Conzultoría Matrimonial y Familiar
En cosas del amor la comunicación es el componente a considerar en la pareja para, primero, expresar precisamente el amor que se tienen y comparten; en segundo lugar para evitar los malos entendidos; y como último, pero no menos importante, no quedarse callado para no asumir cosas que no son y que solamente en la imaginación pueden existir. Muchas veces, esto último puede echar a perder una buena relación.
Siempre es importante saber qué es lo que le importa e interesa a la pareja porque también, por no haber buena comunicación y no preguntar, la otra parte asume cosas que no son o simplemente se espera que se adivine lo que se quiere y desea. Por supuesto, esto da cabida a que la relación se vaya por otro camino (uno mejor) y que puede enderezarse; pero obviamente para ello se tuvo que pasar por momentos de conflicto, de discusión, enojos sin sentido y que -en el mejor de los casos- ambos desean que pronto pasen, se olviden y que busquen la formar de allanarlos lo más pronto posible.
Una de las formas asumidas como el mejor momento para resolverlos es en la cama: tener relaciones sexuales y que quede todo olvidado. Lo cual no es cierto, ya que lo mejor es hablar sobre los conflictos, pequeños o grandes, darles solución; y entonces sí, ir a la cama a hacer lo que por naturaleza se hace para disfrutar de ese amor y compañía.
Lo imprescindible que debe realizarse es ir a la cama y a tratar de dormir, y como muchas parejas, abrazados si es su costumbre; obviamente uno detrás del otro, ya que no es posible dormir abrazados los dos de frente. Inténtenlo y verán que no. Esa pose, normalmente referida como “la cucharita”, permite el acercamiento de la pareja y resulta tanto tierna como apasionada (como en los buenos momentos), donde obviamente uno de los dos queda dándole la espalda a su pareja. Con esa pose logran mantener la sensación de intimidad y de amor, incluso aunque estén poco resentidos.
Además, puede ser una excelente oportunidad para disfrutar la presencia más cercana, con una gran dosis de ternura y que dé lugar a olvidar el resentimiento que se tenía; y así, por lo menos en esa noche, no pase nada. Ya al día siguiente todo quedará en el olvido (de ser posible), se tiene y pasa una buena noche; al día siguiente, amanecerán más animados.
No se puede descartar que en esa posición los ánimos se enciendan, al estar abrazando el uno al otro; de ser el hombre, este tiene la oportunidad de tocar los pechos de su pareja, irla acariciando poco a poco hasta que inevitablemente las cosas se pongan ardientes… y entonces sí, con libertad de pensamiento hacer el amor.
Si es el hombre el que quedó atrás, puede darse la penetración sin mucho esfuerzo y tan solo dejarse llevar por la pasión y por supuesto abrazar y jalar suavemente a su pareja para la penetración. Con esta posición la posibilidad de llevar a cabo tanto la penetración anal como vaginal.
En el supuesto caso de que sea la mujer la que quede atrás, como beneficio adicional tiene -aparte de abrazar a su pareja- cierta libertad para acariciar al hombre, poderlo masturbar; ya después, cambiarse para encontrar la mejor postura para el coito al momento que se le penetra y, por ende, conducir fácilmente al orgasmo.
Con la postura de “la cucharita”, el coito puede durar más tiempo, ya que -en el caso del hombre- se tarda un poco más en llegar al clímax, cosa que agradece de sobremanera la mujer, como lo hemos dicho con anterioridad en otros artículos respecto a buscar lograr varios orgasmos.
La postura de “la cucharita” puede ser una excelente oportunidad para disfrutar del sexo con una gran dosis de ternura (como se ha dicho), se tenga o no la intención de hacer el amor.
Como siempre agradezco a mis dos que tres lectores sus comentarios y consultas al correo: bautista46@hotmail.com
El Licenciado Roberto Bautista reside en Tijuana, B.C.
