¿Qué acaso las gubernaturas no son por seis años? ¿Por qué dos o cinco años, entonces?
No es preciso afirmar que la democracia en Baja California, inició en 1989 con la llegada del PAN al Gobierno del Estado. En Baja California cientos de escritores, periodistas, historiadores, políticos y ciudadanos conocen la verdad. La han narrado, pero muchos la ignoramos.
Fue, creo, el municipio de Quiroga, Michoacán, el primero asumido por la oposición -en ese caso el PAN- de donde curiosamente es originario su expresidente nacional Germán Martínez; posteriormente Hermosillo, con el alcalde albiazul Jorge Valdez. Muchos años después, en comunidades de todo el país, como en Yucatán y hasta Ensenada, se fue observando procesos democráticos. La alternancia en el poder.
A Baja California, seguro es que no la van a venir a gobernar los marcianos o extraterrestres. La clase política abandonó, como en un proceso de conversión, a su partido para pasarse a otro; los rojos se hicieron azules o verdes, y luego ahora todos son morenos. Como si el sol nos hubiese tostado nos volvimos de pronto “morenos”.
El Estado es un conjunto de ciudadanos, que por cierto no participan en la democracia porque no votan, aunque sí se quejan cotidianamente quién sabe de qué tantas cosas. Los ciudadanos son un problemón no solo político democrático.
En la curación de diez leprosos, solo uno samaritano, no judío; uno solo fue a agradecer por su milagrosa curación a Jesús. ¿Y dónde están los otros nueve? ¿Qué no eran 10 los que quedaron sanados?
Como los ciudadanos conforman la institución llamada Estado, es la ciudadanía -en buena medida cristiana/católica- la que conforma también a instituciones como la Iglesia; pero resulta analógicamente que de 10 católicos, solo uno va a misa. Y en esa proporción participa con sus diezmos o ayudas. ¿Y dónde están los otros nueve? Se fueron los malagradecidos, perdiéndose la oportunidad de recibir más favores de Jesucristo, el Hijo de Dios. El que se rayó fue el agradecido, el no judío, el samaritano.
Curiosamente, en Baja California, en el reciente proceso electoral del 2 de junio de 2019, solo votó un 11 por ciento de los electores a favor del Ing. Bonilla, candidato ganador por Morena (Movimiento de Renovación Nacional). Esa es la realidad, y no que 18 por ciento del electorado lo hizo por el PAN; no.
¡No! La participación ciudadana se atomizó y fragmentó en otras coaliciones, partidos y partiditos. Entre estos, el PES (Partido Encuentro Social) quien perdió su registro nacional y ahora le andan cambiando de nombre para volver a participar y recibir millones de pesos de recursos públicos para seguir en la jugada.
En Baja California, el Semanario ZETA publicó la semana pasada que instituciones admirables, como Issstecali, se encuentran en quiebra, en el abandono. Y resulta que el exalcalde de Mexicali, Francisco Pérez Tejada (“Panchito”), que desvió 900 millones de pesos de las cuotas de los trabajadores destinadas a su salud, fue absuelto por la “justicia”. Como si nada hubiese pasado. Ahora camina en las filas del nuevo gobierno que iniciará en noviembre en B.C. (¿no robar, no mentir, no traicionar?).
¡Qué relajo! Que aquellos 900 millones de pesos fuesen desviados no significa afirmar que se los robaron. ¡No! Simplemente que fueron utilizados en otros ramos que no correspondían al destino original de esas cuotas.
En la Primera Guerra Mundial, los franceses hicieron firmar a Alemania su capitulación, humillándolos, en un histórico vagón de tren en París. Ya en la Segunda Guerra Mundial, Adolfo Hitler, en el mismo vagón, humilló a los franceses a firmar su rendición ante la invasión nazi en la llamada Campaña de París. Consulté un ejemplar con casi 100 fotos originales en blanco y negro de la Campaña de París, donde en casi cada foto aparece “soberbio” y “triunfante” el Führer Adolfo Hitler; es una edición en papel cuche mate paloma -con fotos impecables y con poses del dictador- editado en Berlín.
La propaganda Nazi fue eso y nada más: algo pasajero, lo que el viento se llevó; aunque causó mucho daño a la humanidad, en especial a la comunidad judía. Hasta ahora, no ha cesado la propaganda contra el gobernador de Baja California, Francisco Vega de la Madrid. Muchas son verdades, muchas son mentiras. Es un relajo. Ya que se vaya podrá tenerse un balance de lo bueno que hizo y de lo bueno que dejó de hacer.
¿Por qué en 1989, el 70 por ciento de los ciudadanos participaron votando por Ernesto Ruffo Appel haciéndolo gobernador? Incluso en el campus Tijuana de la UABC, el ensenadense -en hombros- fue alabado por la comunidad universitaria. ¿Y por qué, a 30 años de distancia, es la misma comunidad universitaria la que sale a reclamar al panista “Kiko” Vega en 2019 (“Protesta tardía” titula ZETA al evento) su falta de solidaridad con la comunidad cimarrona?
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com