Franqueados por decenas de policías antimotines, los cerca de 150 migrantes que se albergan en La Bodega, en el Centro de Tijuana, se mantienen dentro del refugio, negándose a desalojarlo.
Emplazados por autoridades de la Policía Federal de que deberían desocupar el lugar por insalubre, los centroamericanos se aferran a permanecer en el sitio.
Por su parte, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) colocó sellos de clausura en el lugar la mañana de este viernes 4 de enero, ordenando el cierre del lugar.
El plazo para el desalojo se dio para las 12:00 horas de este mismo día, pero hasta el momento solo una decena de migrantes han abandonado voluntariamente el lugar, “de todos modos nos van a sacar”, expresaron al retirarse de La Bodega en la Zona Norte.
Los centroamericanos que han desalojado el albergue indicaron a ZETA que buscarán refugio en El Barretal, y el próximo lunes 7 de enero realizarán el trámite para ser retornados a sus lugares de origen, como es el caso de César Antonio Jovel, joven de salvadoreño de 18 años.
Ante el abandono de La Bodega por parte de la asociación Contra Viento y Marea, el delegado federal Jaime Bonilla, ya no apoyará la permanencia de los migrantes centroamericanos en el lugar, informó Héctor Gutiérrez, quién se presentó como colaborador del funcionario federal.
“La congregación cristiana los abandonó, no se hizo cargo de ellos ni del lugar que está en condiciones insalubres. Hay brotes de varicela y enfermedades broncorespiratorias”, expuso.
Explicó que Bonilla consiguió el lugar con un amigo empresario, a petición de la asociación, la cual se comprometió a hacerse cargo “y no cumplió”, dijo al señalar los montones de basura que “el municipio no se quiere llevar.
“Los baños están sucios, todo el lugar, Cofepris lo inspeccionó el viernes y por eso lo clausuró hoy, por insalubre, así no pueden estar aquí, sin ventilación ni limpieza”.
Indicó que se disponen de camiones para trasladarlos a El Barretal y los centroamericamos que estén trabajando “Bonilla les pagará la semana de albergue -en la Zona Norte- para que no pierdan su trabajo”.
De la situación ya se informó al padre Alejandro Solalinde, quien quiso hablar con los líderes de los migrantes “pero cuando se los puse al teléfono le colgaron” , concluyó Gutiérrez.