Acompañado de Helena Rojo (Doña Rosa), Emmanuel Palomares (Mario) y Fernanda Delgado (Beatriz), el primer actor Ignacio López Tarso regresó a Tijuana con “El Cartero”, obra de Salvador Garcini sobre la estancia de Pablo Neruda en Isla Negra, mientras espera convertirse en el Premio Nobel de Literatura.
El proyecto con dos adaptaciones cinematográficas, es una novela original de Antonio Skarmeta que se publicó en 1985 bajo el nombre de “Ardiente Paciencia” y debutó en el teatro nacional en 2012, siendo un año después cuando ofreció dos funciones en la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana (CECUT).
En la misma dinámica de presentaciones, y contra los estragos de la lluvia, ayer jueves 14 de febrero, Don Ignacio volvió a encarnar al poeta chileno para deleitar al público tijuanense con su experiencia actoral. Así fue que durante la primera función, con voz clara y fluidez, dijo sus primeras líneas e inició una charla con Emmanuel Palomares, quien a través de su papel de Mario, el cartero de la isla, permite que la gente conozca más de la obra y vida de Neruda.
El significado de la metáforas, la forma de crearlas y cómo uno debe aprender a pensar caminando para no perderse de procesos creativos, resultaron las primeras lecciones del erudito al joven que lo visita diariamente para dejarle su correspondencia y pasar un rato junto a con él, pese a que el personaje de Don Ignacio busque maneras de que esta última parte no suceda.
Es mediante sus técnicas por escabullirse, que lo vemos recorriendo parte del escenario a paso firme, aun cuando su cuerpo ya tiene una curvatura lumbar que denota sus 94 años, lo mismo que las arrugas de su rostro y el cabello completamente cano. Pero aunque fuera del escenario muestra dificultades para hilar frases sobre él, se torna molesto cuando lo intentan guiar y no logra ocultar el desgaste de su voz, una vez que aparece en el escenario, es otro.
La transformación recae en el poderío de su memoria y parece alimentarse del aplauso del público, que ilumina sus ojos, le provoca sonrisas e incluso lo motiva a bailar un poco en el templete.
En grata mancuerna con Palomares, quien se enamora de una chica llamada Beatriz y la conquista con los poemas de Neruda, el rol de López Tarso encuentra en Helena Rojo otra manera de manifestarse, ya que ésta es la dueña del restaurante de la isla y la madre protectora de Beatriz, que con excelsa actuación hace que el público se rinda irremediablemente a las risas.
Haciendo reflexiones de la vida y el amor, pasajes literarios, y un repaso por la política del momento, “El Cartero” es una obra cálida, bien balanceada en sus personajes, con diálogos pícaros y un ritmo que hace disfrutar cada instante, sobre todo, aquellos en los Ignacio López Tarso demuestra que su talento no titubea ni con el paso del tiempo.