Ernesto Ruffo Appel, Alejandro González Alcocer y José Guadalupe Osuna Millán, tres ex gobernadores de Baja California emanados del Partido Acción Nacional, se han puesto de acuerdo para apoyar a Óscar Vega Marín en su intención de convertirse en el próximo dirigente estatal del PAN. No la tienen fácil. Los rescoldos del poder aún los tiene el actual mandatario del Estado, Francisco Vega de Lamadrid, quien apoya para esa posición a uno que fue subsecretario con él, Enrique Méndez. “Kiko”, que apenas logró meter a dos diputados cercanísimos a él -Miguel Ángel Bujanda y Loreto Quintero-, desearía mantener posiciones para ser defendido en el futuro inmediato en caso que Jaime Bonilla, el gobernador electo, haga efectivas sus amenazas de investigarle, embargarle bienes e incluso encarcelarlo, como prometió en campaña. La dirigencia del albiazul le permitiría además tener control sobre el partido y las candidaturas por venir. Los ex gobernadores panistas apoyarán en un intento por recuperar el partido del ala que lo llevó no solo a la derrota, también a la pérdida de credibilidad y confianza a través de actos de corrupción, endeudamiento de las finanzas públicas, entre otros. La lucha por el poder albiazul se prolongará luego que la elección de la dirigencia del Estado se ha postergado debido a los conflictos político-ideológicos y de negocios de los diputados panistas que en la pasada administración, votaron con los representantes de Movimiento Regeneración Nacional para ampliar el periodo de gobierno para el cual fue electo Bonilla. En muchas democracias, en Europa y América Latina, resuelven que el candidato perdedor -en el caso de la presidencia del país- se integre al Poder Legislativo y se convierta en el líder de la oposición, por lo que la llegada de Vega Marín a la dirigencia estatal del PAN, podría reforzar la oposición ante el próximo gobierno de Morena en el Estado, resultado de la elección que precisamente perdió Óscar Vega.