segundo atentado en su contra en dos años
Los dos agentes baleados el 5 y 6 de abril no había participado en operativos o capturas relevantes recientes, y les dispararon fuera de servicio. Con esos antecedentes, los tiroteos en contra del Jesús Moraila Gaxiola, elemento de la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación (GESI), y José Escalante Ruvalcaba, de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), son considerados al interior de las corporaciones como ataques personales y no mensajes en contra de las autoridades.
Ambos salvaron la vida porque los sicarios no lograron matarlos en el primer intento y los agentes se defendieron, pero la misión era homicida. Los asesinos principales incluso fueron apoyados por otros criminales: en el caso de Moraila para intentar rematarlo, y en el de Ruvalcaba, para huir de la escena del crimen.
Caso distinto el homicidio del policía municipal Luis Enrique Montoya Núñez, que de acuerdo a los reportes, fue circunstancial. Lo acribillaron la mañana del 5 de mayo, cuando acudió a Zona Río para atender una denuncia recibida en el número 911, en la cual reportaron “un hombre armado deambulando en las inmediaciones de la Diana Cazadora”. Al uniformado lo asesinó el de nombre David Sanabia, con orden de aprehensión por homicidio cometido en Chula Vista, California.
Respecto al móvil de los dos ataques armados, en las carpetas de investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE) no registran avances, de hecho, al cierre de esta edición -jueves 7 de mayo – no había declaración oficial de los testigos.
Consultados, integrantes de la tropa en las tres corporaciones y de las Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz y Seguridad, hablaron de problemas de corrupción.
Directamente de José Ruvalcaba refirieron: “Siempre anda en problemas”, “A cada rato lo castigaban”, “Andaba cobrando cuota a la delincuencia en Matamoros”, pero hasta donde se sabía, no tenía amenazas recientes.
También informaron que no es la primera vez que es objetivo de un ataque armado, “hace dos años balearon su casa cuando él estaba dentro” en el Cerro de las Abejas, pero no existe carpeta de investigación por ese ataque.
ZETA fue enterado que en 2018, el agente declaró inicialmente ante los investigadores que llegaron a su casa a dispararle, pero después cambió la versión por lo menos en tres ocasiones, y al final terminó por negarse a cooperar.
En cuanto a Moraila Gaxiola, tiene antecedentes de haber sido investigado, detenido y liberado por abuso de autoridad en 2016. Un año antes, en agosto, Esteban Morales lo acusó ante autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado por haberlo detenido e identificado como miembro de la banda delictiva “Los Cuates de la Obrera”, de Lucre Antonio y Marco Cerda Pacheco.
Recientemente “… lo que ha metido de trabajo, todo fue en enero, tres sujetos con autos robados, también recuperación de autos robados hace tres meses, y la más relevante sería la de un hombre en la Zona Este, en auto robado y armado, pero todo se va investigar”, dijeron desde la AEI.
Sus compañeros recordaron que fue agente activo y titular en los equipos de inteligencia de la extinta Policía Estatal Preventiva (PEP), acusados por extorsionar y robar a narcomenudistas.
Los policías manifestaron preocupación ante la posibilidad de que este tipo de ataque sigan sucediendo, porque “todos están agarrando, ese es el problema”, además, que los policías “andan bien bravos, bajándole dinero a los narcomenudistas”.
Por su parte, los mandos admitieron los temas de corrupción y que actualmente están trabajando carpetas de investigación en las que secuestradores y extorsionadores, son agentes estatales. Pero como en ninguno de los casos han identificado plenamente a los corruptos, como tampoco ubicaron a Moraila en alguna de las carpetas.
AGENTES ROBAN Y SECUESTRAN
En enero de 2020, un grupo de elementos de la GESI detuvieron en la Zona Este a un hombre, a quien le quitaron 20 mil dólares y decidió denunciar los hechos a las instalaciones del Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4) en la antigua Carretera Libre Tijuana-Tecate, lote 153, manzana 477 de la colonia Piedras Blancas, Delegación La Presa. Allí también se localiza la Comandancia de la GESI.
El afectado habló con los policías en la entrada y les dijo que entre los uniformados que le acababan de robar, iba una mujer. En ese momento solo había una célula operativa con esas características.
La mujer fue requerida y obligada a abrir la maleta donde encontraron el dinero, pero llegaron los compañeros y todos los policías se enfrentaron; ella resultó herida porque la bloquearon cuando intentó huir de la trifulca.
Al final todos llegaron a un acuerdo, pero solo le devolvieron parte del dinero a la víctima, “que evidentemente tenía razones para no denunciar formalmente,
Montoya, caído en cumplimiento del deber
Al policía municipal Luis Enrique Montoya Núñez lo enviaron a responder una denuncia por hombre armado en Paseo Centenario esquina con Manuel Márquez de León, Zona Urbana Río Tijuana de la delegación Centro. Los investigadores recuperaron videos de la intervención.
A pesar de tratarse de “un hombre armado”, Montoya llegó solo. En el punto, observó al sujeto de complexión delgada caminando inquieto por la zona, abrazando una mochila negra. Se estacionó cerca del hombre, y con palabras y señas le solicitó se acercara. El sospechoso se aproximó y cuando estuvo a menos de un metro, sacó el arma de entre su ropa y disparó al agente en cuello y la cara. De inmediato cayó herido.
El reporte llegó inmediatamente a la central de radio, “suponemos que fue el mismo denunciante el que estaba vigilando y se dio cuenta de todo”.
David Sanabia, de 39 años, era el nombre del delincuente que disparó contra el uniformado, y desde el 17 de enero de 2020, el Departamento del Sheriff de San Diego, California había emitido una orden de aprehensión en su contra, precisamente por un homicidio cometido en Chula Vista.
Después de balear a Montoya, el criminal corrió para atravesar el puente que lo llevó a Paseo de los Héroes, y en esquina con Leona Vicario, ya lo esperaban varias patrullas con policías que tenían su descripción. El oficial a bordo de la patrulla BC-312-A-1, le da la orden de rendirse y, pese a estar rodeado, Sanabia levantó su arma y la apuntó contra el uniformado, pero terminó abatido.
En la mochila del homicida, las autoridades localizaron una computadora portátil y dos teléfonos, del contenido de los mensajes los investigadores pudieron darse cuenta que el tiempo que había estado en Tijuana- aproximadamente seis meses- se había dedicado a la venta de droga al menudeo.
Horas después del ataque perpetrado el martes 5 de mayo, el oficial Montoya murió en las instalaciones de Issstecali El Mirador.
al igual que todos los elementos de la tropa, los jefes se enteraron, pero no hicieron nada al respecto”.
El más reciente tuvo como víctima a un hombre de 28 años con residencia y negocios en Tijuana. Su mujer maneja unos spa y él tiene una yarda, exportan frutas y verduras y rentan locales, pero vive en Estados Unidos.
De acuerdo a información en poder de las autoridades, el 21 de febrero, el hombre fue privado dela libertad por elementos de la GESI. Circulaba por el Bulevar Díaz Ordaz, a la altura del fraccionamiento El Paraíso, mientras hablaba por teléfono con uno de sus familiares varones. De repente le dijo: “Espérame porque me va a detener la PEP”.
Pero pasaron más de cuatro horas y el comerciante seguía sin responder las llamadas, entonces recordaron que un miembro dela familia tenía el contacto y amistad de un policía de la PEP- hoy GESI- y le marcaron.
Después de varios minutos, el agente les confirmó la captura, “lo tiene alguien de la corporación”, pero no quién. Lo habían detenido porque al ser intervenido le revisaron el teléfono y le encontraron mensajes de actividad criminal, “son comprometedores, pero es todo lo que tienen”, informó.
“Me están diciendo que con una lana te lo regresan”, les dijo el policía-amigo, y en ese momento el acto de corrupción se convirtió en secuestro.
Pasaron las horas y los GESI que habían privado de la libertad al mexicoamericano decidieron actuar abiertamente como secuestradores, entonces, negociaron personalmente desde un teléfono particular y el celular de la víctima, su liberación a cambio de la entrega de 200 mil dólares.
Palabras más, palabras menos, expresaron a los familiares: “Somos gobierno y maña, y nos vamos a dar cuenta si nos denuncias, cualquier cosa lo matamos”.
La familia intentó correr menos riesgos y pidieron no entregar el dinero personalmente, ofreciendo dejarlo en Plaza Río, a la altura de los cines, en el interior de un vehículo Taurus, para no verles la cara y no poder identificarlos. A cambio el hombre sería liberado frente a Plaza del Zapato.
La noche de ese viernes 21 se haría el intercambio, pero los GESI-secuestradores aseguran haberse dado cuenta de un aparente operativo para capturarlos y abortaron.
Pasaron 48 horas más para que la familia volviera a ser contactada, en el inter la víctima no fue llevada a ninguna casa de seguridad y durante esos tres días lo estuvieron cambiando de carro en carro. Los vigilantes se turnaban.
Finalmente, el lunes 24 de febrero se realizó la transacción como se había pactado previamente.
La familia denunció en Estados Unidos ante el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), estos se coordinaron con el Ejército y la denuncia llegó finalmente a la FGE, donde ha avanzado lentamente porque la víctima regresó a Los Ángeles y a partir de su liberación, no han manifestado interés por cooperar en la indagatoria.
A MORAILA TRATARON DE SORPRENDERLO POR LA ESPALDA
En cuanto a los ataques fallidos, el primero fue reportado a las 7:10 pm del lunes 5 de mayo, cuando dos hombres encapuchados llegaron y se pararon al frente del taller mecánico sin nombre, ubicado en Calle Palmeras de la colonia Cañón Palmeras, a un lado de Herrería Sandra, a bordo de auto Volkswagen Vento color blanco.
Los matones se estacionaron detrás del pick-up Nissan blanco, propiedad del agente Jesús Moraila Gaxiola, quien había acudido a que le repararan un espejo roto y tenía una hora en el lugar, departiendo.
Uno de los sujetos bajó del Vento, se paró detrás del pick-up y anunció con groserías al policía que lo iba a matar y le empezó a disparar. Moraila corrió e intentó protegerse dentro del taller y disparar para defenderse al mismo tiempo.
Segundos después, otro hombre armado llega por detrás del oficial, entonces grita que se le encasquilló el arma, e intenta huir para esconderse en los cerros de las casas aledañas.
Una vez que lo hirieron, la balacera ya se había reportado al C4 y la ayuda iba en camino, otro elemento de la GESI fue el primero en llegar, lo trabajadores del taller le explicaron brevemente lo sucedido y el agente siguió el rastro de sangre por aproximadamente 50 metros para encontrar a su compañero, según el reporte, “agazapado en unos matorrales”.
Como estaba herido, lo trasladó en la unidad al Issstecali de Fraccionamiento El Mirador.
ATENTADO VS AGENTE ESCALANTE: LOCALIZAN VIDEOS,
ARMAS Y HUELLAS
Dieciséis horas después del ataque al elemento de la GESI, antes de las nueve de la mañana del martes 6 de mayo, José Francisco Escalante Ruvalcaba, elemento de la AEI, había concluido sus labores como agente del turno nocturno y se dirigía a su domicilio en el Cerro de las Abejas.
Circulaba en el carril izquierdo, sobre la Vía Rápida Poniente -a la altura del Puente Benton en el fraccionamiento Santa Elena, Delegación La Mesa- “cuando se le emparejó un vehículo Ford Focus, del cual descendió una persona del sexo masculino y le realizó detonaciones de arma de fuego”. Escalante Se detuvo, descendió del auto y respondió la agresión. Al mismo para resguardarse y tener una mejor posición para disparar, corrió y subió al bordo lomo del canal.
Segundos después, los homicidas fallidos se dieron a la fuga y abandonaron el auto sobre la calle Abasolo, frente al número 24, en el fraccionamiento Zermeño-Mérida, Delegación Los Pinos.
A ese punto llegó una camioneta Tahoe negra de reciente modelo y recogieron a los matones, quienes antes de irse, intentaron incendiar el auto, pero no lo lograron. Al llegar, las autoridades encontraron “… en el asiento posterior una gorra, una mochila y sobre el piso un arma de fuego larga color negro, con la leyenda MAC PULL, calibre .223 con daños por exposición al fuego, cuatro casquillos cal. 223”.
El Mustang de Escalante recibió impactos de bala “en la puerta del copiloto y en el vidrio posterior del lado izquierdo”. Los peritos recuperaron seis casquillos calibre.38.
En esta carpeta, las autoridades pudieron recabar videos, huellas y el arma homicida.