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viernes, octubre 11, 2024
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General Rafael Buelna Tenorio

Entendió Buelna que el poder revolucionario es para servir a la democracia y a la libertad; y dio su vida por esa causa. Buelna es un personaje que brilla con luz propia en la historia de la Revolución Mexicana, olvidado por la historia oficial: ardiente proselitista, líder estudiantil, activista universitario, periodista en su tierra sinaloense, con una personalidad destacada y con un don natural de autoridad y mando desde su infancia, donde sus amigos lo seguían a las aventuras más arriesgadas.

Se formó sobre la marcha, gracias a su perfil de estratega militar nato, que a partir de sus estudios de leyes, lo perfiló con una inteligencia destacada. Nativo de Mocorito, fue uno de los líderes guerrilleros intrépidos y valientes que registra la historia de Revolución Mexicana. Estudió en el Colegio Civil Rosales de Culiacán, donde aspiró ser abogado, poeta y literato. Tuvo una vida revolucionaria, visionaria e intensa, llena de ideas y proyectos (con imaginación y talento de estadista).

Buelna fue creyente de la rebelión popular libertaria, contra la dictadura oligárquica de Díaz; pelea luego a favor del movimiento maderista, y ante el crimen atroz hacia Gustavo y Francisco Madero, se pronunció contra Victoriano Huerta.

Con su poder carismático -la palabra y el debate- y los ataques relámpagos, que no eran pocas ventajas, ganó espacios desde Sonora, Sinaloa, Nayarit, Colima, Jalisco, Guanajuato, Guerrero y Michoacán; ganando una tras otra, con desventajas numéricas y de arsenal, duras batallas en las montañas, pueblos y cuarteles federales, hasta que fue controlando este territorio desde la nada.

Dueño de ideales y de una moral poderosa, ganaba en la mente, ánimo de sus soldados y Estado Mayor con un factor a su favor: la palabra razonada, el patriotismo contagioso para buscar un país de igualdad, justicia y libertades.

A pesar de que sus cientos de seguidores carecían de armas y municiones, los convencía con ese poder extraordinario de comunicarse, conmoviendo los sentimientos de amor a la justicia. Tocaba las fibras más sensibles de sus miles de guerrilleros, al prometer -y cumplir- que, al tomar una plaza, contarían con los pertrechos de combate.

Su accidentada relación de aliado, primero, y luego de conocer las malas artes e intrigas de su superior, llegó al enfrentamiento con el jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza; pero la rivalidad fue con el comandante de occidente, Álvaro Obregón. También se rebeló contra los excesos de Villa, retirándose temporalmente a Texas.

Obregón desertó envidias de Buelna por sus éxitos en el campo de batalla, que lo llevaron a intentar someter al general y excluirlo de avanzar hacia la CDMX. A pesar de su juventud, en 15 años de estratega se perfilaba naturalmente para ser mucho más que un general triunfante.

Rafael, con su solvencia intelectual, moral y organización de sus ejércitos, pudo ser un excelente ministro y Presidente de la Republica. Capacidad y reconocimiento social le sobraba, más el respeto de Villa y Zapata, los pilares del levantamiento por tierra y libertad, no le faltaban. No es tan biográfico como el general Villa, porque le faltó tiempo y experiencia militar para cuidar su vida, pero el Centauro del Norte lo respetaba, y admiró en cuanto tuvo oportunidad de conocerlo.

Fue su más leal colaborador de la División del Norte, en el periodo que los unió la lucha contra Victoriano Huerta y, en su momento, para enfrentar las ambiciones e intrigas de Álvaro Obregón.

Tienen un rasgo común los generales Villa y Buelna, que los dos estuvieron a minutos de fusilar al manco de Celaya por considerarlo traidor, simulador y ambicioso (quien más tarde los traicionaría).

Buelna predijo que Obregón, en su afán de poder absoluto, traicionaría a Carranza, a Villa y atentaría contra la vida de sus opositores, como efectivamente lo hizo con varios generales; que pondría en lejos las causas sociales por las que ofrendaron su vida un millón de revolucionarios. Buelna y Villa le perdonaron, por la conciliación de esposa y amigos, pero ese perdón lo pagaron con su vida.

Hay personajes notables en esta biografía: los generales Estrada y Ramón B. Arnaiz, leales a Buelna. Ellos derrotaron un 23 de diciembre al ejército obregonista de Lázaro Cárdenas en el Puerto de Huejotitán, en montañas de Michoacán. Ahí, el futuro Presidente quedó gravemente herido, apenas iniciando una refriega de ocho horas; rendido y desangrado, sin atención médica al perder el botiquín, los generales respetaron y atendieron en un sanatorio de Guadalajara, y lo liberaron.

Estrada, Buelna y Arnaiz respetaban la dignidad de la vida. No sabían que, sembrando su generosidad, dieron nuevo rumbo a la historia moderna mexicana.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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