Les sacaba bien la punta a cinco lápices. Todos del número 2. Entonces no me podían comprar especiales para taquigrafía. Pero sí cuatro cuadernos nuevecitos. Ese día no desayunaba. Creía que así no me darían ganas de ir al baño. Nada más tres caramelos tan largos como lápiz pero más gruesos. Les quitaba el celofán poniéndolos en fila. Listos para morderlos. Todo sobre una mesita de centro. Le ponía dos ladrillos sobre cada pata. Así me quedaba a la altura. Cerquita del buró en la recámara de mi abuelo Luis prendía el radio. 15 minutos antes de las once. María, mi mamá grande ya les había dicho todos en la casa: “Se están sosiegos. Nada de ruido”. Y les advertía “nada de ruido”, chillidos ni andar cantando. Sentada cerca de mi en un sillón mecedor hecho especialmente por su esposo. Desde allí vigilaba. Tejiendo. Ganchito corto. Seguramente acerado y delgado.
Así era cada día del informe presidencial. Entre 1949 y 51. Por eso no íbamos a la academia. Nos dejaban de tarea oírlo. Tomar todo en taquigrafía. Era una friega. Yo tenía 15 años la primera vez cuando me lo encomendaron. Ni sabor le tomé. Odiaba escuchar tantas cantidades. Puros millones. Cerro de números. Pero me caía bien el aplaudidero. Así podía desentumir la mano. Darme una paradita de la silla. Morder un caramelo o cambiar de lápiz. Entonces Miguel Alemán era el Presidente. Cuando decía “…honorable Congreso de la Unión” mi abuelita me decía susurrando seguramente para consolarme: “Ya es lo último. En un ratito acaba”. Sí. Pero después venía lo más peliagudo: Debíamos transcribir todo a máquina. Cada día ir entregando cuanto avanzamos. No más de una semana para terminar. Por eso la voz del Presidente me retumbaba hasta la hora de dormir. Pura pesadilla.
Salí de la academia y ya no hice caso a los informes. Cuando llegaba día y hora me imaginaba a los estudiantes: Sufriendo con taquigrafía y luego mecanografía. No podía evitar pensar: Ahora que se amuelen como yo. Años después entré de aprendiz en la Sección Deportiva al periódico. Entonces vi el argüende que traían desde una noche antes del informe. Les transmitían el texto. Dividido en notas. Con su titular. Debían publicar una “extra”. Fotos de archivo. Circulaba en cuanto se escuchaba la última palabra del Presidente. Por eso se quedaban a trabajar toda la noche. Jamás imaginé que haría lo mismo cuando llegué a Tijuana. Por ser propiedad del gobierno federal era obligatoria la “extra”. Me tocó hacerla. Desveladota. Casi nadie la compraba. Tampoco se anunciaban. Pero había que cubrir el expediente. En todo ese tiempo se publicaban pocas críticas. Allá perdidas. Eso sí, mucho aplauso. “Informe de esperanza”, “Vamos progresando” y no se me olvida un titular rimbombante: “Eclosión de fe revolucionaria”. Pero en la calle se escuchaban los reproches. “Puras mentiras”, “perdedora de tiempo”, “aburren con tanto número”. Y así como radio y prensa estaban obligados a transmitir y publicar, también la televisión. Lo hacía desde cuando salía el Presidente de Los Pinos. La llegada a Palacio. Luego en el Packard histórico, convertible y de allí hasta Donceles. Gran lluvia de papelillos con los colores patrios. Igual a la salida. Los “acarreados” haciendo fila. Ahora todo cambió.
Me sorprendieron algunas cifras. Publicadas el 28 de agosto en El Universal y Reforma. Tomadas del informe: 51, 610 narcotraficantes capturados en lo que va del sexenio. ¿!51 mil?! Sí. 11, 893 del Cártel Arellano Félix. 12,974 de Juárez, 4,822 de Colima, 9,594 de Sinaloa, 6,593 del Golfo, 2,533 de Oaxaca y 2,533 del Milenio. Aparte 269 sicarios. 70 lugartenientes. 47 operadores y 15 líderes. Me suenan a exageración tales cantidades. Recibí de un amigo números muy diferentes. No inventados. Son de la Procuraduría General de la República. Los remitió a la Organización de Estados Americanos (OEA). Están incluidos en el documento “Evaluación del Progreso de Control de Drogas 2003-2004”. Claves OEA/Ser.L/XIV.6.1. MEM/INF/2004 Add. 21. Todo a cargo de la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas. Titulado Mecanismo de Evaluación Multilateral (MEM) y Grupo de Expertos Gubernamentales (GEG).
La PGR reportó algo sorprendente: En 2002 se iniciaron 5,728 averiguaciones por tráfico ilícito de drogas. 7,055 personas capturadas. Solamente fueron a juicio 315. Y nada más 108 recibieron algún tipo de condena. Esto significa que funcionó uno de cada 50 expedientes iniciados. En 2003 fue peor. Se abrieron 5,831 procesos con 8,985 detenidos. El resultado es estremecedor: 97 personas terminaron sentenciados. Esto deja ver una claridad: Así, el Presidente Fox nos informó sobre detenidos. No juzgados. Tomemos el antecedente de la OEA: Significa que de los 51,610 señalados en el informe, solamente recibieron o recibirán alguna condena aproximadamente entre 200 a 250. Los demás salieron o saldrán libres al no poder fincarles delito. En el documento de la OEA no se menciona. Para mí los juicios están atrasados o fueron torcidos por machincuepa de los abogados o los trámites tan absurdos en juzgados. Nada más para dar una idea: Benjamín Arellano Félix fue detenido hace tres años y seis meses. Todavía no lo sentencian. Y como este mafioso, muchos. Osiel, Labra, “El Metro”, “El Mayel”, “El Beto”, “June”, “Kelín”, “El Mudo” Guzmán Loera. Sobran.
El documento de la OEA es dramático. Oficialmente revela: “La mayor parte de las dependencias federales mexicanas para combatir el narcotráfico no tienen programas específicos con excepción de la Secretaría de la Defensa Nacional”. Más: “No existe un presupuesto integral e independiente”. Lo impresionante: “Este presupuesto ha disminuido. Para el año 2002 fue de US$527.885 y de US$450.000 para el 2004. La OEA reportó que México no informa cuanto gasta cada Secretaría de Estado en los programas contra las drogas”. El apartado C: Sistema Nacional de Información revela textualmente: “México no cuenta con un sistema nacional centralizado para la recopilación y distribución de toda la información relacionada con la problemática de drogas”. Y en el capítulo II “Reducción de Demanda” es también dramático: “México no cuenta con programas gubernamentales para poblaciones vulnerables como son los niños trabajadores, los niños de la calle, las mujeres. Los programas dirigidos hacia los grupos indígenas están en su fase inicial”. En fin, es un extenso documento de la OEA con cifras oficiales proporcionadas por México, pero muy poco conocidas. Después de verlas me queda claro. Una cosa fue la que nos dijo el Presidente Fox. Y otra el reporte de PGR a la Organización de Estados Americanos.
Recuerdo los informes de Miguel Alemán en 1949. Eran enfadosos y largos. Este de Fox fue corto. De ser estudiante no me hubiera costado mucho trabajo taquigrafiarlo. Ni hubiera necesitado tantos lápices o caramelos. Veo cómo a pesar de la enorme distancia las cifras presidenciales se utilizan para engatusar. Lejos de la verdad y arrejuntados a la mentira.
Tomado de la colección Dobleplana de Jesús Blancornelas,
publicado por última vez en septiembre de 2005.