Quizá el más radical de todos los cambios que hará el gobernador electo Jaime Bonilla Valdez, es que las instalaciones del Centro de Gobierno en Tijuana, serán desalojadas y entregadas a la Universidad Autónoma de Baja California para que establezcan un centro académico, de investigación.
De tajo y entrando al Gobierno del Estado, se deshará de un edificio que alberga las representaciones en Tijuana de las secretarías de Desarrollo Social; General de Gobierno; de Infraestructura y Desarrollo Urbano; de Finanzas y la de Protección al Ambiente. Así como el Registro Público de la Propiedad y el Comercio, una dirección jurídica, una subdirección de comunicación y la oficina Zona Costa del gobernador.
Todas esas oficinas y su personal serán enviados a otros edificios de gobierno, o compactados en oficinas que ocupan fuera del centro, otras áreas del gobierno estatal como la Secretaría de Turismo (que desaparecerá), la de Educación y la de Desarrollo Económico, sin dejar de mencionar la Procuraduría y la Secretaría de Seguridad Pública que también cuentan con instalaciones fuera de los centros de gobierno.
Aparte, el gobierno de Bonilla iniciará haciendo un llamado a los colaboradores y empleados de confianza a la renuncia voluntaria. Su objetivo es disminuir la nómina estatal en un 28 por ciento. Si pocos se quieren ir por motu proprio, entonces vendrán los recortes hasta lograr disminuir la nómina en la cifra determinada.
Con menos personal, compactadas varias secretarias, fusionadas otras y eliminadas unas más, los trabajadores del Estado serán ubicados en edificios que la administración tiene en otras áreas de la ciudad, o edificios que se permutarán al Gobierno Federal.
Respecto a las oficinas del gobernador, estarán donde se encuentre él. Bonilla dice que puede trabajar desde un Starbucks, o incluso si Arturo González Cruz, el alcalde electo de Tijuana le presta una oficina en Palacio Municipal, desde ahí lo puede hacer. No descarta sus oficinas privadas.
El Centro de Gobierno en Mexicali se mantendrá como está, es parte del Centro Cívico en la plaza en la que concurren los edificios de todos los poderes que integran el Estado; ahí quedarán las oficinas, pero se compactará la nómina.
Aunado al recorte de personal, el próximo gobernador de Baja California anunció que entrando la próxima administración, vendrá un recorte de sueldos: 50 por ciento menos ganarán todos los secretarios y el Ejecutivo del Estado. De los 79 mil pesos que actualmente percibe el mandatario, el sueldo de Bonilla quedará en 39 mil 500 pesos, los cuales donará a alguna asociación de beneficencia. Insiste en que no recibirá sueldo (aunque sí lo hará, pero lo donará).
A los nombramientos ya anunciados, Amador Rodríguez Lozano a la Secretaría General de Gobierno, Mario Escobedo a Desarrollo Económico, Gissele García a Desarrollo Social, Catalino Zavala a Educación, Pedro Ochoa a la Secretaría de Cultura que se creará en Baja California, o Fernando Castro Trenti como representante del Gobierno del Estado en Ciudad de México, se suman otros nombres para ocupar espacios:
Marco Blásquez en el Indivi, David González (padre del beisbolista Adrián González) al Deporte, Odilar Moreno al Issstecali, Rigoberto Laborín a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana, instancia que, afirma el de Movimiento Regeneración Nacional, estará encabezada por alguien que no tenga aspiraciones políticas, pues no será más ni caja chica, ni trampolín electoral.
Entre las áreas que desaparecerán en la próxima administración estatal, está la Secretaría del Trabajo, que pasará a ser una dirección en la Secretaría General de Gobierno; la Secretaría de Turismo que será una dirección en la Secretaría de Desarrollo Económico; y la Secretaría de Finanzas será transformada en una Secretaría de Hacienda Estatal. En esta última aún es materia de análisis si se fusiona con Oficialía Mayor.
Para la Secretaría de Seguridad, se sabe que Jaime Bonilla Valdez maneja por lo menos cuatro nombres para encabezarla, pero están siendo evaluados por el secretario general de la Defensa Nacional, quien dará su venia para el nombramiento.
Bonilla insiste en deshacerse de edificios de gobierno. En un análisis de la información de la Cuarta Transformación de Baja California, dado que el gobernador Francisco Vega de Lamadrid partió a Europa en lugar de iniciar los trabajos de transición, refieren que hay mansiones del Estado en cada municipio, además de oficinas permutadas, rentadas, “muchos elefantes blancos” que ahora serán ocupados por los colaboradores de todas las áreas de gobierno.
En Ciudad de México, explican que las oficinas de representación, alejadas del área central del Gobierno Federal, serán permutadas al Gobierno de la República por oficinas que tiene esa representación en Baja California.
La cuestión, insisten, es ahorrar en espacios, en personal y en viajes. El gobernador electo ha dicho que no viajará a costa del erario al extranjero, de hecho no lo hará, que para eso están los secretarios.
Con la percepción de una línea divisoria muy tenue o inexistente entre los tres órdenes de gobierno, Jaime Bonilla echará mano de oficinas municipales, federales y estatales para su gobierno itinerante en los cinco municipios del Estado. Ahora que ha ganado la gubernatura, asegura que tiene tres meses con un pizarrón donde va planteando los cambios que hará a la estructura de la próxima administración estatal, donde pocos se salvarán del recorte.
Por lo pronto, solo en la transición ante el desdén del gobernador de irse de viaje a Europa con su secretario de Economía, Bonilla afila el cuchillo para el recorte… en lo que está facultado para investigar la corrupción.
