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sábado, febrero 24, 2024
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La cuarentena desde España (Primera parte)

De Trez en Trez

 


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Uno.- “Hace 13 días vivimos confinados en casa sin poder salir; aunque somos jóvenes y no somos considerados como pacientes de riesgo, hemos de guardar una cuarentena que sabemos cuándo ha empezado, pero no cuándo terminará”.


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Desde el viernes 13 de marzo, es la situación de David Bueno y Andrea Ibáñez, un matrimonio español que vive en Buñol, provincia de Valencia (tierra de Fallas, paellas y mar), a quienes, como ya comenté en la entrega pasada, conocí hace tres años cuando nos encontramos en Costa Rica; ellos recién casados ellos, disfrutando de su luna de miel, y luego visitamos recientemente en España, apenas cuatro meses antes de que empezara la pandemia en que se convirtió el COVID-19.

En la entrega anterior, David y Andrea nos habían comentado respecto a la situación que se vive en todo el mundo con la emergencia del coronavirus: “Esperemos que vuestro gobierno tome cuanto antes las medidas que se deban antes de que se les vaya de las manos, porque es incontrolable, se contagia de una forma exponencial […] aquí están los militares por las calles impidiendo que la gente salga de su casa[…] Hasta hace unos días, aquí lo tomábamos a broma.” Ahora, ellos nos cuentan, a la distancia, cómo se vive el confinamiento obligatorio ordenado por el gobierno de España, lo que califican como una “situación abrumadora”.

Doz.- Nos comentan: “Como todos los españoles, empezamos el día 12 de marzo a estar muy atentos a las noticias, preocupados por los datos de extensión del COVID-19. Esa preocupación pasó a miedo y la gente comenzó a comprar compulsivamente -y en grandes cantidades- todo tipo de productos, tanto comestibles como higiénicos. El gobierno. que hasta entonces solo recomendaba quedarse en casa, decretó el estado de alarma en todo el país, y unas severas normas de confinamiento para toda la población”.

Continúan: “Al segundo día, cundió el pánico. La gente comenzó a hacer colas horas antes de que se abriesen los supermercados, con la consecuencia de que, apenas a dos horas de la apertura, ya no quedaban productos básicos como arroz, leche, pasta… Además del grave riesgo de contagio que supone un supermercado lleno de gente”. Como se aprecia, muchas cosas han cambiado en los países afectados por el COVID-19.

La comunidad valenciana celebra entre el 15 y el 19 de marzo las Fallas, una festividad con mucha tradición y pirotecnia en honor de San José. “Este año no se han podido festejar, esto es algo que no ocurría desde la guerra civil del 36, allá por época de nuestros abuelos; pero es una prueba de la magnitud del problema al que nos enfrentamos, al igual que la Semana Santa, festividad de gran tradición en diferentes provincias de España”.

“Si a los españoles nos está enseñando algo esta crisis, es que, como dice el refranero popular, más vale prevenir que curar. El día 8 de marzo se celebró una multitudinaria manifestación en Madrid por el día de la mujer. Todos creíamos que era exagerado suspenderlo; es más, al ser un día tan importante y estar a favor de ello, estábamos en contra de no celebrarlo, al igual que actos deportivos o mítines. Pues bien, de todos los actos y partidos deportivos celebrados ese día han surgido muchos positivos; al día de hoy nadie aquí piensa que fuese exagerado suspenderlos, es más, se debería haber previsto y nos estaríamos ahora curando”, me escriben David y Andrea.

“Aquí en España, los hospitales ya están desbordados y sin sitio (lugares disponibles); sobre todo en Madrid, donde la situación es muy grave, hay familias recogiendo las cenizas de sus familiares, sin poder despedirlos con sus allegados. Además del problema que supondría tener ahora un accidente de tráfico yendo a trabajar, puesto que los números de emergencias también están saturados; por tanto, el virus deja víctimas directas, pero también indirectas”.

Trez.- “Este confinamiento nos está sirviendo para recuperar algunas viejas costumbres, como cambiar los juegos online por los juegos de mesa. Tenemos que reinventarnos cada día para llevar esto de la mejor manera, y eso nos lleva a situaciones que nunca pensaríamos que se iban a dar si no estuviésemos confinados”.

“Por ejemplo, todos los días a las 20 horas, salimos a nuestros balcones para aplaudir en muestra de agradecimiento a todo el personal sanitario, trabajadores de supermercados, transportistas, cuerpos de seguridad y todo aquel cuyo trabajo sea más que necesario en estos momentos tan difíciles. Después de los aplausos, los vecinos ponen música desde su balcón, canciones infantiles para que las canten niños y adultos desde su casa; es bonito porque hemos creado un vínculo vecinal más estrecho en unos pocos días de confinamiento que en varios años de convivencia normal”.

Los amigos ibéricos reflexionan: “Lo más difícil de la cuarentena es el haber dejado de tener contacto con familiares y amigos más cercanos; las comidas y reuniones se han cambiado por videollamadas, cada uno desde su casa”.

“Hoy me he encontrado en el súper con mi madre, a la que no veía desde hace 13 días en persona, y me he emocionado. he querido tocarla y abrazarla y no he podido; nunca me había podido imaginar esta situación, ver a mi madre y no poder tocarla, o incluso no querer ir a ver a mi abuela por miedo a contagiarla. Claro, esto conlleva otro miedo, imaginar que cualquier miembro de mi familia se contagie y no poder visitarlo o poniéndonos en lo peor, que muera y no poder despedirlo como se merece hasta que pase esta situación…”.

P.D.- “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…”. Aplica para gobernantes y gobernados.

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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