Reafirmando su convicción sonora, versatilidad y construcción musical des-generada, Kevin Andrew Johansen, el polifacético cantautor argentino oriundo de Alaska, recreará en la frontera bajacaliforniana sus mixturas infinitas apiladas en nueve álbumes, “Algo-Ritmos” el último de estos (producido por Matías Cella, en colaboración con Jorge Drexler, María Gadú y Kassin) que desmenuzará en Tijuana el sábado 7 de diciembre en su gira internacional “Mitourbano”.
Entre juegos de palabras y humores poéticos, Johansen ha insertado su disco a través de “Solo le dije”, “Cuentas claras”, “Teletransportación” y “Mi querido Brasil”, transitando lo mismo por el bossa nova, trap y rap, sin dejar de proponer su visión sobre la coyuntura y política influenciada por su vida errante y experiencias de su peregrinar.
Se persentará Johansen en Black Box
“No soy budista, pero creo en la reencarnación. Mi madre patria está en el Sur, soy argentino con nombre gringo, en la música también mi bandera es pop, rock, folk, en ese orden. Soy de aquí y soy de allá, literalmente bipolar”, expresó en entrevista telefónica con ZETA, para posteriormente aclarar:
“Soy un simple cancionista con una historia de vida particular. No me siento especial por componer, tener talento o creatividad, pero sé que soy único, con una carrera atípica y discos teñidos con mi historia”.
El autor de temas como “Cumbiera intelectual” amplió sobre su última obra: “Me gusta el juego de palabras ‘algo’ y ‘ritmos’, es una forma de definir los tiempos locos que estamos viviendo, a la vez fascinantes. Musicalmente me planteé un desafío, hacer desde una ranchera mexicana con la armónica folk tipo Bob Dylan, una milonga rioplatense, otra balada a lo Sinatra y la samba con bossa nova (‘Mi querido Brasil’) que grabé en Río de Janeiro con músicos brasileños para honrar a ese país; a su vez, el tema urbano ‘La gente más linda’ con La Shica, a manera de atacar esos frentes con el mayor desparpajo posible.
“`Algo-Ritmos’ representa aprender y aprehender de la música, poner mi propio sello a cada canción, ese es el desafío de cualquier cancionista, poner de tu impronta y tener identidad. Líricamente hago descripciones sociales y establezco la belleza de la imperfección. Rapeo sobre cómo solo queremos mostrar lo más lindo en Instagram y escondemos nuestros miedos. El disco señala distintos cambios de paradigmas, no canto con demagogia falsa, no se trata de ser políticamente correcto”, subrayó quien en 15 años de trayectoria ha sido nominado al Latin Grammy en categorías como Álbum del Año, Canción del Año, Mejor Canción Alternativa y Mejor Video Musical.
Sobre la cultura musical y artística de Argentina, el cantautor que considera que el cancionista tiene la tarea de crear historias atemporales, indicó que esta cuenta con suerte geográfica: “Nuestros abuelos decían que tenemos la suerte de culo de mundo, de la gente que llegó en los barcos motivados por la guerra o el hambre. Luego Fito Páez dijo que tenemos el beneficio de curiosear qué pasa más allá de acá, una búsqueda cultural intensa y compleja que habla sobre el argentino fanfarrón engreído que en realidad esconde inseguridades al buscar su identidad. Los abuelos no sabían de dónde venían ni hacia dónde iban, por ello nuestra identidad está en permanente búsqueda. En Latinoamérica tenemos una riqueza impresionante, talento inmensurable, así que celebro esa cultura confusa porteña que me hace disfrutar de ir por Latinoamérica como embajador de la cultura del Sur”.
Para concluir, se refirió a Tijuana:
“Tijuana, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Soy un agradecido de poder llegar a Baja California. En mi infancia viví en California, será como volver a casa. Tengo influencia de la cultura mexicana por el segundo marido de mi madre, que era de Mazatlán. Tengo en mi arraigo los corridos, las rancheras y diversas sonoridades de México. Llegar a Tijuana será bonito, lugar que intuyo es de múltiples culturas; trataré de encontrar la armonía, lo compatible de lo aparentemente incompatible”.
