El jefe de la estación de ferroviaria habla con el banderillero:
— ¿Usted qué haría si ve que dos trenes van a chocar?
“Avisarles por la radio o con banderas para que cambien de carril”.
— Y, ¿si no tuviera radio ni banderas?
“Llamo a mi primo”.
— ¿Él sabe del tema?
“No, es que nunca ha visto un choque de trenes”.
Autor: Sádico.
Pregunta
Ayer mi hija me preguntó:
— Mami, ¿alguna vez te enamoraste de un profesor?
“Sí, mi amor, del profesor de primero”.
— Qué romántico, mami, ¿y qué pasó?
“¡Tu papi se molestó y te cambió de escuela!”.
Autor: Celoso.
En la empresa
De empleado a empleado:
— ¿Supiste que falleció el jefe?
“Sí, pero quisiera saber quién fue el que falleció con él”.
— ¿Por qué lo dices?
“¿No leíste la esquela que puso la empresa? Decía ‘y con él se fue un gran trabajador’”.
* * *
El jefe a su empleado:
“Sé que el sueldo no le alcanza para casarse, pero algún día me lo agradecerá”.
* * *
De empresario a empresario:
— ¿Cómo consigues que tus empleados lleguen puntuales al trabajo?
“Sencillo. Tengo 30 empleados, pero solo cinco cajones de estacionamiento”.
Autor: Anónimo de la Canaco.
Acento
Un francés quería ir a un safari y contrató a un guía mexicano y se fueron al safari.
Estando en plena selva apareció un tigre, el mexicano corrió y el francés le gritó:
“¡Esperra, esperra!”.
Y el mexicano responde:
“No, no es perra, ¡es ¡tigre!”.
Autor: Maestro de idiomas.
En pareja
— La pasé muy bien ayer, gracias.
“Pero si ayer no nos vimos”.
— ¡Por eso!
Autor: Un divorciado.
Fraude en el IMSS
— El doctor me dijo que me podía operar para ya no tener hijos y lo hice.
“¿Y cómo te fue después?”.
— Fatal. Cuando llegué a la casa todavía estaban ahí los malditos chamacos. ¡Pésimo servicio, compadre!
Autor: Anónimo del ISSSTE.
Mexicanísimo
Un día Juan visita a su compadre, a quien habían metido preso, y le pregunta:
— Compadrito, ¿por qué está en la cárcel?
“Ay, compadre, si usted supiera… me metieron preso por higiénico”.
— Pero a nadie lo meten preso por higiénico, explíqueme….
“¡Es que yo me encargaba de limpiarle los bolsillos a la gente!”.
Autor: Anónimo de Estados Unidos.
Diputados
Un conductor se estaciona frente al Congreso. Al verlo, el vigilante se le acerca y le dice:
— Caballero, no puede dejar el auto aquí, porque ahora salen los diputados.“No se preocupe, ¡tiene seguro!”.
Autor: Un senador… ¡ja!
De Jaimito y Pepito
— Jaimito, di la “m” con la “a”.
“Ma”.
— Ahora repetido…
“Mama”.
—¡ Muy bien! Ahora con tilde.
“¡Matilde!”.
* * *
Después del primer día de clase, la madre de Pepito le pregunta:
— ¿Qué has aprendido hoy, Jaimito?
“No lo suficiente, mamá, mañana tengo que volver”.
* * *
— Jaimito, si hay doce manzanas en una mano y cinco en la otra, ¿qué es lo que tengo?
“¡Pues unas manos impresionantes, profesora!”.
Todo por un antojo
Mary Heath y James Brunk son una pareja de Montvale, Nueva Jersey, que un día de estos tuvo antojo de una pizza.
Entonces fueron a su restaurante favorito a ordenar el platillo cuando les dijeron que tardaría un rato en estar listo, por lo que decidieron ir a una tienda de autoservicio llamada Blue Ridge Minute Mart y comprar un boleto de la lotería, de esos de “rasca y gana”.
Cuál fue su sorpresa cuando vieron que el famoso boleto traía ¡EN ZERIO! el premio mayor de un millón de dólares.
El matrimonio norteamericano asegura que no podía creer el resultado, a tal grado que escondieron el boleto en un calcetín para ir al día siguiente a la oficina de la lotería y cobrar su hazaña.