La comercialización ilegal de bebidas embriagantes en la playa por parte de vendedores ambulantes, es muestra de la impunidad que ha favorecido al comercio informal durante los últimos dos años, acusan comerciantes desde la Canaco, quienes reclaman que la invasión playera del comercio de alcohol “resta calidad de la oferta turística que ofrece el municipio”
Sobre las banquetas, obstruyendo el paso de peatones, la presencia de vendedores ambulantes en Rosarito se extiende desde la playa a la zona turística en las inmediaciones del Bulevar Benito Juárez, para ensancharse hacia algunas colonias en Playas de Rosarito.
Tienen permiso para vender frutas, dulces, Clamato, refrescos y, aunque lo tiene prohibido, algunos decidieron agregar bebidas con alcohol a su oferta en temporada alta de turismo.
“El problema actual del ambulantaje deriva de la falta de constancia en la Dirección de Inspección, Verificación y Reglamentación de Vías Públicas, dependencia que durante el gobierno de (Mirna) Rincón Vargas lleva cuatro titulares diferentes”, advirtió el presidente del Consejo Consultivo de Desarrollo Económico (CCDER), Juan Santana Bosquet.
Mario Escobedo Carignan, dirigente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur), recalcó que el problema se ha agravado en el gobierno de la actual alcaldesa panista.
Ambos dirigentes coincidieron en señalar que la falta de regulación de los vendedores ambulantes no sólo afecta al sector organizado de comercio y turismo por la competencia desleal, sino a la sociedad en general “al permitir la venta de bebidas embriagantes en la playa”, lo que resta calidad a la oferta turística que ofrece el municipio.
Los empresarios también denunciaron el incremento del ambulantaje como parte de la falta de control. A los vendedores con permiso para la zona y aquellos que llegan sin licencia, actualmente se han incorporado “un promedio de mil vendedores adicionales, que si bien están registrados en el padrón oficial, sólo están autorizados para vender en otras zonas del municipio, y hay que agregar aquellos que operan con permisos rentados a otros vendedores”, acusó el dirigente de Canaco-Servytur.
Frente al reclamo de los comerciantes, Enrique Muñoz Valadez, actual director municipal de Inspección, Verificación y Reglamentación de Vías Públicas en Rosarito, reconoció la venta de alcohol irregular, pero negó que haya más vendedores ambulantes en el municipio.
Admitió que la venta de bebidas alcohólicas en la playa es del conocimiento de la autoridad municipal, y que la dependencia a su cargo sólo ha logrado sancionar a cuatro de los 400 vendedores que operan en el borde del mar de Rosarito. “Son muy mañosos, dicen que es el cliente el que pone el alcohol”, resaltó.
Pero el aumento de vendedores en vía pública, dijo, “sólo es un mito”.
AYUNTAMIENTO Y SEMARNAT PROPUSIERON REGULAR Y SATURARON
Los comerciantes que se consideran afectados, relataron que al arribo del gobierno de Mirna Rincón Vargas, sólo cien vendedores contaban con permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para la venta de alimentos, recuerdos, artículos de playa y bisutería en la playa, principal área recreativa de Rosarito que de acuerdo a cifras del Ayuntamiento, recibe un promedio de 5 mil visitantes en un fin de semana; cantidad que se eleva al doble en verano, periodos vacacionales y días de asueto.
Al centenar de comerciantes de la vía pública con licencia se sumaron otros 300 que carecían de permiso, se trataba de vendedores foráneos, provenientes de otros municipios e incluso de otros estados de la República, por lo que el gobierno local tenía la facultad de retirarlos de la actividad y despejar la playa para el turismo.
Pero no fue el caso. A finales de marzo de 2017 el gobierno municipal de Rosarito encabezado por la alcaldesa Rincón, emitió un exhortó al Gobierno Federal, a través de la Semarnat, para que los comerciantes sin permiso de operación fueran regularizados y pudieran ejercer la actividad de acuerdo al ordenamiento municipal, lo cual incluyó a los vendedores golondrinos.
Semarnat atendió la petición y liberó los 300 permisos, oficializando la saturación de comerciantes en la playa.
Casi dos años después, el 24 de enero de 2019, la administración rosaritense volvió a dirigir otro exhorto a las autoridades de Semarnat, demandándole depurar el padrón de permisos otorgados “para que el área de playa sea para los ciudadanos, no para los vendedores ambulantes”.
En el documento se da cuenta del crecimiento que en los últimos dos años se registró de comercio informal en la zona federal de Rosarito, haciendo hincapié y responsabilizando a la dependencia federal, al especificar que “… además de entregar prórrogas y renovar licencias, asignó nuevos permisos creciendo el padrón en un 70% más en el área de playa, principalmente de venta de alimentos y sombrillas”, indicó a ZETA Diego Ramírez, secretario municipal.
Reiteró que son 400 las licencias de venta vigentes, por las que “los cinco kilómetros de playa se encuentran saturados de vendedores ambulantes”.
En su opinión, existe voluntad del Gobierno Federal por apoyar al municipal en el ordenamiento de Rosarito, objetivo que se espera lograr antes que concluya el periodo de Mirna Rincón Vargas.
CANTINA AL AIRE LIBRE
Utilizando cocos como vasos y preparados con Clamato, la venta de cerveza se extiende en el área de playa de Rosarito en fines de semana, días festivos y periodos vacacionales.
“De todos es sabido la venta de alcohol en la playa, no hay un control que frene esa práctica irregular”, señaló el regidor independiente Manuel Salazar Rodríguez.
Para el edil, el gobierno de Mirna Rincón Vargas se ha ocupado más en ser “una caja recaudadora, que en poner orden en un problema del que todos los sectores productivos se han quejado”.
Juan Santana Bosquet, quien preside el CCDER, expuso que la venta de alcohol en la playa es común en días de gran afluencia turística, “cuando tenemos registro de 10 mil visitantes o más”.
REGULACIÓN EN PAPEL
El regidor Salazar agregó que si bien se realizaron reformas al reglamento, éstas han sido sólo en papel “porque no se aplican, no funciona por las constantes violaciones en que incurren los vendedores ambulantes que hacen lo que quieren en el primer cuadro de la ciudad, sin que ningún inspector los sanciones”, acusó.
Fue en el primer año de la actual administración municipal de Playas de Rosarito cuando se reformó el reglamento que ordena la venta en vía pública.
Debido al cambio de nombre de la dependencia encargada de controlar el comercio informal -anteriormente Regulación Municipal y a partir del gobierno de Rincón designada Dirección de Inspección, Verificación y Ordenamiento de Vías Públicas-, fue necesario reformar la ordenanza municipal.
En las modificaciones se incluyó la asignación de giros, medidas y duración de los permisos, además de dividir en zonas la operación de los vendedores de puestos fijos, semifijos y comercio sobre ruedas. Con la reforma, comprometió, se evitaría la obstrucción de la vía pública y de las zonas comerciales, anotó el director de Inspección, Verificación y Ordenamiento de Vías Públicas, Enrique Muñoz Valadez.
El compromiso principal de la autoridad fue depurar el padrón, al no renovar los permisos de vendedores que incumplieran requisitos.
Para el gobierno municipal “sí se ha visto el cambio con la reforma al reglamento”, afirmó Muñoz Valadez al ponderar que en 2017 se otorgaron casi 2 mil permisos, cantidad que en 2018 se redujo a mil 650 licencias, es decir, 350 permisos menos.
“Nos falta más tiempo, pero vamos bien, en 2019 queremos que sean menos”, aseguró, proyectando concluir la administración con mil 300 permisos.
Sin embargo, para Mario Escobedo Carignan, presidente de Canaco-Servytur, la saturación de la zona turística demuestra que el reglamento es letra muerta.
“Por principio de cuentas debería hacer una inspección permanente que impida la entrada a la playa de estos vendedores”, sugirió para continuar: “Si la alcaldesa quisiera regular este tema, lo haría, porque es facultad de su gobierno hacerlo, sobre todo la venta clandestina de alcohol en la playa por vendedores informales”.
PARA GENERAR INGRESOS
Aumentar de 100 a 400 los vendedores en la zona de playa incrementó los ingresos del quinto municipio. “En esta administración se logró que se pagaran 300 permisos más que nunca se habían pagado”, resaltó Enrique Muñoz Valadez.
“Entró más recaudación de la venta en la playa, entonces se dieron menos permisos de ambulantes y semifijos porque se compensaron con los que pagaron en la playa”, agregó.
Oficialmente, en la administración de Mirna Rincón los permisos de ambulantes incrementaron un 10 por ciento. Actualmente un permiso semifijo por un año tiene un costo de 2 mil 147 pesos, mientras que el de playa es de mil 300 pesos; los de ambulante tienen un precio de mil 500 pesos, y los de músico, 900 pesos.
PÍRRICAS SANCIONES
De un padrón de 2 mil comerciantes de la vía pública que el gobierno de Mirna Rincón Vargas recibió, sólo ha cancelado 350 permisos. Pero de ese total oficial, sólo 12 operaban en la saturada área turística, el resto está documentado como reducción al comercio de mercado sobre ruedas.
En cuanto a las multas por incumplir con el reglamento, el director municipal de Inspección, Verificación y Reglamentación de Vías Públicas declaró que son pocas multas las que se aplican -un promedio de 20 al mes-, lo cual atribuyó a que los vendedores “han estado haciendo los pagos bien, informándose bien. Las principales faltas son por tarjeta sanitaria, que no la tienen, lo cual es muy grave porque tienen que estar al día y porque se exceden de la hora de venta”, expuso Muñoz Valadez.
En el área de playa sólo se han hecho efectivas cuatro multas, no obstante que la autoridad municipal reconoce la venta ilegal de alcohol y sostiene realizar una “verificación permanente, puesto por puesto, pero son muy mañosos, dicen que el cliente le pone el alcohol”, reiteró el funcionario.
De los cuatro vendedores multados, la autoridad logró documentar sólo un caso de venta de cerveza; los otros tres corresponden a comerciantes de renta de sillas y mesas que invadían un mayor espacio de la playa al que tenían autorizado. El pago de la multa correspondiente, equivale a cien Unidades de Medida y Actualización, esto es, 8 mil 449 pesos.
De nuevo, la regulación de estos vendedores se atribuyó a Semarnat, ya que el funcionario consideró que la falta a la que incurrieron, “no amerita retirarles el permiso”, por lo que se pidió a la dependencia federal no renovarles los permisos “hasta que les pasemos la lista de los que fueron multados”.
Otra de las sanciones aplicadas por el gobierno de Rosarito a los informales, se hicieron válidas en 12 vendedores que no tenían actualizadas sus licencias de venta, de 26 que fueron retirados del corredor turístico “desde el Hotel Rosarito hasta el nodo de Pemex, donde había 18 puestos de birria, tacos, que ya tenían más de diez años ahí; nosotros cambiamos esos puestos a otra ubicación, dando prioridad a los puestos fijos”, informó Enrique Muñoz Valadez.
Los 14 vendedores restantes fueron reubicados o se instalaron de manera fija en locales comerciales.
SEMARNAT RECHAZA RESPONSABILIDAD EN PERMISOS DE VENTA
Ramiro Zazueta, encargado de Despacho de Semarnat en Baja California, externó que el exhorto que el gobierno de Playas de Rosarito entregó a la Secretaría General de la dependencia fue para que no se liberaran nuevos, pero no incluyó ningún listado o información de que se haya incurrido en alguna irregularidad grave por parte de los poseedores de permisos de esa dependencia.
“La dependencia sólo otorga permisos para el uso de los espacios de Zona Federal Marítimo Terrestre a utilizar, no para la comercialización de los productos, ya que los permisos de comercio no los da Semarnat, sino el Ayuntamiento, por lo que la actividad de vendedor ambulante es responsabilidad de los ayuntamientos; ellos deben tener el control, nosotros no tenemos autoridad para inspeccionarlos”, aclaró.
Por ello, para operar en la playa un vendedor tiene que recabar tanto el permiso de Semarnat como el del Ayuntamiento.