El Proyecto Gran Acuífero Maya (GAM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó este lunes del hallazgo de al menos 200 piezas cerámicas -incensarios y artefactos, parte de ofrendas- que permanecieron intactas durante más de mil años en una cueva ritual subterránea de la ciudad maya de Chichén Itzá, en el actual estado de Yucatán.
La laberíntica cueva, que fue descubierta hace 50 años pero permanecía inexplorada hasta ahora, se denomina Balamkú y tiene un laberíntico recorrido con un profundidad de 24 metros bajo la superficie. Se ubica a 2.7 kilómetros al este de la turística pirámide de El Castillo o Templo de Kukulkán, conocida por ser una de las siete maravillas del mundo moderno.
Este lunes al mediodía el INAH y la NatGeo Society anunciarán el avance de los resultados de un convenio de colaboración para explorar e investigar un “santuario subterráneo en la zona arqueológica Chichén Itzá”, a cargo del proyecto Gran Acuífero Maya, en Yucatán. pic.twitter.com/cYducj1hlr
— El Economista (@eleconomista) 4 de marzo de 2019
La oquedad fue descubierta de manera fortuita alrededor de unos 50 años atrás por ejidatarios del lugar. Después fue cerrada para ser explorada por los especialistas del proyecto dirigido por Guillermo de Anda y codirigido por James Brady, también profesor de la Universidad Estatal de California (CSU, por sus siglas en inglés).
Con apenas la tercera parte recorrida -alrededor de 450 metros-, los expertos aseguran que se trata del mayor hallazgo en la zona desde la ubicación de la cueva de Balamkanché, en la década de los 50 del Siglo pasado. “Es un tesoro de información científica”, afirmó De Anda en conferencia de prensa este lunes.
El director del GAM -proyecto que cuenta también con recursos de National Geographic y la CSU- destacó las condiciones inalteradas del sitio, cuya exploración les exigió arrastrarse o introducirse a gatas, ya que la altura en algunas zonas del lugar es de 40 centímetros.
De Anda adelantó que por la cantidad de restos hallados intactas, a 2.75 kilómetros de la fachada este del castillo y a una profundidad de 24 metros, podría reescribirse la historia de Chichén Itzá, con una cronología más temprana que echaría por tierra la invasión tolteca.
Guillermo de Anda, de 59 años de edad, es un arqueólogo subacuático mexicano, explorador de National Geographic, especializado en el estudio de cuevas y cenotes, e investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
-Con información de Reforma.