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martes, octubre 1, 2024
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El prometer no empobrece…

De Trez en Trez

 

 

 

Para antes:

No existen adjetivos suficientes para calificar los hechos en los que mujeres y niños (!) de la familia LeBaron fueron asesinados y quemados en un paraje entre los límites de Sonora y Chihuahua.

Una vez más, la realidad le pegó una tremenda bofetada al Gobierno Federal -encabezado por AMLO y su gabinete- justo cuando se presumía la baja de homicidios dolosos. En días previos se había reportado que la actividad delictiva en esa región se había intensificado.

La inteligencia, las acciones y la estrategia les siguen fallando.

1.- En diciembre de 2018, en la Ciudad de México, recién ascendido al poder luego de tres intentos, Andrés Manuel López Obrador anunció 100 puntos en los que enfocaría su administración.

Apenas el primer día de este noviembre, recién rendida su protesta como gobernador de BC, Jaime Bonilla ofreció que -en menos de lo que canta un gallo afónico- arreglaría los entuertos que le heredó el nefasto sexenio de “Kiko” Vega.

Al presentar su plan de trabajo, Bonilla dijo que en un mes resolverá la deuda de la administración estatal con los maestros, en dos terminará con el adeudo a la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), y en 180 días terminará la contaminación binacional en las playas del sur de San Diego, California, y en los municipios de Tijuana y Rosarito.

Y se siguió de frente: Prometió que los maestros de BC pensionados y jubilados, así como la población infantil, serán prioritarios durante su gobierno; anunció también obras de infraestructura, como una carretera de cuatro carriles de Ensenada a Guerrero Negro, un malecón para Playas de Rosarito, una central de autobuses para Tecate y modernizar El Ciprés; además de internet para todos, programas de protección para Mexicali y el Centro Histórico de Tijuana. Remató comprometiéndose a garantizar el servicio de agua para todos.

También ofreció austeridad: No se comprarán nuevos vehículos ni celulares para los funcionarios; se reducirá el sueldo de los altos cargos de gobierno; se eliminarán los choferes y secretarios particulares, las escoltas de protección policial sin justificación, las áreas de comunicación social y los gastos de publicidad.

Prometió un gobierno sin derroches ni gastos innecesarios; un manejo honesto y transparente de las finanzas públicas; en la nómina no habrá aviadores, ni amigos, ni parientes y se erradicará  la corrupción. Con respecto a su antecesor, “Kiko” Vega, dijo que se le castigará y aplicará “la extinción de dominio”. Y repitió: “No les voy a fallar”.

2.- Dice mi siempre sabia y nonagenaria abuela: “Prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila”.

Y tratándose de promesas de políticos, sabemos bien que, la mayoría de las veces, estas no se cumplen; pero vamos a creerle al recién estrenado gobernador de BC, suponiendo que tenga la intención de hacer un gobierno como el que anunció no le alcanzaría el tiempo. Recuérdese que la SCJN tiene pendiente de resolver la ampliación de su mandato, que mañosamente fue promovida por el congreso local pasado y avalada por el actual; y si la razón y el derecho imperan, su administración será de dos años. De lo contrario…

Otra razón más para dudar es el hecho de que entre los nuevos funcionarios se encuentran priistas reciclados y miembros de otros partidos, que de pronto y a su conveniencia se dieron cuenta -igual que el propio Bonilla- que eran de “izquierda” y ya se acomodaron “donde hay”. Existen otros inexpertos, y unos más con señalamientos de corrupción y de conducta poco recomendable en puestos que han ocupado anteriormente.

3.- De sus 100 puntos, AMLO ha cumplido algunos; otros no: Canceló la “mal llamada” reforma educativa; creó a tirones -y a jalones la Guardia Nacional; bajó los sueldos a funcionarios; aplicó a rajatabla recortes presupuestarios; desapareció el CISEN; abrió Los Pinos al público, aunque no hay comprador aún; puso en venta el avión presidencial; entre otros logros no de tanta envergadura.

En cambio: No mantuvo las estancias infantiles; casi a finales de 2019, no hay 100 universidades públicas en el país que atiendan a 64 mil estudiantes; en tres años no quedará resuelta la saturación del aeropuerto de la CDMX; aún no se conoce la verdad sobre el caso Ayotzinapa; y contrario a su punto 90, mantiene una tensa relación con los medios de comunicación, cuando había dicho que se respetaría la libertad de expresión y que nunca aplicaría la censura a periodistas ni a medios. De economía y de seguridad, pues ahí sí que ni hablar; los resultados están a la vista de todos.

Al Presidente AMLO le restan cinco años de gobierno y queda por ver qué puede lograr; en cambio, al gobernador de BC, Jaime Bonilla, le corre el reloj al revés, pues cada día es uno menos para cumplir lo prometido. Pueden ser solo dos años o, en el peor de las situaciones -y de confirmarse la reforma- tendrá cinco años de gobierno.

En ambos casos, a los ciudadanos gobernados no nos queda más que esperar a que ambos mandatarios cumplan lo que han prometido. O confirmar lo que dice en su final el refrán: “Cumplir es lo que aniquila”.

P.D.- Por lo pronto, y como regalo de despedida del nefasto “Kiko” Vega, hasta este martes por la tarde no se había pagado la pensión a maestros y burócratas jubilados. Habrá que ver qué hace la administración de Jaime Bonilla Valdez para remediar esta injusta situación.

 

Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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