Personaje del año
Poeta y directora fundadora de la editorial Pinos Alados en Mexicali, culmina un año “absolutamente intenso, en todos los sentidos”, tal como expresó a ZETA
Como antecedente inmediato, en 2017 la escritora ganó el Premio Nacional de Narrativa “Dolores Castro” por “Postales de Inglewood”, otorgado por el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura.
Luego, en Baja California mereció el Premio Estatal de Literatura 2018, en la categoría de Poesía, con el poemario “Cuadernos de la dispersión”, de acuerdo con el Jurado, “…por considerarlo un trabajo equilibrado, sin estridencias, que logra apuntes muy acabados sobre la soledad, la sexualidad y la melancolía propia de prejuicios sociales e históricos impuestos al género, a través de una voz poética clara y un ritmo sostenido que le da unidad y cadencia al conjunto”.
“Cuadernos de la dispersión” fue publicado en diciembre de este año. “He tenido respuesta muy alentadora y estimulante de algunos lectores, aunque hace apenas dos semanas que salió a la luz. Espero encontrar foros para promoverlo en 2020. Me siento optimista”, refirió a ZETA Rosa Espinoza, además de compartir algunos detalles de su actividad literaria y como editora de Pinos Alados.
POETA CACHANILLA
Nacida en Mexicali, Baja California en 1968, Espinoza heredó de su abuela Rosario Bojórquez el placer por la lectura: “Leí mucho por culpa de mi abuela, que vivía con nosotros a falta de la madre. Compartíamos la habitación. Como no apagaba la luz hasta entrada la noche, me puse a leer con ella lo que tenía a la mano. Y pues eran las colecciones Reader’s Digest de novelas románticas”.
Con la lectura llegó también la inquietud por escribir, cuando apenas era una adolescente:
“Creo que, como a muchas y muchos, lo primero fue leer, luego el impulso de imitar lo que se leía. Tenía 14 años cuando intenté hacer mi primera novela. Al releerla y reírme un poco con mis amigas, entendí que no era cosa de sentarse frente a la máquina; así que claudiqué un buen tiempo, hasta que mi hermano Alejandro, teniendo 16 años, era invitado frecuente a presentaciones y lecturas colectivas, pues asistía a un taller con Óscar Hernández, que promovían en Actividades Culturales de la UABC. En esas tertulias me di cuenta que eso era lo que quería, pero no estaba segura de cómo empezar. Seguí leyendo”.
Espinoza rememoró a algunos autores que leía ávidamente, desde Dostoievski, Cortázar, García Márquez, Borges, Juan Rulfo, Paz, Bioy Casares y Silvina Ocampo, hasta Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre y Marguerite Duras.
Actualmente, en la escena literaria bajacaliforniana destacan: su primer poemario “Señero” (Pinos Alados, 2014), “Postales de Inglewood” (Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura, 2017) y “Cuadernos de la dispersión” (ICBC, 2019).
Cuando se le cuestionó qué es escribir poesía desde Mexicali, la autora manifestó: “Aunque soy del norte y lo que expreso en lo que escribo puede reflejar -en el lenguaje y en la visión del mundo que muestro- algo de mi identidad, no me pienso desde esa periferia que se demarca en un país centralista como el nuestro”.
Y sentenció: “(La poesía) Es un poco como beber café en la mañana: indispensable para despertar”.
UNA EDITORIAL BAJACALIFORNIANA
Fundada en Mexicali en diciembre 2014 por Rosa Espinoza, la editorial independiente Pinos Alados cumplió cinco años en 2019. Su catálogo de poesía, aforismo, novela, crónica, cuento, cuento para niños, incluye a 72 autores principalmente de la región, sin descartar a escritores de otras latitudes.
Tras cinco años, se le cuestionó en qué etapa se encuentra el proyecto Pinos Alados:
“Algunas experiencias y circunstancias que tuvieron lugar en 2019 refirmaron que el camino de editar libros, como lo he venido haciendo, es el correcto. Es decir, sin aspirar entrar en las bastante fallidas redes de distribución y comercialización del libro en nuestro país, sin ir más allá que ese impulso de hacer libros. No se me olvida que un editor es un intermediario entre el autor y el lector, y que en este compromiso se considera la promoción, pero Pinos Alados busca crear redes, complicidades, mecanismos que mantengan ese espíritu libérrimo de donde nació”.
Cuando se le cuestionó qué es una editorial independiente en México, no dudó al momento de argumentar:
“En nuestro país existen muchas definiciones de ‘editorial independiente’. Muchas incluyen recibir financiamiento del Estado o beneficios institucionales, que a mi ver no las hace tan independientes como parecen. A lo mejor, quienes responden a esa definición consideran que su independencia se remite a la decisión editorial, porque pueden hacer los libros que quieren, no sé. Yo cuestiono un poco ese tipo de independencia. Para mí ser independiente es como lo he venido haciendo. Las voluntades que se suman para determinar la publicación de un libro en Pinos Alados se remiten a las de los autores y autoras, y la editorial. Los objetivos de este sello son los de hacer libros atendiendo a un vacío, a un espacio en el que la literatura entra cómodamente, porque es su espacio natural”.
En torno al futuro de su editorial, concluyó:
“Para 2020 el sello tendrá su página web, buscará mantenerla activa y trabajará muy duro en mercadear desde las redes, los títulos con los que cuenta, en busca de dar a conocer el catálogo. Es una forma de corresponder a la energía que las autoras y autores han inyectado a este proyecto, que no fuera nada sin su trabajo y apoyo. El sello editorial a mi cargo, que sigue en crecimiento, ha encontrado espacios para su difusión, incluso manteniéndose en el margen de la producción editorial a nivel nacional. El ritmo sostenido, la respuesta a sus convocatorias, el crecimiento de su catálogo, desde mi punto de vista le ha marcado -particularmente en este año que termina- un compás que a mi ver, le augura un buen futuro”.