El sinaloense Jesús Raúl Beltrán León, alias “El Chuy Raúl” o “Trébol”, cuñado y lugarteniente de Jesús Alfredo Guzmán Salazar, “El Alfredillo” -a su vez hijo de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo”-, fue sentenciado este martes en la Corte Federal del Distrito Norte de Illinois (Chicago), a 28 años de prisión, por ser uno de los coordinadores del narcotráfico para el Cártel de Sinaloa en Estados Unidos.
“México está cansado de esta violencia, y también Estados Unidos […] Usted era un conspirador de alto nivel en el tráfico de drogas, y como tal necesito condenarlo”, dijo el juez federal estadounidense Rubén Castillo, al dictarle sentencia a “El Chuy Raúl”, después de una audiencia que se extendió durante dos días.
Antes de escuchar su sentencia, Beltrán León, de 35 años de edad, pidió disculpas por lo que hizo con su “vida”, ya que insistió en que “solamente pensó en hacer dinero”, y, que en su caso “el ‘Sueño Americano’ vivido fue ilegal y no pude resistirme”, dijo “El Chuy Raúl”, quien de cumplir su condena saldría a los 63 años.
Beltrán León había pedido al juez encargado del juicio que no se le vinculara con “El Chapo” o con el Cártel de Sinaloa, algo que la Fiscalía Federal pidió fuera desestimado, ya que, indicó, el acusado “siempre se valió de su parentesco y amistad” con el capo sinaloense para avanzar en la organización.
El narcotraficante estuvo involucrado en el transporte de drogas por avión desde México a Estados Unidos, según la acusación de la Fiscalía Federal del Distrito Norte de Illinois, que habían pedido cadena perpetua para “El Chuy León” por nuevos delitos que se le agregarían al de tráfico de drogas y lavado de dinero.
Sin embargo, el juez federal Rubén Castillo desestimó las nuevas acusaciones contra el narcotraficante sinaloense, porque según él se basaban en el testimonio de un asaltante de bancos, “sin ningún tipo de credibilidad”, dijo, para luego añadir que su sentencia tomó en cuenta los malos tratos que sufrió Beltrán León cuando fue detenido en México y estaba bajo custodia de la Secretaría de Marina (Semar).
En la audiencia de sentencia los fiscales presentaron a seis testigos para probar el papel de Beltrán León en la coordinación del transporte de grandes cantidades de cocaína de Centro y Sudamérica, a México, droga que luego era trasladada a Estados Unidos junto con cargamentos de heroína, marihuana y metanfetaminas.
Uno de los testigos fue otro sinaloense, Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, quien habló de la presunto peligrosidad de “El Chuy Raúl”, ya que solía trasladarse armado con un fusil de asalto AK-47 o “cuerno de chivo” bañado en oro, además de que consumía cocaína y bebía mucho alcohol.
Según “El Mini Lic”, Beltrán León intentó evitar su testimonio y llegó a ofrecer 25 mil dólares a miembros de la pandilla Four Corner Hustlers, para que le “partieran la cabeza”, mientras él estaba recluido en la Cárcel Metropolitana de Chicago, aseguró.
López Serrano, hijo de Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, socio y compadre de “El Chapo”, se entregó hace dos años en la frontera con México a agentes del Gobierno de EE.UU, y desde entonces ha colaborado con las autoridades en varios juicios contra el Cártel, por lo que es considerado “un hombre marcado”.
El pasado 17 de abril, Beltrán León se declaró culpable en Chicago, Illinois, Estados Unidos, del cargo de conspirar para distribuir más de 45 kilos de cocaína en Los Ángeles, California, en junio del año 2013. “El Chuy Raúl” admitió su culpabilidad y no llegó a ningún acuerdo con los fiscales sobre su posible sentencia.
Beltrán León se sumó a una causa iniciada en Illinois, en 2009, donde figuran, también, “El Chapo”, sentenciado a cadena perpetua por la Corte del Distrito Este de Nueva York, y otros 19 miembros del Cártel de Sinaloa, mismo que se ha descrito como el caso de drogas más importante en la historia de Chicago.
La acusación de la Fiscalía del Distrito Norte de Illinois, alegó que el Cártel sinaloense usó jumbo jets, submarinos y túneles para contrabandear grandes cantidades de drogas a territorio estadounidense, gran parte de las cuales se distribuyó posteriormente en cantidades al por mayor, a través de una red construida por los gemelos Pedro y Margarito Flores.
Los cargos fincados por el Gobierno estadounidense aseguran Beltrán León actuó como lugarteniente del hijo del Chapo, alias “El Alfredillo”, su cuñado, y ayudó a coordinar vastos envíos de drogas a EE.UU. para su distribución. Los miembros del Cártel de Sinaloa lavaron, después, miles de millones de dólares en ganancias de regreso a México.
“Para proteger su lucrativo comercio de drogas, los miembros del Cártel, incluido Beltrán León, utilizaron todos los medios necesarios, incluido el ‘soborno de funcionarios públicos corruptos’, el secuestro, la extorsión y la amenaza o la violencia contra los narcotraficantes rivales, así como los miembros de las fuerzas del orden”, indicó el diario Chicago Sun Times.
Según un expediente de la Fiscalía, citado por el mismo rotativo, un antiguo miembro de alto rango del Cártel de Sinaloa que coopera con las autoridades federales, y que conoció a Beltrán León durante más de una década, dijo que presenció a uno de los hijos del Chapo, mientras le ofrecía a su guardaespaldas una “oportunidad de inversión”, para importar kilogramos de cocaína desde Venezuela en avión, lo que el acusado aceptó.
El mismo informante dijo a las autoridades federales estadounidenses, que se había enterado por el propio Beltrán León, de que el acusado estaba con “El Alfredillo” cuando ambos recogieron a “El Chapo” después de su fuga del penal de Puente Grande, ocurrida en el año 2001.
En abril del 2018, el mismo juez federal estadounidense Rubén Castillo, falló que “El Chuy Raúl” no podía disputar cargos de tráfico de drogas en Chicago, sobre la base de que elementos de la Marina mexicana lo torturaron.
Ello en presencia de agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), cuando fue detenido en Culiacán, Sinaloa, en noviembre del 2014. El juez estadounidense dijo que su fallo no debía ser interpretado como perdonar la tortura, pero que estas acusaciones podrían dirimirse en una corte civil.
Alias “El Chuy Raúl” fue extraditado desde México en enero del 2017, acusado de los delitos de narcotráfico y lavado de dinero. El 6 de diciembre de ese mismo años, el mismo juez federal estadounidense otorgó dos meses de plazo a la Fiscalía Federal de Illinois, para que respondieran sobre el caso de Beltrán León, quien según su abogado, Stephen Ralls, habría confesado delitos mediante torturas, en presencia de funcionarios de la DEA.
Castillo, quien en aquel momento consideró “muy serias” las denuncias, exigió saber a más tardar en febrero del 2018, si Beltrán León -que es ciudadano estadounidense y fue detenido en México a pedido de las autoridades federales de dicho país- si fue autorizada la tortura, y si estuvo presente físicamente algún funcionario del Gobierno de EE.UU. o alguna otra persona “actuando como agente libre”.
El abogado del presunto narcotraficante, pidió en un documento de 26 páginas que el juez federal anulara la confesión, ya que sostuvo que no le fueron leídos los derechos al detenido, como es obligatorio cada vez que actúan agentes policiales estadounidenses como parte de un “emprendimiento conjunto”.
Además, el litigante aseguró que el uso de la tortura, coerción física, psicológica u otro tipo de brutalidad, puede rendir evidencias que “no pueden ser admitidas, y que pueden resultar en la anulación de todo el caso”.
Según su abogado, Beltrán León fue capturado en la casa de sus padres, sin una orden judicial, el 16 de noviembre de 2014, en Culiacán, Sinaloa, México, por elementos de la Semar, que además se llevaron a su esposa y a una bebé, hija de ambos, a quienes amagaron con matarlos.
El detenido supuestamente fue golpeado, electrocutado, y ahogado, con una bolsa de plástico en la cabeza, dentro de un contenedor con agua. Además fue vendado de los ojos y azotado con una especie de látigo. En todo ello, que duró más de una hora, habrían participado agentes federales de EE.UU., uno de los cuales lo habría interrogado en español y admitido que trabajaba para la DEA.
En el documento presentado por el abogado, Beltrán León también afirmó, que, en un momento dado, una mujer de la Embajada de los Estados Unidos lo visitó de forma breve, y durante esa visita, él le dijo acerca de las torturas físicas y psicológicas a las que había sido sometido. “En respuesta, la mujer indicó que ‘estaban grabando’ y que ‘no podía hacer nada para ayudarle’”, dijo.
Tras las presuntas denuncias, Beltrán León admitió en un vídeo haber cargado un avión con drogas que viajó con destino a Estados Unidos y que pertenecía a los hijos del Chapo: Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, de quienes los marinos que lo torturaron, le exigieron que les dijera la ubicación de ambos, lo que él negó saber.
Documentos públicos de la acusación del Departamento de Justicia estadounidense en contra de Beltrán León, señalaron que los fiscales de Illinois lo ubican como cuñado de “El Alfredillo”, para quien supuestamente se desempeñó como lugarteniente y guardaespaldas.
Ello mientras desempeñaba las actividades de trasiego de droga a través de la frontera común y el lavado de dinero de las ganancias, según la acusación de la misma Fiscalía, que también fincó cargos contra “El Chapo”, “El Alfredillo” y otros seis mandos del Cártel de Sinaloa.
Además, según informes de la Policía Federal mexicana, “El Chuy Raúl” es hijo de Jesús Raúl Beltrán Uriarte, alias “El Tío”, detenido en Zapopan, Jalisco, en el año 2007, supuesto compadre y uno de los principales operadores de “El Chapo” Guzmán.