El lunes 8 de julio con la secretaria que le colabora en el Instituto Nacional de Migración, a Rodulfo Figueroa, el encargado de la oficina en Baja California, le dejaron un mensaje: que a partir de ese día dejaba de trabajar en la dependencia. Que presentara la renuncia.
Ante la descortesía política, quien fue de hecho delegado del INM durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, y fue nombrado por el subsecretario Alejandro Encinas para encargarse del área nuevamente en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se comunicó a las oficinas centrales y de viva voz le confirmaron la orden de renunciar.
De inicio en su nueva gestión fueron evidentes las diferencias con quien era el súper delegado del gobierno federal y ahora es gobernador electo de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, quien no consideraba a Rodulfo Figueroa como parte de su equipo.
La discordia que llevó a funcionarios federales a solicitar la renuncia al de Baja California, explican que es la instalación de albergues del gobierno para atender a los migrantes en el estado, particularmente en Tijuana y Mexicali.
Rodulfo Figueroa continuó trabajando para el gobierno el lunes 8 de julio, pero el martes 9 presentó la renuncia que le solicitaron con efectos a partir del día anterior.
La política del gobierno de López Obrador ha sido la de no contribuir con las organizaciones de la sociedad civil, se espera que construyan albergues para migrantes cuyos contratos ya se negocian, para que sea el gobierno federal junto con el estatal las entidades que proporciones auxilio a los migrantes, y no los albergues ya establecidos por la sociedad civil.
La titularidad de la oficina del Instituto Nacional de Migración en BC será ocupada por Manuel Marín Salazar, quien fue segundo de a bordo de Figueroa, tanto en el sexenio pasado como en el presente.
