El único momento bueno en su vida fue en la adolescencia, cuando descubrieron que lo único en común era el gusto por los chicos árabes, sin embargo, para Arcelia y Fernanda, ser hermanas resultó el conflicto más atroz de su existencia.
Las excelentes actuaciones de Arcelia Ramírez y Fernanda Castillo llevaron al espectador por una montaña rusa de emociones, donde la envidia, los sinsabores, su paso por las diferentes etapas de su vida en familia con su padre y madre, fue una batalla encarnizada en territorio de la memoria.
Quién fue la mejor hija, quién tuvo más logros, hasta dónde llegó el amor propio y los pocos momentos de amor entre ellas, son parte de las emociones que juegan un importante papel en la trama de “Hermanas”, una puesta en escena intensa y cruda que posiciona al espectador ante la realidad de una confrontación de la propia sangre, haciéndolos conscientes del lugar que uno ocupa en el mundo.