A menos de cien días de gestión, Armando Ayala Robles ha logrado consolidar un nuevo modelo de hacer gobierno y política, basado precisamente en el método educativo Montessori: todos en su gabinete hacen lo que quieren. Y es que ante la falta de liderazgo, personalidad y poder del alcalde de Ensenada formado en el PAN y encumbrado por Morena, sus colaboradores pasan la mayor parte del tiempo en la grilla. Cierto es que Ayala recibió una administración en bancarrota y una ciudad en ruinas, pero los buenos deseos y transmisiones en vivo vía Facebook en nada solucionarán la grave situación en servicios públicos, finanzas y gobernabilidad, sin pasar por alto la seguridad pública. El alcalde no tiene operadores que le resuelvan los problemas y escándalos que suman media docena en tres meses; al parecer sus asesores están dormidos y apuestan a que en dos años el desgaste no sea tal que impida la reelección de Armando Ayala. Vaya, en una acción inédita, el gobernador Jaime Bonilla Valdez lo regañó en redes sociales por no ponerse las pilas en Isla de Cedros. Urge que el alcalde de Ensenada resuelva, tome los hilos políticos y aborde los temas, ya que en menos de cien días, todo ha quedado en discurso, en ganas.