Por la desaparición de un carro con droga, “El Pedrín” ordenó el asesinato de la familia Ledezma en la colonia Libertad de Tijuana; el presunto responsable del delito entre criminales fue el único que sobrevivió al ataque. En el Hongo, delegación de Tecate, el agente Rafael Valenzuela fue asesinado con la misma AK-47 que mataron a “El Puma”, ex líder de sicarios del CJNG
Familia reunida para conmemorar la vida y muerte de una abuela y el cumpleaños de un joven, fue acribillada en la colonia Libertad de Tijuana por un robo de droga. El criminal que encontró y se quedó con una carga de enervante que “no era de su propiedad” sobrevivió al ataque e intentó culpar a las malas compañías de su sobrina política de la balacera.
“Yo creo el incidente fue en contra de `Lalo’ (Mario Eduardo Alonso Carrillo, asesinado en la escena), novio de la sobrina (Lourdes Martínez, también acribillada el 26 de julio) de mi esposa”, dijo primero el sobreviviente, de nombre Fernando Zúñiga “El Pina”.
“Mario alias `El Cuate’, ex novio de mi sobrina, con él tuvimos problemas (hace dos años), lo corrimos y dijo que iba a valer madres”, comentó después.
“Hace cinco años mataron a mi hermano, andaba en malos pasos vendiendo droga”, manifestó a manera de buscar más culpables.
Era viernes 26 de julio cuando parientes radicados en México y otros con residencia en Estados Unidos se habían reunido en la colonia Libertad. El dueño de la casa,
Fernando Zúñiga, dijo que para festejar el cumpleaños de su hijo “Richie”, por lo cual iniciaron a las tres de la tarde.
Otros de los participantes refirió que estaban en el lugar para conmemorar el aniversario luctuoso “de una de las abuelas”, incluso afirmaron que temprano fueron al panteón a visitar la tumba.
La casa que horas más tarde se convirtió en escena del crimen, está ubicada en el número 12776 del cañón Emiliano Zapata de la colonia Libertad, Delegación Otay. Es el domicilio de la familia Zúñiga Ledezma y fue identificada por los vecinos como un punto de venta de droga, “Mucha gente entraba y salía”, “El señor dizque tenía un taller mecánico pero no trabajaba”, “Esa familia no hacía ronda con los vecinos”, son algunos de los testimonios.
Además, antes del 15 de marzo de 2013, fecha en que fue capturado, esa casa era uno de los tantos puntos de droga en los cuales Melvin Gutiérrez Quiroz “El Melvin”, sentenciado a 25 años de prisión, cobraba cuotas.
El viernes 26 de julio de 2019, la mayor parte de la familia estaba reunida en un patio colmado de basura donde colocaron sillas plegables. Pasadas las nueve de la noche, en ese espacio de la propiedad estaban Fernando Zúñiga Ulloa “El Pina”, su mujer María Johana Ledezma y los hijos de ambos, Jazmín y Ricardo Zúñiga Ledezma, todos hacían de anfitriones. Los acompañaban María León de Lourdes Martínez (sobrina), Mario Eduardo Alonso Carillo (novio de la sobrina) y María Guadalupe Ledezma, cuñada del propietario.
Dentro de la casa o en la calle, estaban también dos niños, otros dos familiares varones y una mujer que viven en California, Estados Unidos, quienes no fueron agredidos.
Aproximadamente a las diez de la noche, todos los que estaban en el patio fueron baleados por dos sicarios y los siete cayeron, pero no todos murieron en el lugar. Al ataque únicamente sobrevivieron la cuñada María Guadalupe, quien después falleció en el hospital, y “El Pina”, cuyas heridas no pusieron en peligro su vida.
De acuerdo a versiones de testigos, los asesinos llegaron en un auto Lincoln color blanco que era conducido por un hombre de mediana edad que no llevaba la cara cubierta y usaba anteojos. Se paró frente al domicilio y del auto descendieron dos hombres encapuchados con rifles del tipo R-15, se plantaron frente a las víctimas y sin más descargaron sus armas, después vieron a una familia en la casa de enfrente, caminaron hacia ellos unos pasos para regresar, subir al auto y huir.
En la escena los peritos encontraron 18 casquillos calibre 223. La joven hija del “Pina”, Jazmín, yacía en el piso boca arriba, a escasos centímetros, cerca de su cabeza los pies de su hermano, quien cumplía años. Ricardo también quedó tendido con la cara hacia el cielo, a un lado del joven su madre Johana en similar posición. A su costado derecho, dos más sentados, primero Eduardo Alonso Carrillo y a su lado derecho, más al fondo, Lourdes Martínez (sobrina de la dueña de la casa). Entre otras heridas, todos -menos Ricardo- presentaban tiros en la cabeza.
Dos charcos de sangre más fueron revisados por los peritos, estaban justo entre la entrada a la casa y los cinco cadáveres. Uno correspondía a Guadalupe Ledezma, quien murió en el hospital, y otro al sobreviviente Fernando Zúñiga Ulloa.
En la escena, “El Pina” aseguró que estaba de espaldas a la entrada y no vio llegar a los atacantes, lo hirieron de manera inmediata y por eso cayó al piso y no pudo reconocerlos.
VÍCTIMAS CON ANTECEDENTES
En conferencia de prensa el lunes 29 de julio, el secretario de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, Marco Sotomayor, dijo a representantes de los medios de comunicación que los homicidios de la colonia Libertad eran consecuencia de un pleito entre grupos criminales.
“La gran mayoría de los muertos eran familiares, algunos de los que estaban en el lugar tienen antecedentes penales por temas de narcomenudeo, robo de vehículos. Sin embargo, familiares de estas personas no tenían antecedentes penales y desafortunadamente fueron privados de la vida”, expuso.
Tras una consulta a las bases de información, resultó que solo dos tienen historial delictivo. El fallecido Eduardo Alonso Carrillo, de 41 años de edad, quien recibió más heridas -cinco en total-, tenía tres averiguaciones previas en su contra: la 256-14-220 por daños en propiedad ajena; 4392-06-200 por portación de arma prohibida y 544-14-211 por violencia familiar.
El sobreviviente, Fernando Zúñiga Ulloa, de 31 años, fue investigado en dos carpetas: la 2833-12-203 por portación de armas y 7-03-205 por robo de vehículo.
DROGA ROBADA
Pese a que “El Pina” no recibió heridas mortales y es considerado un delincuente menor por parte de las autoridades, los investigadores no dieron por cierta -pero la incluyeron en la carpeta- su versión de que Mario Eduardo Alonso Carrillo era el objetivo del ataque.
De hecho, las versiones de otros testigos y familiares iniciaron una segunda hipótesis que se está investigando como línea principal.
Aunque no definieron si lo robaron, lo encontraron o se los llevaron, los testigos hablaron de un vehículo con droga, e indicaron que Fernando Zúñiga les hizo saber que él y su socio delictivo al que solo identificaron como “El Gordo” lo tenían en posesión días atrás y estaban buscando donde esconderlo.
Incluso sin pedir permiso decidieron meterlo al patio del tío de uno de ellos, un hombre que tiene trabajo honesto en Estados Unidos y se la pasa toda la semana del otro lado de la franja fronteriza. Cuando regresó y encontró el carro en su propiedad, les ordenó que lo sacaran.
Lo que sucedió después con el auto y su presunto cargamento de droga forma parte de las investigaciones.
El segundo dato que están corroborando es la identidad del dueño de la mercancía ilegal de quien sabían, andaba buscando a los responsables de su pérdida. De inicio el criminal dueño de la droga y jefe de los matones fue identificado únicamente como “El Pedro” y/o “El Pedrín” y su segundo, “El Furcio”.
MINISTERIAL ASESINADO CON MISMA ARMA QUE MATARON A SICARIO DEL CJNG; FUE “ATAQUE DIRECTO”
El lunes 29 de julio, como todos los días, los agentes Jesús Rafael Valenzuela Chávez y Edgar Ibarra firmaron en una de las instalaciones centrales de la Subprocuraduría en Tecate y salieron en la única patrulla 4×4 que tiene la corporación en ese municipio. Se dirigieron a las oficinas en El Hongo, donde el primero se desempeñaba como agente investigador contra el delito de robo y el segundo como responsable de la Unidad de Trámite Masivo de Casos. Solo ellos dos y una mujer que es personal de apoyo usan las oficinas ubicadas en la calle Jalisco, a la altura del Ejido Baja California en el poblado Luis Echeverría Álvarez, pero ella tenía licencia médica.
Cámaras ubicadas en la misma calle de la Subprocuraduría y en otra paralela videograbaron a los dos carros que se usaron en el operativo criminal. Filmaron al Chevrolet Saturn guinda que pasó en varias ocasiones frente a las oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado
Investigan homicidio presuntamente encubierto por PEP
Que en el Ministerio Público “están pidiendo dinero para arreglar el expediente” y que los agentes de la Policía Estatal Preventiva involucrados “están ofreciendo dinero para que los exculpen”. Ambas versiones se refieren al incidente reportado el 23 de julio de 2019, cuando la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Baja California reportó que a las dos de la mañana, atendiendo una denuncia en un domicilio en la Carretera Vieja a Tecate, frente al fraccionamiento Margarita Residencial, elementos de la corporación fueron recibido a balazos por José Miguel Morales Torres, de 26 años y lo abatieron.
Sin embargo, el cadáver de Morales estaba desnudo, a un lado localizaron un rifle que no había sido percutido. A lo que se suma la versión de la esposa de la víctima, quien asegura que ella estaba en la cama con el occiso cuando los uniformados abrieron la puerta de su casa a la fuerza y fueron sorprendidos por tres elementos que los separaron. Vio cómo uno de los oficiales llevaba encañonado a su esposo, luego se escuchó el primer disparo, seguido de un segundo tiro.
Los primeros indicios indican que el primer disparo se le escapó por negligencia al oficial, disparando a quemarropa en un costado de Morales; en la herida quedó un tatuaje que indica la cercanía del arma y que hubo un segundo tiro para tratar de encubrir el error y pretender que la víctima los atacó y se defendieron.
Julio César Sánchez García es el nombre del agente involucrado y fue recientemente nombrado comandante operativo en Tijuana. Ex militar, cuenta con la simpatía de la tropa y hasta la fecha registraba antecedentes negativos.
VERSIÓN SSPE
Con relación al citado incidente, mandos de la corporación estatal negaron de manera rotunda que se trató de algún disparo accidental; se debió a una respuesta a una agresión previa en contra de los oficiales, orillando a uno de ellos a disparar para defenderse del ataque.
De igual forma, se afirmó que hay completa coordinación con la Procuraduría General de Justicia del Estado para trabajar en conjunto y esclarecer los hechos.
y después se estacionó a unos metros para esperar la llegada de los agentes. También grabaron la camioneta Cherokee que los siguió, esta pasó dos veces más por la ruta usada por los oficiales.
Los matones esperaron que el pick-up diera la vuelta en “u” y se estacionara frente a las pequeñas instalaciones de la fiscalía, lo que sucedió poco antes de las 10:30 am. Valenzuela Chávez, quien conducía, bajó con las llaves del auto en una mano y un termo con agua en la otra. Del lado del copiloto, Ibarra alcanzó a tomar su arma.
Los homicidas echaron a andar el auto hacia donde estaban los ministeriales y al mismo tiempo les disparaban. Valenzuela no tuvo oportunidad y cayó inmediatamente. Ibarra, herido en un pie, corrió disparando y se resguardó a un costado de las oficinas. En ese momento hizo la llamada a su base para notificar el ataque. Cuando el auto de los asesinos quedó frente a la patrulla, salió y volvió a dispararles antes de que los matones huyeran con rumbo a La Rumorosa.
A partir de la llamada de auxilio, por la distancia la ayuda tardó 40 minutos en llegar, y fueron agentes de la Policía Ministerial. La Municipal llegó 20 minutos después y, más tarde, personal del Ejército y de la Policía Estatal Preventiva hicieron recorrido por varias horas en brechas, del lado americano también hubo apoyo, pero no se detuvo a nadie.
De acuerdo a su expediente, pese a ser “bronco” para realizar su trabajo, bien y con resultados, Valenzuela no tenía ni denuncias ni antecedentes en su contra. Las primeras hipótesis tras el crimen fueron que el ataque provenía del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), porque dada su actividad, ha sido el cártel al que más criminales les han detenido en fechas recientes, además de que tienen una pugna interna por el control de la zona rural de Tecate.
Sin embargo, después que el reporte balístico revelara que el arma AK-47 usada para quitarle la vida al ministerial fue la misma con la que el 27 de febrero asesinaron en El Hongo a José Jovany Ortiz Covarrubias “El Puma”, ex líder de sicarios del CJNG en Tecate, se abrió otra línea de investigación.
En la fiscalía estatal les resulta difícil creer que los del CJNG, encabezados por Danny Isaac Ortiz Covarrubias `El Moreno´ o su gente, tengan el arma con la que mataron a su hermano, aunque no podemos descartarlo, pero también estamos investigando la posible participación de los operadores de Sinaloa como Aarón Carrasco Palomares.
Investigan a los responsables de la muerte del “Puma”, presuntamente asesinado por haber matado a la esposa, el cuñado y el hijo de José Humberto Acosta Gallegos “El Güero Leches”.