El pasado 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, conmemoración que surgió con la intención de reconocer que las mujeres desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en todo el mundo pero también enfrentan grandes desigualdades para acceder a este medio.
La ONU en su resolución del 22 de diciembre de 2015, aprobó la proclamación de este Día Internacional, reconociendo y valorando las iniciativas llevadas a cabo por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, conocida como ONU Mujeres y otras instituciones que promueven la participación de las mujeres de todas las edades en condiciones de igualdad en todos los espacios.
Es una fecha reconocida recientemente pero que resulta de un largo camino recorrido, desde diferentes trincheras, tratando de que las mujeres y las niñas tengan oportunidades iguales que sus pares para desarrollar su potencial y contribuir al desarrollo en este planeta y el universo entero. Evidentemente todavía estamos a gran distancia de poder decir que hay igualdad sustantiva, por lo que se vuelven noticias sobresalientes algunas historias de éxito de mujeres que pudieron ejercer sus derechos en la educación, en temas de ciencia y tecnología. Nos sorprende y nos lleva al aplauso las notas y reportajes de mujeres que, pese a los grandes obstáculos, principalmente culturales, destacan, como son los casos de Silvia Torres Peimbert que fue la primera mujer mexicana en doctorarse en Astronomía y que además en el 2015 ocupó el cargo de Presidenta de la Unión Astronómica Internacional; de Ali Guarneros que trabaja en el desarrollo de prototipos para el uso de la realidad virtual en el espacio en Sillicon Valley por parte de la NASA; Dorothy Ruiz Martínez que fue una adolescente migrante de San Luis Potosí a Estados Unidos que ha liderado grandes proyectos para instalar procesos que lleven agua sustentable a las zonas rurales del norte de México y que también ha trabajado en operaciones especiales de la NASA.
En el campo de la medicina destacan Edda Sciutto Conde y Gladys Fragoso González del Centro de Investigaciones Biomédicas de la UNAM que descubrieron una molécula con propiedades anticancerígenas que favorecen los tratamientos del cáncer de mama; Eva Ramón Gallegos de la Escuela Nacional en Ciencias Biológicas que coordinó un proyecto que ha llevado recientemente al descubrimiento de la cura del Virus del Papiloma Humano, entre otras mujeres brillantes que no corrieron la suerte de una Mileva Einstein u otras mujeres que tuvieron que vivir a la sombra de sus maridos.
Según la UNESCO menos del 30% de las personas en la investigación científica son mujeres y no es difícil saber las razones. Los roles y los estereotipos de género, los prejuicios que se tienen de las mujeres siguen retrasando la participación.
Esta semana en redes ha circulado una frase que obliga a mover la conciencia “El problema es que esperamos que las mujeres trabajen como si no tuviesen hijos y críen como si no tuviesen que trabajar”, desconozco la autoría, yo le agregaría “quisiesen trabajar” (no todas las mujeres trabajan por necesidad).
Me pregunto cuántas de las mujeres en la ciencia y la tecnología lo hubiesen podido lograr sin estancias infantiles que atendieran a sus hijas y/o hijos, y cuántas no encontraron en esas estancias, desde temprana edad, estimulación a su curiosidad que contribuyó a su gusto y elección por la ciencia.
Melba Adriana Olvera es Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California
Correo: melbaadriana@hotmail.com
