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sábado, octubre 5, 2024
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Tijuana, ciudad santuario

Columna invitada

 

 

 

I.- Por el bien de todos… primero los migrantes

El tema de las caravanas de migrantes centroamericanos en Tijuana, es por hoy el tema de temas. Los más importantes diarios del país y locales tienen en sus primeras páginas todo lo relacionado con este fenómeno social. Los conflictos sociales que ha suscitado la modalidad de las caravanas de migrantes, se han magnificado y atizado por la prensa, creando en la mente de la gente de México un ambiente injustificado y exagerado de temor y de rechazo o xenofobia contra el migrante.

Esta semana ha estado pletórica de declaraciones de expertos y de funcionarios públicos sobre el tema, por ejemplo la de Javier Urbano Reyes, Profesor investigador de la Universidad Iberoamericana sobre temas migratorios, quien advierte al gobierno mexicano que de no tomar medidas urgentes para contrarrestar la inmigración de centroamericanos a México estaríamos “…a un paso de que algunos incidentes y tumultos se conviertan en una verdadera tragedia…” (La Jornada, 20/5/2019). Todo es posible si se dieran las condiciones para que sucediera una tragedia, también si se fabrican esas condiciones.

Por otro lado, con una visión menos paranoica y más pragmática y realista, el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en la conferencia “mañanera”, presentó a la prensa y al país el “Programa para el Desarrollo Integral de México, Guatemala, Honduras y El Salvador” elaborado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que está dirigido por la mexicana Dra. Alicia Bárcena Ibarra. El importante documento es un diagnóstico detallado de las causas, los efectos y las medidas que se van a tomar para solucionar el problema de la migración que tanto afecta a México y directamente a nuestra ciudad de Tijuana.

Algunos ven el vaso medio vacío y otros medio lleno, el profesor universitario tiene más de un año advirtiendo sobre esa “inminente tragedia” que traerá la migración; AMLO con apenas cinco meses  de gobierno tiene ya un diagnóstico estructural, geoestratégico y científico del problema migratorio, tiene un plan, la hoja de ruta para ir viendo el cumplimiento de los objetivos trazados, el acuerdo político con los cuatro países involucrados y las herramientas financieras y humanas para iniciar los trabajos de solución del problema, pero sobre todo cuenta con el Plan de Desarrollo para México y los países de Centroamérica, desarrollado por la CEPAL-ONU.

Actitudes alarmistas pueden llevar a soluciones incorrectas y represivas, como el cierre unilateral de fronteras, extradiciones y separación de familias, como las que ha aplicado el gobierno de Trump en los Estados Unidos. La migración tiene causas sociales y económicas de carácter estructural en los países que la sufren. Hacer un buen diagnóstico del problema, es tener casi la solución del mismo. México ha sido históricamente un expulsor de trabajadores propios de los estados hacia la frontera para cruzar a los Estados Unidos; ahora, aunque en menor grado, sigue siendo expulsor y el paso obligado de personas de Centroamérica y el mundo, pero más importante México ha sido un santuario para los migrantes, sobre todo en las ciudades fronterizas con los Estados Unidos, Tijuana en particular.

Pero antes de entrar en el tema que planteamos en el título de este escrito, debemos entender plenamente el fenómeno migratorio, sus causas y sus posibles soluciones. El “Programa para el Desarrollo Integral de México, Guatemala, Honduras y El Salvador”

presentado en la mañanera por AMLO es una manera de acercarnos al tema migratorio y lo veremos brevemente a continuación:

 

II.- Programa para el Desarrollo Integral de México, Guatemala, Honduras y El Salvador (CEPAL-ONU):

En presencia de los embajadores de Honduras, El Salvador y Guatemala, la secretaria ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcena, señaló cinco causas estructurales que promueven la migración de Centroamérica hacia los estados del sureste de México y de ahí al resto del país:

  1. Bajo crecimiento económico y desigualdad.
  2. Crecimiento demográfico.
  3. Sequías e inundaciones.
  4. Región más violenta del mundo.
  5. Diferencia salarial frente a E.U.

La secretaria ejecutiva de la CEPAL destacó que uno de los principales detonadores de la migración es bajo crecimiento económico y la desigualdad social, ya que el 10 % más rico en México y el triángulo norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) gana 70 veces más que el sector de menores ingresos.

En este sentido, la CEPAL propone un plan para abordar el desarrollo en la región mediante cuatro puntos clave:

  1. Desarrollo económico
  2. Bienestar social
  3. Sostenibilidad ambiental
  4. Gestión integral del ciclo migratorio.

Se propone que se destine el 25 % del Producto Interno Bruto de cada país a fomentar la inversión productiva, tanto pública como privada, pero lo más prioritario es el encontrar la manera de generar un espacio entre el sur de México y los países del norte de Centroamérica, a partir de la integración comercial, productiva, energética y logística. México es el destino de apenas el 5 % de las exportaciones de Guatemala, El Salvador y Honduras. Un dato que, de acuerdo con la CEPAL, refleja la poca integración en la región.

Los migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador envían anualmente 22.500 millones de dólares a sus lugares de origen, mientras en México, la cifra llega a 35.000 millones de dólares. En este sentido, el organismo internacional propone bajar costos de transacción para que los migrantes que llegan a E.U. puedan mandar dinero a sus países de manera más sencilla.

Otro de los puntos del plan consiste en abaratar los costos de energía en la región y aumentar el gasto social.

Por su parte AMLO señaló que existen avances importantes para que el gobierno de E.U. se integre al Plan de Desarrollo para México y Centroamérica.

“Hay que atender esas causas, atender el origen de lo que está provocando este fenómeno migratorio. Y no hay más que la cooperación para el desarrollo, no se puede con la fuerza”, explicó el presidente mexicano. Ya se tiene una “Hoja de Ruta”, es decir, ya se sabe lo que se tiene que hacer en los próximos años para atender este problema. Se tiene el plan de actividades para lograr resultados de un diagnóstico integral de la problemática regional del

Sureste mexicano y de los tres países centroamericanos, principales expulsores de migrantes a nuestro país.

 

III.- Marco geográfico y social

La frontera entre México y los Estados Unidos es una franja de territorio de 3185 kilómetros de longitud a ambos lados del límite político entre los dos países. Abarca una extensa área cuyos extremos son el Océano Pacífico y el Golfo de México. De oeste a este comienza en las ciudades de Tijuana, en Baja California, México e Imperial Beach, del condado de San Diego, en California, Estados Unidos; y termina en el municipio mexicano de Matamoros, Tamaulipas y el condado estadounidense de Cameron, Texas.

Esta zona fronteriza es la más extensa e importante en el mundo por el intercambio económico y por los cruces legales de miles de trabajadores que viven en el lado mexicano de la frontera y trabajan en los Estados Unidos. Muchos son ciudadanos estadounidenses de origen mexicano nacidos en aquel país; otros más, son “emigrados” con permiso de migración que les da estatus de “Residentes Legales”, también conocidos como “tarjetas verdes” o “green cards” , trabajadores que según la ley de inmigración de los E.U., deberían  vivir y trabajar en los E:U. , pero que gracias a una “amable ficción legal” del Servicio de Inmigración y Naturalización de E.U.,  se les permite vivir en México y cruzar diariamente la frontera  o “conmutar” (“commuters”) (vid. Transmigración legal… , Arámburo, G., et.al. “Cuadernos de Ciencias Sociales” No. 12, UABC, 1994).

Esta frontera con E.U. es por donde transitan miles de trabajadores indocumentados mexicanos, centroamericanos y de otros muchos países del mundo. Y la frontera entre la ciudad fronteriza de Tijuana en baja California con San Ysidro, en California, es en donde tiene lugar el mayor número de cruces legales e indocumentados en el mundo.

La otra frontera, en el sur, es una zona de 1152 kilómetros de longitud que comparte México con Guatemala y Belice. Si bien esta frontera no tiene la importancia económica que tiene la frontera norte, sí tiene una gran importancia estratégica, política y humana, pues es la puerta de entrada a esta gran casa y santuario que representa México para la mayoría de migrantes económicos y/o exiliados políticos.

No obstante los más de 4 mil kilómetros de frontera a frontera que tienen que recorrer desde Guatemala a las ciudades de Matamoros, Ciudad Juárez o Tijuana, no obstante lo accidentado y la violencia que puedan encontrar, no obstante el calor del desierto o el frío de la montaña, la ruta mexicana hacia los E.U., es el camino de los migrantes para llegar a los E.U., es  la ubicación geográfica estratégica lo que hace de nuestro país el camino obligado a recorrer y enfrentar el reto. Ya sea en caravanas, en pequeños grupos o solos por las carreteras, ya sea montados en los techos de los vagones de los trenes de carga llamado ¨la bestia¨, el migrante asume el riesgo de ser asaltados por bandas criminales, o de sufrir accidentes que en no pocas ocasiones les han causado mutilación de alguno de sus miembros y hasta la muerte. Preferible todo ello a permanecer y ser víctima en sus propios países. La desesperación y la esperanza, es lo único que puede explicar el dejar un peligro por otro.

 

IV. La batalla política oficial

México tiene que lidiar en dos frentes con la migración. Tarea nada fácil, ya que por el norte tiene que lidiar con las presiones y amenazas de los Estados Unidos y la política racista y represiva de su actual Presidente que se refleja en las crecientes deportaciones, en la separación de niños de sus padres, etc., Son las ciudades fronterizas mexicanas las que

reciben el mayor impacto de esas políticas de deportación y Tijuana en primer lugar. Migrantes nacionales y no nacionales llegan aquí. La Patrulla Fronteriza o “la migra” (Border Patrol) entrega principalmente en las aduanas mexicanas de Tijuana y de Ciudad Juárez a los migrantes indocumentados capturados y deportados. Pues la “migra” argumenta que son mexicanos todos. Es sabido que todos los capturados dicen ser mexicanos para que los dejen en nuestro país con la intención de quedar cerca e intentar cruzar de nuevo a los E.U.

Aunque las autoridades migratorias mexicanas deberían recibir tan solo a ciudadanos mexicanos, es difícil identificarlos a todos y se les toma como nacionales sin serlo, ya que la mayoría no porta documentos y al declarar que son mexicanos, las autoridades migratorias deben conceder el beneficio de la duda en base al derecho que a todo mexicano le otorga la Constitución (art. 11).

En el flanco sur, las autoridades migratorias no se dan abasto para detener, investigar y en su caso deportar, a los miles de personas que cruzan la frontera, pues allá es relativamente más fácil para el migrante cruzar la frontera hacia México, ya que las barreras artificiales y la vigilancia no tienen comparación con las que ejerce la policía fronteriza de E.U. en su frontera. Aquí se da la batalla para controlar los flujos migratorios internacionales. Siendo México mismo un país expulsor de migrantes, debe atender el problema propio y el de los demás países, con un doble papel, de intermediario y parte al mismo tiempo.  Como ya se vio, la política migratoria del actual gobierno de México con todos los países involucrados es correcta e inteligente. Dice el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador que “la mejor política exterior de México, es su política interior”.

 

V.- Las rutas migratorias en México

Son varias las rutas que los migrantes toman en México: 1.- la del Golfo de México: Chiapas, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas hasta Matamoros; 2.- la del centro: Chiapas, Ciudad de México, Ciudad Juárez, y 3.- Chiapas, Ciudad de México, Tijuana. La ruta del golfo se ha caracterizado por ser la más conflictiva y peligrosa. Por esta ruta transita el tren de carga llamado “la bestia” que pasa por las áreas de más actividad delictiva de las peligrosas bandas de narcotraficantes: Los “Z” y la “Mara Salvatrucha”. Bandas que se dedican al robo, al secuestro y al tráfico de personas para explotarlas en plantíos de mariguana y amapola o para prostituirlas. En esta zona se han dado los casos más graves de asesinatos individuales y masivos. La ruta hacia Tijuana, la más larga, no deja de tener peligros de todo tipo.

Después de todos los obstáculos y peligros que encuentra a en su camino y que van desde la enfermedad, la violencia, los accidentes que muchas veces los mutila o los mata, el secuestro y la prostitución, el migrante debe enfrentar el rechazo de la población nativa. No obstante, el perfil socio demográfico, étnico y cultural que los centroamericanos tienen con los mexicanos, encuentra racismo y desprecio, esto quizás sea más grave que el mismo sufrimiento físico, pues agrede su moral y su dignidad de ser humano. La “xenofobia” (fobia a lo diferente, al extranjero), la “aporofobia” (fobia a la pobreza, a la suciedad) y el racismo son los peores enemigos que debe enfrentar y con los que tiene que lidiar el migrante.

No obstante la anterior visión del problema enfrentado por los migrantes, datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2017, dan cuenta de que estas reacciones sociales no representan la opinión mayoritaria de la población mexicana: más de la mitad opina que se les debe dar refugio hasta que puedan regresar a su país (53 por ciento) y una tercera parte piensa que se les deben dar papeles para que puedan vivir y trabajar aquí (33 por ciento). A su vez, muestra que la opinión de que deberíamos cerrarles la frontera y devolverlos a su país es minoritaria (1 y 12 por ciento, respectivamente).

El migrante, ese ser humano con vestido raído, sucio, pobre y demacrado por la fatiga y el esfuerzo realizado en su peregrinaje de miles de kilómetros, necesita ayuda, alimento, vestido, trabajo y albergue, pero sobre todo necesita de calor fraternal, en cambio encuentra rechazo y es tomado frecuentemente por su vestimenta como una persona antisocial o delincuente.

El rechazo, el racismo y la xenofobia hacia los migrantes, generalmente son producto de la ignorancia y falta de información que el grueso de la población merecería tener. Esos sentimientos negativos con frecuencia son propiciados y hasta fomentados en campañas antimigrantes por grupos o clases ideológicamente conservadores y hasta fascistoides que instigan y patrocinan movimientos con el fin de crear inestabilidad y presionar al gobierno para que se vea obligado a adoptar acciones represivas de ¨control¨ y así obtener beneficios políticos. Se dice que las caravanas de migrantes han sido fomentadas y organizadas por agentes con intereses políticos nacionales e internacionales.

Afortunadamente, como indican las estadísticas, la inmensa mayoría del pueblo mexicano es hospitalario, noble, bueno y fraternal y tiende la mano al migrante. No se pueden ocultar algunos acontecimientos vergonzosos de represión y de violencia ejercidos contra los migrantes por algunas personas, y también que algunos migrantes cometen delitos y tienen antecedentes delictivos, pero así como son muy pocos los mexicanos racistas  y xenófobos, la mayoría de los migrantes son personas buenas que solamente buscan superarse si se les da la oportunidad.

 

VI.- ¿Qué hacer?

El fenómeno migratorio en México no es nuevo, lo novedoso ha sido la forma. Ahora llegan en caravanas, antes llegaban a cuentagotas y dispersos por las diferentes rutas, esto hacía que no se notaran tanto como ahora. México siempre ha sabido sortear positivamente el problema. México tiene magníficas herramientas legales y constitucionales para tratar el asunto de la migración y tiene una política internacional de lo más avanzadas del mundo, la Doctrina Estrada y el Art. 11 Constitucional.  No es necesario buscar nuevas herramientas para tratar el fenómeno migratorio, solamente hay que hacer efectivas las leyes existentes y afinarlas.

El pueblo de México, es un pueblo fraternal y humanitario, su constitución política es una muestra de ese espíritu fraternal. Es necesario informar y educar a la población. Por otro lado, deben sancionarse las actitudes racistas y xenofóbicas. México es un Santuario para el migrante, y la política migratoria del actual gobierno es correcta ya no contempla a la represión como medida para combatir a la migración indocumentada.

Ser un país santuario no es lo que sugiere la connotación religiosa de la palabra “santuario”, tiene un significado social, humano y jurídico implica una jurisdicción territorial en la cual al migrante se le da protección y no se le persigue por su aspecto. No se les entrega a las autoridades migratorias y nunca se le piden sus documentos o se le deporta por alguna falta administrativa. Un país “santuario” o una “ciudad santuario” implica un sentido social práctico y un marco jurisdiccional y humanitario de protección y apoyo al migrante mucho más amplio de lo que es un albergue, un asilo, una casa del migrante de una orden religiosa.

 

Art. 11 Constitucional dice a la letra: ¨Todo hombre tiene derecho a entrar a la República, viajar por su territorio y mudar de residencia sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto, u otros requisitos semejantes. El ejercicio de este derecho estará subordinado a las facultades de la autoridad judicial en los casos de responsabilidad criminal o civil, y a los de la autoridad administrativa, por lo que implica a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración, inmigración y salubridad general de la República, o sobre extranjeros perniciosos residentes en el país.

“Cualquier persona puede circular libremente por el territorio nacional sin necesidad de documentación alguna; solo se limita la garantía en casos de: requisitos migratorios, arraigo con motivo de procesos penales, y expulsión de extranjeros no gratos”.

La ley ahí está, el espíritu fraternal y humanitario de la gente ahí está, la estructura de protección al migrante, albergues públicos y privados, religiosos y laicos, ahí están, la experiencia ahí está, solamente hay que desempolvar y aceitar, instruir, informar, hacer campañas publicitarias nacionales y regionales para quitar de las mentes de las personas los sentimientos racistas y xenofóbicos. Para ello debe instrumentarse un programa institucional mediante el cual todos los organismos gubernamentales y no gubernamentales de atención al migrante, reciban la misma información y actúen coordinadamente en la solución.

 

VII.- Tijuana: ciudad santuario

Atender al migrante organizando programas culturales, artísticos y legales que eduquen a la población, no es una inversión superflua para el Estado mexicano, pues los migrantes enriquecen el país con los conocimientos que traen consigo de sus culturas nativas. Las aportaciones de otros pueblos, son una oportunidad inmensa para México y es la mejor manera de abordar el problema.

Los vecinos de las ciudades fronterizas mexicanas viven la experiencia diaria de estar en una misma región con los del “otro lado”, con los “otros”, con los “distintos”. Algún autor dijo que somos ¨vecinos distantes” (Alan Riding, Distant neighbors, 1984). Quizás tenga razón en decir que dos culturas son distantes al hablar diferentes idiomas, al tener costumbres diferentes, al tener economías muy dispares, y que además se retengan rencores históricos resultado de conflictos que llevaron a una guerra y a la pérdida de territorio por una de las partes. En la guerra uno pierde y otro gana, pero ahora y aquí se vive en la misma casa.

Vecinos distantes, pero muy cercanos. Se siguen teniendo conflictos, se tienen diferencias culturales, históricas, pero esas dos culturas se conocen, aprenden una de otra, conviven, intercambian ideas, mercancías, turistas, alimentos, vicios, son dos humanidades que a pesar de las diferencias y “distancias” han sabido convivir en paz por más de un siglo. Es necesario que esta convivencia siga creciendo en fraternidad y no en aquellas cosas que dividan.

Aquí entra el fenómeno migratorio que viene a ser un elemento de conflicto por sus características de internacionalidad. Este fenómeno debe verse no solo como un problema social producto de conflictos políticos y económicos en los que el vecino del norte, “el otro” lleva una buena parte de responsabilidad. No obstante, es Tijuana la que está soportando pesada carga de la que no es responsable. Tijuana es impactada por el fenómeno migratorio y está recibiendo la peor parte sin tener los recursos materiales suficientes o necesarios para atenderlo. No obstante, aquí se tiene una cosa más importante, se tiene la sensibilidad y la visión de atender el problema en una forma humanitaria que beneficie a todos, incluyendo a los “vecinos distantes”.

La ciudad de Tijuana es producto de la migración, sus habitantes son hijos, abuelos, padres de migrantes. Fueron migrantes nacionales en sus inicios los que fundaron la ciudad. De Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Jalisco y Michoacán inicialmente vinieron las primeras oleadas, pero legaron de todos los rincones del país después. Aquellos primeros fundadores huían, de lo mismo de lo que huyen los de ahora: de la guerra, del hambre y de la pobreza. Los migrantes de hoy deben encontrar en Tijuana un lugar fraterno, seguro, de esperanza y de oportunidades, un lugar en donde poder vivir en paz.

A lo largo de su joven historia Tijuana, quizás la ciudad más joven del país, tiene uno de los índices de crecimiento demográfico más altos en la República mexicana. Tijuana ha sido, los es ahora y deberá seguir siendo siempre, un santuario de migrantes. Ahora de todas partes del mundo, la migración convierte poco a poco a la ciudad de Tijuana en una ciudad cosmopolita. Los tijuanenses debemos aceptar y ver todo esto como lo que es “una oportunidad” que nos enriquece.

En los últimos años, los mayores flujos migratorios han sido de Centroamérica y del Caribe. Ejemplo reciente del flujo de migrantes fueron los haitianos, quienes encontraron albergue en esta ciudad.

Muchos de ellos ahora trabajan y se han asimilado a la sociedad. Los migrantes ahora son salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, africanos rusos, chinos, y etc. y viven, trabajan y aportan sus experiencias a la comunidad enriqueciéndola económica y culturalmente.

Tijuana es y ha sido una ciudad de migrantes siempre, por ello no pide que la bauticen de “santa ciudad”, pues Tijuana tiene su otra historia y no necesita nombramientos religiosos ni laicos, Tijuana nació siendo un santuario para el migrante, es su vocación, no necesita que le enseñen cómo atender al hambriento, al desnudo o al sin techo, porque sabe cómo hacerlo y sus hombres y mujeres han trabajado muy duro para vestirse, alimentarse y hacerse de un techo. Siempre ha protegido al migrante Por todo ello, Tijuana no pide ser Ciudad Santuario porque ya lo es. Solamente pide tener mejores autoridades que le ayuden a limpiarla, a ordenarla y a darle mejores servicios, cosa que ha sido un lastre en su joven historial; al gobierno federal y al resto de los países del mundo que tienen en sus migrantes la mejor representación diplomática aquí con sus migrantes, solo se les pide apoyo y solidaridad.

Solamente en octubre del año pasado llegaron a Tijuana más de 7 mil migrantes, prácticamente juntos, y en enero de este año llegaron cerca de 12 mil. Es inevitable, está con nosotros el cambio, por ello debemos entender que el mundo ha cambiado y Tijuana con él.

 

Fidel Fuentes López estudió Sociología en la UNAM. Trabajó en la Presidencia de la República de 1976-82, en la Procuraduría de los Derechos Humanos de BC, en la Casa de Migrante y en el COLEF. Además, fue investigador en la Escuela de Economía en la UABC.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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