En México se reportaron 396 casos nuevos de COVID-19, para sumar 3 mil 181 al día de hoy, 8 de abril de 2020. De acuerdo con la Secretaría de Salud federal el número de fallecimientos alcanzó las 174 personas, es decir, 33 más que ayer. En tanto que el número de casos sospechosos aumentó 2 mil 110, para sumar 17 mil 209.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, señaló que en el país hay 26 mil 519 casos estimados, toda vez que, por cada caso confirmado hay 8 que no se observaron, porque “no fueron a consulta, no tenían síntomas, que su médico no identificó que cumplían con la definición del caso”.
Es decir, dijo, “la epidemia es ocho veces más grande de lo que se ve”. Al explicar el modelo Centinela de vigilancia epidemiológica, apuntó que los 26 mil 519 casos estimados no están en aislamiento; sin embargo, eso no cambia las decisiones y por esa razón reiteró la recomendación de que las personas se queden en casa.
La Ciudad de México es la entidad que concentra el mayor número de casos confirmados; seguida del Estado de México. Luego Quintana Roo, Coahuila, Tabasco, Puebla, Jalisco y Baja California.
No obstante, por tasa de incidencia (un caso por cada mil habitantes) la Ciudad de México, Baja California Sur, Quintana Roo y Baja California son los estados que tienen las tasas más altas, señaló el director de Epidemiología, José Luis Alomía.
La mayor parte de la carga de la enfermedad es en adultos jóvenes, de los 20 a los 55 años. La enfermedad también se concentra en los mayores de 65 años. Este grupo es el que también ha necesitado atención médica en hospitales.
Del total de casos, 71 por ciento tuvo atención médica ambulatoria, y 29% hospitalización, precisó el funcionario federal.
Baja California sigue siendo el tercer estado con mayor tasa de mortalidad, atrás la Ciudad de México y Quintana Roo.
La mayoría de las defunciones corresponden a personas que tenían otro padecimiento previo, como hipertensión (43.68%), diabetes (40.23%), obesidad (37.36%), tabaquismo (12.07%) y insuficiencia renal crónica (8.62%).
En cuanto a los túneles sanitizantes que diversos gobiernos han instalado en diversos lugares, López-Gatell dijo “si no fueran un riesgo no habríamos dicho nada, solo habríamos dicho ´se está desperdiciando el dinero´, pero sí tienen un riesgo”.
Explicó que los arcos o túneles por los que pasan las personas rocían una sustancia desinfectante y están pensados para utilizarse en ambientes controlados en donde las personas que transitan por ahí tienen una protección física de la vía respiratoria (nariz-boca) y los ojos, porque en esa formación de aerosoles se pueden irritar con la sustancia sanitizantes.
“Pero si suponemos que hay una persona que tiene COVID-19 y que en su vía respiratoria está sacando virus, lo que va a ocurrir es que conforme la persona respira, esas partículas de virus se van a estar movilizando y si el tiempo de sanitización no es el técnicamente recomendado y ese depende del volumen de la persona, del área a cubrir y de la potencia de la sustancia sanitizante. Puede ser que la persona pase muy poquito tiempo y que no sea suficiente para inactivar al virus y tenemos el efecto opuesto, riesgo de propagación de infecciones”, abundó.
Por esa razón, señaló, la Secretaría de Salud emitió un comunicado en el que no recomienda el uso de esos túneles. En el documento agrega que “estas tecnologías podrían generar una falsa sensación de seguridad de las personas y descuidar medidas básicas de prevención como lavado frecuente de manos, uso de etiqueta respiratoria y mantener una sana distancia”.
La Secretaría de Salud no recomienda el uso y diseminación de estas tecnologías hasta que sea evaluada científicamente su efectividad, así como sus riesgos y beneficios, concluyó la dependencia en dicho documento.
