Miles tomaron las calles el domingo 8 de marzo, Día Internacional dela Mujer, y muchas más pararon el 9 de marzo, haciendo notar la ausencia de las féminas en todos los ámbitos de la sociedad bajacaliforniana. En paz, acompañadas o en hermandad, se manifestaron por su derecho a vivir libres de violencia, por la necesidad de justicia, por el fin de los feminicidios, por aquellas que ya no pudieron salir a tomar la calle porque las mataron, las desaparecieron
Se distinguían por sus prendas y sus pañuelos color morado, sentadas en el césped del jardín en la Vicerrectoría de la Universidad Autónoma de Baja California. Algunas formaron un círculo, hablaron de las dificultades a las que se enfrentan por ser mujer. Otras escribían en carteles o se pintaban el cuerpo con leyendas como “Ni una más”. Todas con un fin común: protestar contra la violencia de género y la discriminación.
La marcha al Monumento a Lázaro Cárdenas estaba programada a las seis de la tarde de ese domingo 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, pero ellas estaban ahí desde las cuatro. Fueron dos horas en las que además de ensayar consignas, las manifestantes se conocieron y se apoyaron.
Familias completas comenzaron a llegar, como la de Valeria Ahumada Jáuregui, una joven madre de 23 años asesinada en 2018, quienes sostenían un cartel con la leyenda “Justicia para Valeria”. Estaban ahí para exigir a las autoridades que su caso no quede impune. “No encuentro justicia para mi hija y es lo que pido… en nombre de ella y de todas las mujeres”, decía entre lágrimas Martha Patricia, madre de Valeria.
Al punto de la marcha, se organizó el contingente en tres secciones: mujeres, personas de la comunidad trans y un contingente mixto. Quince minutos después, tomaron el Bulevar Benito Juárez en dirección al sur. “¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta que camina! ¡La lucha feminista por América Latina!”, fue la primera consigna que cantaron al salir. Marcharon siendo la voz de las que ya no están, y esperando que las próximas en desaparecer o ser asesinadas no fueran ellas, y de serlo, que fueran las últimas.
Foto: Enrique Botello.- La protesta en Ensenada inició en el parque de la colonia Obrera.
Marcharon unas mil 300 personas, en su mayoría mujeres acompañadas de amigas, madres, hijos, hermanos, pareja e incluso su perro. Casi todas entonaban las consignas mientras sostenían carteles o cruces en representación de quienes su vida fue arrebatada. Las que tenían las manos vacías alzaban el puño, signo de protesta universal.
El recorrido duró 25 minutos y el sol comenzaba a ocultarse. Al llegar a la Glorieta Lázaro Cárdenas, muchas de ellas mostraban con orgullo sus carteles a los transeúntes que circulaban por debajo del puente, algunos en forma de apoyo hacían sonar su claxon. Uno de los cárteles hacía referencia a la línea de aborto seguro.
Las mujeres que pudieron se colocaron frente al monumento, viendo cara a cara a la mayoría de las manifestantes que aplaudían y gritaban junto con ellas. Pero hubo inconformidad cuando comenzaron a pintar la estatua de rosa y morado. Mujeres con la cara cubierta escribieron las frases “Estado Feminicida”, “Vivas nos queremos”, y “Asesinos”, mientras otras abandonaron el lugar indignadas, y unas más lo expresaron abiertamente.
Una vez de vuelta al punto de partida, en los mismos jardines se sentaron en un círculo. Esta vez fue más grande y alrededor, las cruces color rosa con las que habían protestado. Cada una tenía una vela a su lado y la fotografía de una mujer víctima de feminicidio: Ingrid Escamilla era una.
Entonces el sentimiento fue de tristeza por las que ya no están, por un país en el que la impunidad es la norma y no la excepción, por los feminicidios que van en aumento.
Foto: Cristian Torres.- Empleadas del Ayuntamiento de Mexicali se unieron al paro #El9NingunaSeMueve
MILES MARCHAN Y LUEGO PARAN
La marcha del 8 marzo fue histórica para Tijuana. Ha sido la más concurrida con la participación de 2 mil 500 de mujeres de todas las edades, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana Municipal (SSPCM). De todos los estratos sociales, con sus hijos e hijas, en familia, con amigas, el grito de las tijuanenses se hizo sonar.
El 8 de marzo iniciaron las protestas por parte de tres colectivos: Red Feminista Interseccional contra la Violencia y Feministas en Crianza, ambas incluyentes con la comunidad LGBTIQ+; y Colectivo Violeta, el cual se considera “separatista” y no admitió “onvrez”, como ellas mencionan, en sus protestas.
Pero llegaron más, de todos los puntos de Tijuana, con pancartas, con un distintivo morado o verde, apoyando la causa, todas clamando justicia por sus desaparecidas, por sus muertas, por los abusos y violaciones del que han sido víctimas.
“Estamos en una situación alarmante, diez mujeres muertas al día, no lo podemos permitir y es una burla lo que las autoridades están haciendo de desatender por completo el tema. Tengo una bebé de 2 años y no quiero pensar cuando ella tenga 7 años, y le pase lo que le pasó a Fátima, simplemente no lo puedo permitir”, comentó Susana, una mamá que se enteró de la protesta el mismo domingo y sin pensarlo llegó con su hija Roxana.
La cita fue a las tres de la tarde y concluyó a las siete. En ese lapso, recorrieron de la Glorieta del Mestizaje frente al Centro Cultural Tijuana, la de Cuauhtémoc y después se dirigieron a las instalaciones del Ministerio Público en Zona Río –antes Subprocuraduría-, para después regresar al primer punto. Aun con energía para seguir clamando seguridad y justicia, por el derecho a decidir y a vivir sin miedo.
Foto: Ramón T. Blanco Villalón.- Mujeres policías sí trabajaron el 9 de marzo
Al día siguiente, las mujeres callaron. En todo México tuvo lugar el primer paro de mujeres, simulando estar desaparecidas o muertas. Se comprometieron a no consumir, a no trabajar, a no atender su casa, no contestar mensajes o llamadas, incluso no atender redes sociales.
Esto generó una pérdida económica de 30 mil millones de pesos, de acuerdo con José Manuel López Campos, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio.
En Tijuana, algunos comercios cerraron, otros trabajaron tiempo parcial o solo con personal masculino. Otros más no lo hicieron, pero colocaron distintivos morados en sus locales para apoyar la causa.
En cuanto al sector gubernamental, empleadas del Ayuntamiento de Tijuana tenían la garantía de que no serían sancionadas si faltaban, sin embargo, comentaron a ZETA que sus jefes y jefas directas las invitaron a no faltar para evitar que se les acumulara el trabajo.
TRIUNFA HERMANDAD EN ENSENADA
La tarde del domingo 8 de marzo, mientras transcurría la marcha del movimiento “8M” en Ensenada, una mujer de la colonia Francisco Villa realizó llamadas de emergencia al centro policial por un ataque de su ex pareja sentimental.
Amigos y familiares la rescataron del agresor y, como en otras ocasiones, la ayuda policiaca nunca llegó. Sus llamadas de auxilio, se sumaron a la estadística diaria de reportes que recibe el personal del C4 por violencia intrafamiliar.
Ese día, y con dos horas de anticipación, cientos de manifestantes de todas las edades se preparaban para la marcha feminista sin precedentes en el parque de la colonia Obrera.
Foto: Jorge Dueñes.- Al día siguiente, las mujeres pararon labores
En punto de las seis de la tarde iniciaron el recorrido que duró más de dos horas desde las calles Séptima, Reforma, Juárez, Miramar, en la zona de tolerancia, Ruiz y López Mateos, hasta la Plaza Cívica en el Bulevar Costero.
“El Estado no me cuidan, me cuidan mis amigas”, gritaban las mujeres, dando muestra de solidaridad por quienes no pudieron estar presentes en la protesta.
Iniciaron el trayecto con calma y aprovecharon los cruces peatonales para subir el tono de los reclamos contra las agresiones machistas con el ánimo ser escuchadas; realizaron performances del tema “Un violador en tu camino” y saltaron al ritmo de “Machista el que no brinque”.
Desde lejos se distinguían las cruces rosas donde imprimieron los nombres de las más de 50 asesinadas entre 2017 y 2019 en Ensenada. Junto a ellas, las imágenes de las víctimas de feminicidio que no han recibido justicia por parte de las fiscalías.
Foto: Cristian Torres .- El paro nacional provocó pérdidas de 30 mil millones de pesos
En la calle Floresta se tomaron el tiempo de leer los nombres y fechas de cada una de las mujeres asesinadas en el Puerto, seguido de la palabra “justicia”.
Sobre las pancartas escribieron todo tipo de mensajes para reprimir la violencia machista: “No es No”, “Este cuerpo No se toca, No se viola, No se mata”, “Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, “No salí de tu costilla, tú saliste de mi vagina”, “Tu machismo mata más que el coronavirus” y “Todas son mis hermanas”.
En el trayecto resaltaron las demostraciones de hermandad y juntas cantaron algunos temas que a nivel internacional se han convertido en himnos para los grupos feministas: “Sin miedo”, “Un violador en tu camino”, “Siempre viva” y la adaptación de “Cielito lindo”.
Los colectivos feministas convocaron a la comunidad de mujeres y permitieron que hombres se sumaran al contingente el cual reunió a por lo menos 2 mil personas.
El paro del lunes 9 de marzo se distinguió por la ausencia femenina en escuelas, dependencias de gobierno e instituciones bancarias.
Contagiada por la buena respuesta en la macha de un día antes, Lucía Ruiz, una ingeniera civil independiente, decidió de último momento dejar de lado los compromisos profesionales e iniciar el paro laboral de 24 horas. Compartió con ZETA que su mayor motivación para formar parte de este movimiento fue su hija de 10 años de edad, en la quiere dejar un ejemplo de valentía.
