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martes, octubre 1, 2024
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Herencia babilónica

Roma no es el imperio más grande a través de la historia de la humanidad en nuestro planeta. Es Babilonia, con su auge  y declive; con Persia; con Mesopotamia. Babilonia La Grande, una evocación fascinante de la ciudad, cuyo nombre está asociado a los orígenes de la sabiduría; una ciudad que pudo dominar todo el Oriente durante siglos.

La escritura babilónica abarcaba la escritura cuneiforme: Hammurabi, Asssurbanipal, Nabucodonosor, nombres que llevan la impronta de la astrología, la adivinación, las matemáticas, el derecho como presagio de sucesivas sociedades avanzadas. Que habrían de desembocar en la nuestra:

La tercera dinastía de Ur; el periodo paleo babilónico; Kara’indash y Krigalzu; algunas de las comunidades agrícolas; Ninive… Babilonia, en el mundo antiguo, tenía un pasado que se remontaba a las tinieblas de la prehistoria. En su caso, la ocupación más antigua que se ha descubierto -hasta ahora- data desde principios del sexto milenio.

En el sur, tenemos los calderos de Ur y la cercana Eridú, con sus templos locales, así como sedes de dinastías; unos dos mil años después, cuando empieza la historia. Sus dos grandes ríos, el Tigris y el Eufrates, con su posición en el extremo norte de la llanura aluvial, les brindaba la posibilidad de controlar dos de los caminos más famosos del Mundo Antiguo: la principal ruta terrestre, la cual partía de la Anatolia occidental, cruzaba Asiria y llegaba al sudoeste de Irán, bordeando la llanura al este del Tigris.

Al mismo tiempo, Babilonia era el término natural del camino de Jorasán, que más adelante sería la arteria principal de los imperios parto y sasánida desde su capital de invierno en Ctesifonte, hasta Hamadan y más allá, subiendo por el valle del Diyala.

Sucesivas dinastías mesopotámicas  comprendieron y aprovecharon las ventajas de esta situación, tanto en lo comercial como lo militar, que sin duda dictaron su fundación -en un radio de 80 kilómetros- de la secuencia de capitales históricas más notables del mundo.

La primera de ellas fue Kish, una de las sedes de realeza más antiguas; le siguieron Agadé, la ciudad de Sargón y sus sucesores; también la propia Babilonia; más adelante, Seleuda junto al Tigris, Ctesifonte y, finalmente, Bagdad.

Así pues, al contar la historia de la mayor ciudad babilónica, empezaremos hablando del aspecto geográfico. Al contar la historia de la boxeadora tijuanense Kenia Enríquez, hablaremos de la máxima figura deportiva en el antiguo Centro Escolar Agua Caliente, la Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas (en su periodo, del profesor Martín Moreno Félix); hablaremos de la Licenciada en Comunicaciones por la Universidad Autónoma de Baja California; de una pelea más ganada por la campeona del mundo, en la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco. Hablaremos de una heredera de la esencia babilónica.

 

Atentamente,

Lic. Sergio David Modelevsky Arce.

Tijuana, B.C.

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Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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