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martes, octubre 1, 2024
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Primera Misa en el Río Colorado – 25 de enero de 1605

La Primera Misa en el Río Colorado fue celebrada el día de la Conversión de San Pablo, un 25 de enero del año 1605. En el diario del sacerdote franciscano Fr. Francisco de Escobar, se detalla el viaje que él y otros dos frailes, acompañando a “el adelantado” Juan de Oñate -gobernador del Nuevo México- y otros nuevos soldados.

La paciente investigación de Georges Chávez y Federico Iglesias se enfocó a las referencias históricas de autores como Herbert Eugene Bolton, en un texto asequible en bibliotecas y archivos: ese apreciable Diario del Francisco de Escobar, y que Bolton refiere en un artículo de 1919 en el Catholic Historical Review, disponible ahora en internet con ese título.

La Primera Misa en el Río Colorado fue por obediencia al rey de España, para tomar posesión de estas tierras. En estas efemérides históricas -siempre nuevas y admirables- hay que imaginar a Francisco de Ulloa en 1539, observando desde El Golfo de Santa Clara en el Mar de Cortéz, mirando cómo bufaban las olas del Colorado cuando se unían a la marea del Golfo.

No fue Ulloa el mérito de internarse en el intenso Colorado, Río de la Buena Esperanza o del Tizón, como le nombraron los navegantes; el mérito fue de Hernando de Alarcón, ayudado por los Cucapah y tribus del lado califórnico del Colorado (Valle de Mexicali), quienes le ayudaron a Alarcón, jalando por los tulares de la orilla del río una barcaza hasta llegar hasta Yuma; cruzaron por lo que hoy es Algodones-Andrade, en donde la comunidad de California ha colocado una landmark, memorando el hecho logrado por Alarcón en agosto de 1540. A falta de religiosos, él mismo les enseño a persignarse y a decir el Pater Noster y otros rezos.

Carlos Lazcano, director del Museo de Historia de Ensenada, ha investigado y consignado la historia de las navegaciones de Vizcaíno, Rodríguez Cabrillo, Balboa, y todos aquellos que en una bien coordinada misión y conquista, logró Hernán Cortéz y sus hombres y religiosos de la Corona Española.

Es admirable cómo en estos días helados de enero, en un viaje de octubre de 1604 hasta abril de 1605, los hermanos frailes franciscanos, acompañados por nueve soldados y el mismo gobernador Juan de Oñate (por cierto, casado con una nieta de Cortez y una bisnieta de Moctezuma, el último emperador Azteca), todos ellos por tierra desde Nuevo México, lograran aquel viaje histórico. Y tomaran posesión de estas tierras en una Misa Cantada, en esas condiciones que aún causan admiración en Villa Koipal.

Como parte de la memoria histórica de las diócesis de La Paz, Ensenada, Tijuana, Mexicali, San Diego, Tucson, Phoenix y Hermosillo, surge en estos años -gracias al trabajo de los investigadores e historiadores, Georges Chavez y Federico Iglesias Serafín- la fundamentación de este evento: La Primera Misa en el Río Colorado, un 25 de enero de 1605.

En 2016 se celebró junto a la Misión India de Santo Tomás esta memoria.

Desde 2017 y 2018 en el sitio original, hoy Villa Koipal (Retén Militar el Doctor, el Golfo).

Y en 2019 en la histórica capilla de la Santa Cruz.

Ahora, Dios mediante, en el templo de la Inmaculada Concepción de San Luis Río Colorado, Sonora.

Ya en 1540, mientras Hernando de Alarcón llegaba a Yuma a través del bajo Delta del Río Colorado, Melchor Díaz andaba en las fumarolas del Cerro Prieto, en el Valle de Mexicali. Hernán Cortez fundaba La Bahía de la Santa Cruz (La Paz) y Vizcaíno y Cabrillo y Balboa y Coronado. En una admirable estrategia de conquista y evangelización, nos legaron un rompecabezas de hechos históricos memorables, como este dato de la Primera Misa en el Río Colorado.

De hecho, existió una isla llamada De la Conversión de San Pablo, cerca de Villa Koipal y Puerto Isabel: una isla formada por el Golfo y el Río Colorado, en la que podían fondear y permanecer hasta mil naos o naves, como el Galeón de Manila. El Río Colorado, en el que encalló el explorador inglés Hardy, tenía un cause tan ancho de hasta tres o más leguas (equivale a 4.8 kilómetros por legua).

Los soldados, cuyos nombres consigna el padre de Escobar en su célebre diario, afirman ya en 1605 reconocer el “atún” del Golfo de Santa Clara.

Otros misioneros como Eusebio Kino, el jesuita (1699) y el Mártir Franciscano del Río Colorado (Yuma 1781) y el de Aragón, España, Fray Francisco Garçés, detallarán aspectos agrícolas del bajo Delta del Río Colorado.

Las durísimas condiciones climáticas en el delta sonorense y bajacaliforniano del Colorado -el frío y el calor ardientes- no han desmotivado la vida en estas zonas, en las que por cierto el imperio algodonero celebra tanto del “nací en los Algodonales, bajo un sol abrazador” no son mérito de chinos, norteamrericanos ni mexicanos, sino de los nipones, como bien lo ha demostrado Gabriel Trujillo en su libro Kitakaze (el viento del norte): los japoneses en Baja California.

Gran odisea al Río Colorado la del llamado “El Adelantado Juan de Oñate”. Y los soldados y frailes franciscanos que desde octubre de 1604 a abril de 1605, por tierra, vinieron a recorrer esta región dejándonos la Primera Misa en el Río Colorado, como se fundamenta histórica y verazmente en el diario de Fr. Francisco de Escobar, uno de sus testigos.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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