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martes, octubre 8, 2024
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Antorcha mundial: de México para el mundo (Segunda parte)

En la primera parte de este artículo concluíamos que en el México de los setentas, en el que hicieron crisis todo tipo de injusticias, de divisiones y de agravios, tras el agotamiento del llamado “desarrollo estabilizador” o “milagro mexicano” que abarcó de 1946 a 1970, se encendió en Tecomatlán, Puebla, con el objetivo de luchar por una distribución más justa de la riqueza y el desarrollo integral del pueblo trabajador a nivel nacional, al mismo tiempo que por ir mejorando en lo inmediato las condiciones concretas de vida de las familias que se fueran sumando a este proyecto político. En medio de las condiciones más adversas, enfrentando no solo descalificaciones y calumnias sino también la violencia armada de los caciques poblanos, que cobraron la vida de varios de sus fundadores, a los que el antorchismo recuerda cada 6 de junio, el “Día de los Mártires Antorchistas”, la organización fundada por el Maestro Aquiles Córdova Morán se extendió más allá de Puebla y de la región Mixteca, hasta abarcar a las 32 entidades federativas. Con los asesinatos de varios de sus líderes y activistas, la represión de sus manifestaciones y protestas, la descalificación y la calumnia, el bloqueo a sus demandas e iniciativas y el intento de sobornar a sus integrantes de más escasos recursos mediante dádivas y “apoyos”, gobiernos de diversos colores y de diversas declaraciones ideológicas intentaron ahogarla en Puebla, Chiapas, Querétaro, Baja California, casi en cada lugar en el que iba logrando un respaldo masivo auténticamente popular.

No hay, sin exagerar, en la historia moderna de México, ninguna organización sobre la que haya llovido más cieno y excremento mediático, que haya sufrido más distorsiones y sobre la que haya llovido más fuego que sobre el Movimiento Antorchista Nacional. Pero tampoco hay otra que haya resistido a la represión y a la violencia, lo mismo que a los intentos de chantaje y corrupción, manteniéndose leal a sus objetivos de combate a la pobreza, educación y organización del pueblo. En sus 45 años de existencia, el antorchismo ha logrado cambiar la vida de muchas poblaciones, destacadamente las comunidades rurales de Tecomatlán y Hutizilan de Serdán en Puebla, al igual que Chimalhuacán e Ixtapaluca, municipios mexiquenses conurbados a la capital de la República. Más allá de las mejoras en la infraestructura de todo tipo, ha promovido instituciones educativas, deportivas y artísticas. Nadie promueve entre el pueblo pobre las artes y el deporte como lo hace Antorcha en cada uno de sus centros de trabajo; nadie promueve la reflexión crítica de la situación nacional e internacional y de los problemas de sus localidades como se hace en las asambleas periódicas realizadas por el antorchismo lo mismo en colonias de la periferia urbana que en las comunidades humildes de las más apartadas serranías.

¿Quién puede mostrar tantas obras materiales (escuelas, hospitales, servicios, pavimento, unidades deportivas, espacios culturales, etcétera) como las promovidas por los grupos antorchistas y arrancadas en muchas ocasiones a través de marchas y plantones a los gobiernos más reacios y reaccionarios? ¿Quién puede, como los antorchistas, enorgullecerse de organizar eventos promover la práctica de las artes entre el pueblo, como la reciente XX Espartaqueada Cultural a la que acudieron más de veinte mil artistas de todo el país?

¿En dónde se promueve el análisis de los problemas económicos y políticos entre jóvenes y adultos de colonias y comunidades rurales con la constancia y profundidad que lo hacen los antorchistas? Por ejemplo, en nuestro país nadie, incluidos los más conspicuos izquierdistas, promovió la reflexión seria sobre el marxismo en nuestros días, como lo hiciera Antorcha en la conferencia impartida por el Maestro Aquiles Córdova en el Auditorio Nacional el año pasado, titulada “Vigencia de Carlos Marx a 200 años de su nacimiento”.

A pesar de todo ello, han abundado y sobrado los que en el colmo de la estulticia y procacidad políticas pretendieron y pretenden desaparecer a este movimiento etiquetándolo de vividores y corruptos, “intermediarios” ha dicho el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que desvían los recursos de los programas de transferencia monetaria o que los entregan con “moche”. Cuatro décadas y media de lucha y de realizaciones en favor de pueblo pretenden ser borradas con un salivazo lanzado desde la presidencia de la república; una posición seria, siempre bien argumentada ante los problemas de la Patria, con la que podrá coincidirse o disentir, pero que no puede ser ignorada y a la que se está obligado, con un minimum minimorum de decencia y honradez intelectual, a refutar con argumentos serios, silenciada o ridiculizada con la sorna del que se sabe incapaz de sostener racionalmente su tesis. Pero ¿qué se puede esperar de quien sin la menor argumentación o sustento ha dicho que en México la “teoría de la plusvalía no aplica” o que aquí, en México, “el maestro Marx no le atinó siendo tan inteligente” porque dijo que “el capital se acumulaba por la explotación que hacía el burgués del proletario. Pues eso, en el caso de México no aplica del todo. Aquí la acumulación de capital se llevó a cabo… (de seguro Usted ya lo adivinó, amable lector) mediante la corrupción…”

Manuel Bartlett y Mariano Piña Olaya ente los poblanos, Francisco Garrido Patrón en Querétaro, Eruviel Ávila y otros en el Estado de México, Patrocinio González Garrido en Chiapas; Vicente Fox en Guanajuato y en México entero son solo algunos de los que soñaron con sofocar la llama, con apagar la luz de la Antorcha que hoy brilla más que nunca en México.

 

Ignacio Acosta Montes es coordinador en el estado y la zona noroeste del Movimiento Antorchista

Correo: ignacio.acostam@mail.com

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Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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