La familia Canuto Hernández recordará las fechas decembrinas del 2019 como una verdadera historia de navidad. En 2019, el señor Clicerio Canuto Bacilio salió desde el estado de Hidalgo rumbo a Tijuana, Baja California, donde le perdieron el rastro. 11 años después fue hallado en las calles de La Paz, donde lo conocían como “El Chaparro”.
La última esperanza de su familia para reencontrarse la tuvieron hace más de un mes mediante una fotografía en redes sociales. Ahí estaba el señor Clicerio, sentado en la banqueta, recibiendo alimento que alguien le regaló; al parecer portaba un casco, pero vestía de indigente.
Brígida Canuto Hernández, su hija mayor recordó aquel momento en que su padre salió y ya no supieron de él.
“Ya son 11 años sin saber de él. Tiene nueve hijos, es albañil y se fue a trabajar a Tijuana, pero ya allá él nos habló como dos veces en dos años; después de eso ya no supimos nada de él, le perdimos la pista. Nosotros siempre hemos querido venir a buscarlo, pero como no conocíamos, nos decían que era muy grande ahí en Tijuana; ahora estamos aquí porque supimos de él a través de una foto que subieron a redes sociales. Gracias a dios, la agrupación Búsquedas por La Paz hicieron la publicación y dimos con ellos”, expresó su hija.
Su familia se conectó con el colectivo Búsquedas por La Paz; ellos pudieron conseguir información y darle seguimiento. Sus hijos llegaron a la capital de Baja California Sur y ya en la ciudad fueron apoyados en recorrer las calles.
Muchas personas se expresaron de Clicerio como una persona muy platicadora, que se la pasaba cantando y que era muy servicial y respetuoso.
“Desde que una señora nos hizo llegar la foto en noviembre, nosotros la publicamos, y hace aproximadamente seis días los hijos se pusieron en contacto con nosotros. Que era su papá. Checamos con los apellidos y todo, y verificamos que sí son los hijos del señor; con la felicidad y la esperanza se dejaron venir a La Paz, ya son cuatro días buscando el señor”, comunicó Iris Manríquez, del Colectivo Búsquedas por La Paz.
En el día en que ZETA acompañó la búsqueda, se recorrió la plaza Soriana, la avenida Colosio y se llegó hasta Abasolo, donde se encuentran unas bodegas que sirven de refugio. Allí, uno de los indigentes dijo que lo había visto como dos semanas atrás.
La búsqueda continuó por diversas tiendas de autoservicio y siguió por avenida Alta Tensión y el Mercado Olachea; ahí varias personas dijeron conocerlo y que lo habían visto una semana atrás, pero le perdieron la pista. Recomendaron buscarlo en el hospital del Imss 5 de febrero, pero no había información respecto a él.
Mientras se recorría el Mercado de Abastos, los familiares recibieron una llamada: un joven de un centro de rehabilitación, con el que ya habían hablado, dio una pista; podría encontrarse en el mismo centro que atiende.
“Nos dijeron que aquí estaba, y pues rápidamente nos vinimos. La persona que nos dijo que sabía dónde estaba se vino con nosotros, aquí llegamos… y velo, ahí va saliendo [nuestro padre]. No lo puedo creer”, celebró su hijo menor, Arturo Canuto Hernández.
Arturo explicó que era mucha la esperanza cuando recorrieron las calles y las personas confirmaban conocerlo y contaban que días antes había estado con ellos, cantándoles.
Algunas personas confirmaron que le pagaban porque les cantara. “Tiene muy buena voz”, afirmaron.
“En cuanto pudimos nos vinimos a buscarlo; desde cuándo lo queremos buscar, pero la verdad no sabíamos dónde estaba exactamente. Hoy, gracias a Iris Manríquez, y gracias a Dios, lo bueno es que ya apareció y nos podremos reunir ahorita. Estoy nervioso. Imagínense: 10, 12 años sin verlo, es algo emocionante”, mencionó su hijo menor.
Las primeras palabras de Clicerio Canuto fueron de disculpa. Reconoció el error en el que se encuentra y el problema que lo ha llevado a las calles: su alcoholismo que lo ha dejado sin trabajo, sin familia y sin hogar.
Pero gracias al reconocimiento de esa adicción fue que sus familiares pudieron localizarlo internado en el centro de rehabilitación. Los integrantes del centro dijeron a ZETA que lo encontraron tirado en la calle, pidiendo comida, pero muy ebrio; eso los motivó a darle un espacio donde comer, dormir y recuperarse.
“Gracias no sé qué decir. Yo nací alcohólico. Desde los siete meses y medio de edad me empezaron a dar aguardiente puro; que hasta los 10 años, dice mi mamá, y pues no lo he podido arreglar. Ahí está mi padrino, que fue el que me alivianó; todos ustedes me han alivianado para sobrevivir, y pues no me queda más que decir muchas gracias”, reconoció el señor Canuto.
Familias enteras siguieron de cerca la búsqueda de don Canuto. Más de mil 500 veces su foto fue compartida en diversos grupos y redes sociales, con miles de comentarios; todos indicando lugares en donde lo habrían visto, otros celebrando el reencuentro de la familia.
“Ha sido nuestro regalo de Navidad y de Año Nuevo, el poder contar con toda la familia reunida de nuevo. 11 años sin mi papá… esta vez no lo perderemos de vista, lo vamos a amar todos los días”, finalizó Brígida Canuto.
Esta historia ha sido un ejemplo de esperanza para los sudcalifornianos, sobre todo en estas fechas de fin de año en que la familia disfruta de momentos de nostalgia y recuerdos; con casos como este se les otorga esperanza y mucho amor a quienes siguen en la búsqueda de sus familiares. Más de 100 familias abiertamente siguen en la espera de reunirse con sus desaparecidos.