— ¿Vamos a desayunar?
“No puedo, es martes 13”.
— ¿Eres supersticioso?
“no, nos pagan hasta el 15”.
Autor: La gerencia.
Iletrado cibernético
— ¡Amo los mensajes de voz!
“Yo los detesto”.
— Esos también me gustan, pero prefiero los de voz.
Autor: Un maistro.
Evolución de las fiestas
10 años: Te divierte la tía borracha.
20 años: Te avergüenzas de la tía borracha.
30 años: Tomas con la tía borracha.
40 años: Criticas a la tía borracha.
50 años: Eres la tía borracha.
Autor: El tío ebrio.
Pacto por licencia de conducir
Un adolescente que acababa de obtener su licencia de conducir no paraba de interrogar a su padre sobre cómo y cuándo le daría la llave del auto.
El hombre propuso un trato a su hijo:
“Si mejoras las notas en la escuela, dedicas más tiempo a estudiar la biblia y te cortas el cabello, podremos comenzar a discutir sobre el auto”.
El joven dudó por unos segundos pero terminó aceptando el trato de su padre.
Seis semanas después, el hombre llamó a su hijo:
“He visto que has mejorado tus notas, te he observado estudiando la biblia, pero me decepciona ver que aún no te has cortado el cabello”.
El muchacho responde:
“He pensado sobre eso y durante mis extensas lecturas de la biblia me he dado cuenta de que Juan el Bautista tenía pelo largo, Moisés tenía pelo largo, e incluso hay fuerte evidencia que demuestra que Jesús tuvo pelo largo”.
A lo que el padre contesta:
“¿También notaste que iban a pie a todos lados?”.
Autor: Joven peatón resignado.
Encerando el barco
Jorge entra al bar y ve a Juan sentado en la barra con una sonrisa de oreja a oreja.
— Juan, ¿por qué estás tan contento?
“¡Tengo que contártelo todo, Jorge! Ayer estaba en el muelle encerando mi barco, solo encerándolo, cuando llega una hermosa y escultural pelirroja. Me dice:
— ¿Me das un paseo en tu barco?
“¡Por supuesto que te doy un paseíto en mi barco! Y cuando estábamos mar adentro, apagué el motor y le di a elegir entre hacer travesuras o nadar. Y la muchacha no sabía nadar, Jorge, ¡no sabía nadar!”.
Al día siguiente, Jorge vuelve al mismo bar y de nuevo ve a Juan, con una sonrisa aún más amplia que la del día anterior:
— ¿Y hoy por qué estás tan contento, Juan?
“No me lo vas a creer, pero hoy en la mañana estaba en el muelle terminando de encerar mi barco, solo encerándolo, cuando llega una hermosa y despampanante rubia, y me dice:
— ¿Me das un paseo en tu barco?
“¡Claro que te paseo en mi barco! La llevé mar adentro y, cuando estábamos allá, apagué el motor y le sugerí hacer travesuras o nadar. Y ella tampoco sabía nadar, Jorge, ¡no sabía nadar!”.
Pasan un par de días y Jorge entra oootra vez al bar, Juan está en la barra llorando sobre una cerveza.
— Qué pasa, Juan, ¿por qué estás así?
“Bueno Jorge, no te puedo esconder nada. Ayer estaba en el muelle nuevamente encerando mi barco, solo encerándolo, y se aparece una súper sexy y estupenda morena que me dice:
— ¿Me das un paseo en tu barco?
“Cuando quieras, nena. Y cuando estábamos allá mar adentro, apagué el motor, la miré todita y le dije: elige hacer travesuras o nadar. La morena se quitó el top, Jorge y ¡qué busto, qué busto! Se quitó la minifalda, Jorge… ¡Y ERA HOMBRE! ¿Y sabes qué, Jorge? Yo… yo no sé nadar, Jorge, ¡no sé nadar!”.
Autor: Arrepentido.
Atomik: vodka de Chernóbil
Un grupo de científicos británicos logró el destilado Atomik, nombre que lleva el vodka producido ¡EN ZERIO! con cultivos de Chernóbil, pero que, según aseguran, está libre de radioactividad.
El equipo de investigadores primero creyó haber encontrado radioactividad en los granos, pero más bien era producto del destilado normal para producir bebidas alcohólicas.
La idea es que con la venta del vodka, se brinde un apoyo económico a las comunidades abandonadas por el desastre nuclear más grande de la historia. O por lo menos, contribuir a que los residentes lo olviden. ¡Salucita!