A la joven Paulina Olvera Cáñez, originaria de Ensenada, un día se le metió la idea de ayudar junto con sus amigos de la universidad a la comunidad migrante en tránsito que constantemente llega a Tijuana. La idea se le convirtió en una filosofía de vida. Hoy, todos los días desarrolla su activismo en pro de los migrantes.
Desde febrero de 2019, Olvera mantiene el albergue y centro comunitario denominado Espacio Migrante, del cual es directora y en el que ha atendido a más de 200 migrantes de diez países, principalmente familias y menores no acompañados.
Pero la historia comenzó mucho antes, en 2012 cuando Paulina y un grupo de amigos recién egresados de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) se juntaron como voluntarios en el Desayunador Salesiano Padre Chava, ubicado en la Zona Centro de Tijuana, donde comenzaron a impartir clases de computación y eventos culturales.
En 2016, con la llegada de los migrantes haitianos, decidieron emprender otro tipo de actividades, integrándose al Comité Estratégico de Ayuda Humanitaria, situación que detonó un trabajo más personalizado y ya como asociación Espacio Migrante.
En 2017 recibieron su primer recurso de la International Community Foundation y comenzaron a realizar talleres con los haitianos para que conocieran sus derechos en México, con eso crearon unas guías en creole con información sobre Tijuana, y en 2018 tenía un espacio en La Casa del Túnel, donde comenzaron a dar clases de español y para el examen de la UABC.
En abril del mismo año, cuando llegó la primera caravana de centroamericanos y comenzó la narrativa en contra de los mismos, les pidieron que dejaran ese sitio, lo cual consideraron como un acto discriminatorio porque sí los dejaban trabajar con haitianos, pero les prohibieron hacerlo con centroamericanos. Aceptaron salirse del lugar.
En diciembre encontraron el espacio en el cual se encuentran actualmente, en la calle Negrete frente a la delegación de la Zona Centro, el cual desde febrero de 2019 funge como albergue y como centro comunitario, donde solo reciben familias migrantes y menores no acompañados.
Desde entonces, Paulina Olvera y Espacio Migrante no solo han destacado en la ciudad por el trabajo cultural y de posada que realizan, sino por el sentido de integración social tan presente que mantienen con los migrantes y la atención particular que inculcan sobre el respeto y conocimiento de sus derechos humanos.
Todo un reto al que se ha enfrentado este año, como lo hizo saber Olvera Cáñez, debido a que la presencia de la Guardia Nacional y sus redadas junto con el Instituto Nacional de Migración, han propiciado cambio en las dinámicas de los migrantes en la ciudad.
Otro de los retos a los que se han estado enfrentando, es a la situación de los migrantes bajo el esquema del Programa de Protección al Migrante (MPP), porque ahora son retornados para esperar aquí sus próximas citas para la petición de asilo y eso los lleva a que sean largos periodos de estancia en una ciudad que no estaba acostumbrada a ello, sino a la dinámica del tránsito ida y vuelta.
Pese a ello, en Espacio Migrante están convencidos que se debe buscar y pretender siempre la mejor de las atenciones a los migrantes que arriban a la ciudad, así lo hicieron en un principio con los mexicanos deportados, así lo comenzaron a hacer con los haitianos, posteriormente con los africanos y ahora con los centroamericanos, generando siempre una comunión entre todos.
Para ello Paulina y su equipo de seis personas, más los quince voluntarios de planta con que cuentan, este año han realizado eventos como los festivales culturales, de Día de Muertos e independencias de cada país, en los que el objetivo principal es que cada uno de los migrantes aporte algo de su cultura, ya sea artística o gastronómica.
De estas interacciones surgió hace un par de meses el grupo musical Resistencia Migrante, un grupo de cumbias creado entre migrantes que se encontraron durante su estancia en el albergue. Así han surgido otros músicos más en las vertientes del hip-hop, además de la danza y hasta quienes han escrito libros sobre sus experiencias migratorias.
Espacio Migrante se caracteriza por brindar atención psicológica, asesorías legales, clases de inglés y de español, talleres de pintura, reuniones comunitarias para conocer las necesidades y preocupaciones de los migrantes.
Este proyecto funciona mediante donativos que realizan fundaciones como Save The Children, Fondo Global para la Niñez, Sindicato de Trabajadores del Condado de San Diego, Trabajadores de Limpieza de San Diego, escuelas y universidades, además de ciudadanos que se acercan constantemente para ayudar.
Por su compromiso con los migrantes y su aportación al desarrollo social, cultural y a la integración de los mismos en la comunidad, Paulina Olvera Cáñez es para ZETA, un Personaje Destacado 2019.