Una familia va en su automóvil y el padre comienza a cantar:
“A ella le gusta la gasolina…”.
Su mujer lo ve con recelo y le dice:
— ¿Qué no puedes cantar algo más educativo?
“A ella le gusta la mezcla de hidrocarburos derivados de petróleo…”.
Autor: Cantautor.
Diagnóstico médico
En una consulta médica, un hombre de avanzada edad escucha el diagnóstico de su doctor:
“El dolor de su pierna derecha se produce debido a su edad”.
Muy convencido, el paciente responde:
“No creo, porque la otra pierna tiene la misma edad ¡y no me duele!”.
Autor: Paciente con lógica.
Flojonazos
Un maestro de obras que tiene a su mando a diez albañiles holgazanes, decide ponerlos a trabajar. Los reúne y les plantea:
“Tengo una tarea muy fácil para el más perezoso de ustedes. Levante la mano el más haragán”… nueve alzaron la mano.
Entonces, el hombre le dice al albañil restante:
— Y tú, ¿por qué no levantaste la mano?
“¡Porque me cuesta demasiado esfuerzo!”.
Autor: Arquitecto frustrado.
Dieta necesaria
Como obstetra, a veces veo raros tatuajes en la sala de partos. Una vez me encontré con una paciente que tenía un tipo de pez trazado en el abdomen.
¡Qué bonita ballena!, le comenté y, con una sonrisa, el paciente me respondió:
“Antes era un delfín”.
Autor: Sílfide.
Cínico
Un tipo llega tarde a su trabajo. El jefe le grita:
— ¡Tenías que haber estado aquí a las 8:30 de la mañana!
“¡Por qué!, ¿qué pasó a las 8:30?”.
Autor: Desempleado… quién sabe por qué.
Vaya clientes
Durante una época trabajé como cocinero en dos restaurantes de comida rápida en el mismo barrio, muy cerca uno de otro. Un sábado por la noche estaba por terminar mi turno vespertino en uno de esos restaurantes y me daba prisa para irme al otro. Pero me retrasé porque una mesa devolvía una y otra vez una orden de papas y cebollas doradas a la sartén, insistiendo en que estaban demasiado frías. Las reemplacé varias veces, pero los clientes seguían insatisfechos.
Cuando pude irme, corrí a la puerta y salí disparado para mi otro trabajo. Al llegar, un mozo me entregó de inmediato la primera orden y me dijo:
“Asegúrate que estas papas con cebolla estén calientes, porque los clientes acaban de salir del restaurante de la otra calle diciendo que todo el tiempo se las sirvieron frías”.
Autor: Ex chef.
Valet parking
Cuando mi esposo, inspector de caminos, fue en su vehículo a una clínica por un dolor en la pierna, decidió usar el servicio de valet parking, así no tendría que caminar mucho. Viendo el auto, uno de los jóvenes choferes del valet le preguntó a mi esposo si era un vehículo oficial.
“Por supuesto que sí -respondió mi esposo, sorprendido por la pregunta-. De hecho es una patrulla sin logotipos”.
Deslizándose para tomar el volante, el joven exclamó:
“¡Guau! ¡Es la primera vez en toda mi vida que me toca ir en el asiento delantero!”.
Autor: Joven cafre.
Segunda apendicitis
Los médicos estamos acostumbrados a recibir llamadas a cualquier hora. Una noche, un hombre al que conocía llamó y me despertó:
“Lamento molestarlo a esta hora, pero creo que mi esposa tiene apendicitis”.
Todavía medio dormido, le recordé que le había extirpado el apéndice inflamado a su esposa un par de años atrás. Pregunté si acaso había escuchado de alguien con un segundo apéndice, a lo que me contestó:
“Tal vez no haya usted escuchado nunca de un caso de segundo apéndice, pero seguramente sí habrá oído hablar de casos de una segunda esposa”.
Autor: La otra esposa.
Ventaja del negro
Hace unos días, una clienta llevó a sus dos gatos a la veterinaria de mi esposo para su revisión anual. Uno era rollizo y atigrado, mientras que el otro era un largo gato negro de pelo muy brillante. Ella puso mucha atención cuando coloqué a cada uno de ellos en la balanza.
Pesan casi lo mismo, le dije.
Ella exclamó:
“¡Eso prueba todo! El negro hace lucir más delgado y las rayas hacen ver más gordo”.
Autor: Mujer rolliza.
Ex rea queda encerrada
El 5 de junio, una mujer fue liberada del Centro de Justicia de Saint Louis después de cumplir su sentencia en esa cárcel de Missouri.
A su salida se le explicó cómo salir del edificio, sin embargo, la ex rea ¡EN ZERIO! estuvo atrapada en una escalinata por casi tres días.
Resulta que la señora entendió mal las instrucciones, dio una vuelta equivocada en vez de tomar el elevador al primer piso y terminó en el quinto. Se dirigió a una salida de emergencia que, siendo una prisión, se cierra de inmediato una vez que la persona pasa por ahí.
A pesar de hacer ruido, el personal penitenciario no lograba dar con el paradero de la mujer porque, peor aún, la susodicha subía y bajaba las escaleras de emergencia. Hasta que el 7 de junio, los oficiales dieron con ella, le ofrecieron agua y comida y finalmente la pusieron ahora sí que de patitas en la calle.
Tras el incidente, en dicho centro de reclusión ahora van a incluir acompañantes que podrán guiar a los ex convictos desorientados hasta la salida.