Una conversación con Luis Astorga
Ismael Bojórquez/ Ríodoce
¿Qué está pasando en el país? se le pregunta a Luis Astorga Almanza, uno de los más sólidos especialistas en temas del narcotráfico en México, Coordinador de la Cátedra UNESCO “Transformaciones económicas y sociales relacionadas con el problema internacional de las drogas”. ¿Hacia dónde va el Gobierno de la llamada Cuarta Transformación? ¿Tiene el Presidente una estrategia para combatir la violencia?
Culichi, Astorga paladea una cerveza mientras hilvana una explicación de lo que está sucediendo en el país. Parte de la premisa de que las cosas están peor que en los sexenios anteriores:
“Para un político como AMLO, con su trayectoria y su experiencia era imposible no darse cuenta de lo que estaba sucediendo en distintas partes del país y las fuerzas que estaban adquiriendo las organizaciones delictivas en distintas regiones, etc. Y el cambio, la correlación de fuerzas entre organizaciones delictivas y poderes políticos locales una vez que pasan las elecciones; eso era imposible que no lo percibiera”. Sus recorridos constantes debieron dotarlo de una visión privilegiada del problema que enfrentaría. Pero parece que no fue así o no quiere verlo.
El autor de Drogas sin fronteras y El siglo de las drogas, critica la desaparición de la Policía Federal. Al final, dice, es una institución que tiene experiencia acumulada, no todo está podrido allí. Y la desaparecen “diciendo que todo lo pasado no servía para nada y que prácticamente iba a empezar de cero. Está destruyendo instituciones con argumentos muchos de ellos falaces y con la idea de refundarlas. Pero en ese proyecto lo que se ha visto es una concentración de atribuciones en el ejecutivo federal, particularmente en la figura del Presidente, tal y como lo conocimos en la época de hegemonía del PRI, con características muy propias de un sistema autoritario.
“Ninguno de los tres presidentes que lo precedieron tuvieron herramientas políticas y legislativas para lograr cambios importante en materia de seguridad y uno esperaría que con las herramientas que logró López Obrador en las elecciones sus decisiones en términos de seguridad hubieran sido con una visión a futuro, mucho más elaborada… y en realidad es una visión hacia el pasado”.
—Vemos muy contradictorio el discurso de “abrazos no balazos” cuando le da tanto poder a las fuerzas armadas, lo cierto es que los números delictivos están a la alza…
— Sí, los datos duros son contundentes aunque él dice que tiene otros datos, pero no existen, esa es una de sus frases clásicas para la galería, para los fieles y para él mismo….él mismo colocó la barrera muy alta y cuando eso sucede no puede argumentar que fueron los otros; yo creo que es un desprecio en primer lugar a la gente que votó por él y para todo México tener un discurso tan elemental en términos de seguridad y plantear como si fuera una estrategia de seguridad frases que pueden ser chistosas para sus seguidores como “abrazos no balazos”, “fuchi”, “guácala”, “los voy a acusar con sus mamás”…que diga un presidente que lo esencial de sus estrategia de seguridad es eso, es una burla; eso es un desprecio por los asuntos de seguridad y hacia las víctimas de la violencia.
—Me pregunto hasta dónde va a aguantar Andrés Manuel con ese discurso, porque tiene a los Estados Unidos presionando pero también a la sociedad que empezará a hacer lo mismo, allí está el caso de Javier Sicilia.. aunque es muy testaturo.
— Para allá iba, él ha dicho y lo ha repetido muchas veces, que es muy necio y él va a seguir con eso…
—¿Tú crees?
—Creo que sí porque él le está apostando en primer lugar al control político, está colonizando todos los espacios, los órganos autónomos… yo citaba a Roger Bartra, sí es la cuarta transformación… pero del PRI (PNR PRM) y ahora es Morena…. Yo estoy de acuerdo cuando Bartra habla de retropopulismo y creo que lo ha descrito muy bien, lo que está haciendo AMLO es una vuelta a los mecanismos de control que tuvo históricamente el PRI; esa concentración de atribuciones en el ejecutivo federal particularmente en la figura del presidente y la subordinación del poder legislativo y judicial al Ejecutivo y la colonización de todas aquellas instancias del poder real, eso significa… le falta el INE nada más.
—Colonizando todo lo que se creó a partir de la lucha social, como los órganos autónomos…
—Así es y que se lograron justamente a partir de los años 80´s, cuando empieza la alternancia política en los municipios y que viene desde las reformas de (Jesús) Reyes Heroles pero que se manifiesta cuando ciertos municipios empiezan a ganarse por la oposición política, después gubernaturas, hasta los cambios en la presidencia. Estamos en una vuelta al pasado.
— ¿Cómo ves a la sociedad, sus organizaciones, frente a este panorama?
— Pueden esperarse reclamos de la sociedad civil organizada pero desgraciadamente es muy poca y (a AMLO) no le gustan las organizaciones independientes, no le gusta la crítica, no le gustan los medios independientes, no le gusta nada que le dé la contra y eso es propio de una mentalidad autoritaria, es un perfil clarísimo de una personalidad autoritaria, megalómano, que le gusta el culto a la personalidad, las mañaneras son eso. A él le gusta utilizar mucho la figura de “floreros”, pues sus secretarios de Estado son floreros, la Secretaría de Gobernación la dejó prácticamente en los huesos; por dignidad yo digo que ese tipo de funcionarios debería de renunciar, del cien por ciento de atribuciones que tenía quedó con el20 por ciento, es realmente ridículo… y poner en puesto clave a gente inepta, como Alfonso Durazo; así no se puede, porque es una personalidad que quiere concentrar todo en él mismo, todas las decisiones.
— Que tampoco en los gobiernos del PRI y del PAN fue distinto, tenían a cada papanatas…
— Sí, pero ellos vendieron la idea de que serían distintos a todos los demás; aparte de que esa autoimagen de la 4T es megalomanía pura, están poniendo a la carreta delante de los bueyes; antes de cualquier juicio sobre una obra terminada, ellos ya se están calificando antes de empezar a hacer cualquier cosa.
—Cómo ves la relación de México con los Estados Unidos? todavía no se ha tocado el tema del narcotráfico ¿qué crees que va a pasar?
—Sí se ha tocado, el tema Culiacán tiene que ver con eso… ¿cuál es la preocupación de los EU en términos de drogas? el Fentanilo, el propio Donald Trump la ha calificado como una epidemia: y cuando un presidente de EU define un problema equis como prioritario y donde México tiene algo que ver, ten la plena seguridad de que las presiones políticas van a ir in crescendo. Y Trump ya le tomó la medida a López Obrador al poner a la Guardia Nacional como una extensión de la patrulla fronteriza. La acción fallida contra Ovidio vino por una orden de extradición; el gobierno no reacciona por una política propia sino por una presión de EU ¿cuándo se había visto que delegaciones de dos estados vinieran a Sinaloa? Nunca, y a ningún estado del país, eso no puede ser gratuito. Y es independientemente del discurso que pueda traer el presidente, así ha jugado Estados Unidos históricamente.
—¿Y qué va a hacer Andrés Manuel?
—Va a tener que reaccionar, así como lo hizo con la Guardia Nacional para cuidar las fronteras, va a seguir reaccionando en la medida en que Estados Unidos siga presionando cada vez más. No se va a oponer a esto; el costo de haber cedido a las presiones en el tema migratorio va a ser grande y seguirá pagando la factura y cada vez mucho más costosa. Creo que estamos viendo apenas el principio de lo que se nos viene porque no hay que olvidar que Trump está en campaña.
—¿Qué tiene que hacer el presidente para combatir a los cárteles en el corto plazo?¿Cómo demostrar la supremacía del Estado sobre los grupos criminales y bajar la violencia?
—Creo que en la idea de esta concentración de atribuciones en el ejecutivo está la pretensión de volver a los tiempos de hegemonía del PRI; yo hablaba de que están en un proceso de construcción de hegemonía y sus aspiraciones son justamente lograr esa hegemonía para eventualmente llegar a una situación en que el Estado colonizado por Morena pudiera echar toda la maquinaria en contra de cualquier opositor ya sea político o delictivo. Esa es una visión que probablemente tienen a largo plazo; en el corto plazo lo que se puede hacer es lo que no se ha hecho nunca, es la creación de una política de seguridad de Estado y esta pasa por compromisos políticos con todas las fuerzas políticas existentes y la sociedad civil organizada que tiene planteamientos y estudios muy razonables y propuestas que se han hecho en distintos sexenios. Pero por lo que ha hecho el presidente hasta el momento, no lo creo; no se ha reunido nunca con la oposición política, no quiere, los desprecia, es evidente que no hay una voluntad política por parte del presidente para reunirse con la posición y tratar de armar algo en términos de seguridad para no hablar de los otros problemas, porque además ha criticado todas las estrategias anteriores. Y no es que se vaya a proponer lo mismo, sino discutir qué se podría hacer con las herramientas que se tienen actualmente; ese desprecio a Javier Sicilia, por ejemplo, demuestra que no hay una mínima voluntad política para escuchar a los demás ya no digas hacerles caso, simple y sencillamente para sentarse a la mesa y entablar un diálogo civilizado.
— Por tu discurso creo que no ves luces por ningún lado…
— Es que hay un empecinamiento en no querer ceder e insistir en que la realidad no es la realidad y los que estamos equivocados somos el resto del país y no ellos… el resto del mundo porque no solo nada más nosotros… en los medios internacionales hay un consenso que te dice que este gobierno no tienes una estrategia de seguridad; lo que están haciendo es reaccionar ante situaciones sumamente complejas que lo que necesitarían es un trabajo serio, multidisciplinario donde se aproveche la experiencia de anteriores gobiernos que, además, están dispuestos a colaborar en sentarse a la mesa para discutir racionalmente qué tipo de estrategias podrían aplicarse.