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domingo, febrero 18, 2024
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No está el horno para bollos…

De Trez en Trez

 


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Uno.- “Parece que esto va para largo; no se confíen por allá, como nos ha pasado aquí […] esperemos que vuestro gobierno tome cuanto antes las medidas que se deban antes de que se les vaya de las manos, porque es incontrolable, se contagia de una forma exponencial […] aquí están los militares por las calles impidiendo que la gente salga de su casa […] hasta hace unos días aquí lo tomábamos a broma; cuídense mucho”.


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Estos son, entre otros, los comentarios y consejos que mi amigo David Bueno y su esposa Andrea, originarios de la península Ibérica y residentes en Valencia, España, hacen a la distancia, con pleno conocimiento de lo que significa estar en un país con emergencia sanitaria derivada del COVID-19, confinados en su hogar, tratando de colaborar para que este coronavirus no se propague más de lo que ya se esparció por España, uno de los países europeos más afectados por esta pandemia. Con David y Andrea compartimos apenas cuatro meses, antes de que se supiera del coronavirus.

De inmediato vienen las comparaciones:

También aquí en México se toma a la ligera este tan serio asunto; abundan las bromas, los memes y los chascarrillos en torno a la pandemia. Y surgen luego las dudas. ¿Por qué se percibe que el Gobierno Federal se está viendo demasiado lento en sus decisiones? ¿Estarán en lo correcto? ¿Qué esperan para establecer medidas más estrictas? ¿Nos estarán diciendo la verdad? ¿Cómo se podrán las cosas?

Doz.- Hay razones para esas y más dudas. Como ha sucedido en muchos asuntos harto importantes, las opiniones en nuestro país están divididas.

Hay quienes exigen más acción, más energía en la toma de decisiones, que tiendan a aminorar los efectos de la enfermedad a la ya de por sí disminuida calidad de vida de millones de mexicanos; pero también los hay que dicen apoyar al Gobierno Federal por estar actuando en forma correcta, sin “politizar” ni poner en “riesgo” la salud y la economía de los mexicanos.

Sin embargo, la percepción de muchos es que el Presidente Andrés Manuel López Obrador -para no variar- está minimizando las cosas, como suele hacerlo. Mientras gana tiempo, pone como “orador principal” al Doctor Hugo López-Gatell, sigue con giras, abrazos, besos y estampas religiosas en sus “mañaneras”; entre tanto, algunos críticos le piden liderazgo, ejemplo y conocimiento en este momento de crisis.

Por su parte, algunos gobiernos estatales han dictado medidas que el Gobierno Federal ha tardado en implementar, situación que evidencia la falta de coordinación y de unificación de criterios para enfrentar la emergencia.

Trez.-  Ni al caso citar cifras, estadísticas y cantidades, pues estas -por desgracia- se actualizan cada minuto a una velocidad que asombra. Debemos, gobierno y gobernados, entender que nos enfrentamos a una situación de emergencia, si acaso con un poco más tiempo e información que tuvieron en Asia y Europa para tratar de entenderla y controlarla.

Y de ahí para adelante, que gobierno y ciudadanía hagan lo que les corresponde. Entender que esta situación no es solamente de salud pública, sino que traerá también consecuencias económicas y sociales para todos. El horno no está para bollos.

Así que, como desean mi amigo David y su esposa Andrea, “que se tomen las medidas necesarias a tiempo y que pase rápido”.

P.D.- Precio del petróleo a la baja; paridad del peso frente al dólar a la alza; guerra comercial China-USA; elecciones en USA… y lo que falta.

P.D.2.- No puedo dejar de decirlo: Algunos padres confunden a las escuelas de sus hijos con guarderías.

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

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Autor(a)

Redacción Zeta
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