Uno de los títulos que se presenta en el programa “Quien lee, puede”, que organiza el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) durante la Feria del Libro de Tijuana, es “La lectura y la sospecha. Ensayos sobre creatividad y vida intelectual” (Ediciones cal y arena, 2019) donde su autor Armando González Torres advierte sobre la abundancia -cada vez más- del plagio ante las limitaciones creativas de muchos autores.
Se está ante un libro misceláneo sobre la creatividad e intelectualidad con las respectivas dosis de ironía donde González Torres (Ciudad de México, 1964) reúne cincuenta ensayos muy críticos sobre esta época en que prolifera la “Producción en serie”, “Alud de apropiaciones”, “Desde el plagio serial hasta las pequeñas pillerías y abusos de confianza”, “Escritores que escriben con una regularidad y prolijidad estremecedora” o autores que publican “Un libro o más cada año”.
“El plagio es un fenómeno que erosiona el ambiente social para la inventiva, degrada el diálogo público y causa numerosos perjuicios económicos. El plagio se ha convertido en una epidemia que abarca todo tipo de actividad, desde la política (muchas iniciativas legislativas o discursos políticos son calcas de otros) hasta la academia (se han documentado numerosos casos de plagiadores seriales) y la creación literaria (con casos tristemente célebres como el de Alfredo Bryce Echenique). Sin duda, el hecho de que el plagio se vuelva tan habitual en las nuevas generaciones proviene de la sobreoferta de información que hay en las nuevas plataformas y en el sentimiento de impunidad, dado que el plagio raramente es tipificado y sancionado”, expresó a ZETA Armando González Torres.
El ganador del Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry 2015 por “País de ladrones”, lamentó: “Sin duda, la concentración de la industria editorial y su enfoque que prioriza la rentabilidad puede afectar la producción intelectual y literaria en, al menos, dos aspectos: por un lado, propiciar una mayor uniformidad y, por el otro, afecta aún más los tiempos de creación y maduración de las obras. En este sentido, es importante mantener la heterogeneidad y riqueza del llamado ‘ecosistema editorial’ y preservar espacios en los que pueda desarrollarse la diversidad de la producción intelectual y literaria, de ahí la importancia de que, al lado de los cada vez más poderosos gigantes editoriales, no dejen de proliferar las editoriales independientes”.
— ¿Qué propones para combatir sobre todo el plagio o por lo menos que no “se contagie”?, planteó ZETA al autor.
“Se trata de un asunto muy complejo, pues el tema de la ‘originalidad’ intelectual y creativa resulta muy difícil de definir y, en efecto, muchas de las obras cumbre de la tradición occidental (empezando por las de Shakespeare y Cervantes) se han realizado aprovechando sustratos comunes y usufructuando lo que hoy se llamaría ‘intertextualidad’. Fenómenos como el plagio, es decir la utilización literal o casi literal de las ideas y formas de redacción de otros para hacerlas pasar como propias, puede ser fácilmente tipificado, cuestionado y sancionado, sobre todo en la academia. En otros ámbitos conviene seguir demostrando el rechazo hacia estas formas del fraude para que, al menos, tengan una sanción social”.
Armando González Torres presenta “La lectura y la sospecha” el sábado 18 de mayo a la 1:00 pm en CUT Universidad; ese mismo día a las 6:00 pm, dará a conocer “Los signos vitales. Anacronismo y vigencia de Octavio Paz” (Libros magenta, 2018) en el Vestíbulo del Museo de Historia de Tijuana, ubicado en el Antiguo Palacio Municipal. Y, finalmente, también presentará “La lectura y la sospecha” el domingo 19 de mayo a las 4:00 pm en Cafebrería El Grafógrafo, localizada en el Pasaje Rodríguez, entre calles Tercera y Cuarta de la Zona Centro de Tijuana.
Las presentaciones editoriales y otras actividades del programa “Quien lee, puede” presentadas por el IMAC en la Feria del Libro de Tijuana, pueden consultarse en http://imac.tijuana.gob.mx/